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KATRINA 2005-15: ‘Prueba de nuestra fe’

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NOTA DEL EDITOR: Este es el primero de una serie de artículos y columnas esta semana en Baptist Press que marcan 10 años de recuperación de New Orleans y de la costa del golfo del huracán Katrina. Fred Luter, cuya columna aparece hoy, es pastor de la Iglesia Bautista Franklin Avenue, la cual fue inundada cuando el dique se rompió en New Orleans después de Katrina. Luter también fue el presidente 2012-14 de la Convención Bautista del Sur.

NEW ORLEANS (BP) — Hace 10 años nuestras vidas fueron dramáticamente cambiadas por el huracán Katrina. No solamente impactó nuestra ciudad físicamente, sino que nos impactó espiritual y emocionalmente. Fue un tiempo que nunca olvidaremos.

Fue una prueba de nuestra fe. Fue una prueba de nuestra creencia. También fue una prueba de nuestra disponibilidad para regresar y reconstruir.

Nos tomó dos años y medio volver a la iglesia aquí (Iglesia Bautista Franklin Avenue New Orleans). En el entretanto tuvimos cultos en diferentes instalaciones — Primera Iglesia Bautista en New Orleans, Iglesia Bautista Istrouma en Baton Rouge y Primera Iglesia Bautista en Houston.

Antes de Katrina éramos la iglesia reunida. Después de Katrina éramos la iglesia dispersada.

Ahora estamos de vuelta. Sin embargo, hay muchas personas que todavía están desplazadas y a las que les encantaría volver pero no han tenido la oportunidad.

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Tengo la gran esperanza de que las cosas continúen creciendo y nuestra ciudad continúe siendo impactada y crezca. Nunca volveremos a ser la ciudad que éramos antes. Pero creo que Dios tiene grandes planes para nosotros en la ciudad de New Orleans.

Siempre comprometidos a regresar

Una vez que vimos la devastación en la ciudad y en nuestra iglesia, fue horroroso. Yo estaba determinado desde el primer día a regresar. Hemos sido parte tan vital de nuestra comunidad que no podía ver que no volviéramos. Franklin Avenue ha sido un faro de luz y esperanza. Si había una oportunidad de que el vecindario regresara, Franklin Avenue tendría que regresar.

Nunca hubo ninguna duda de que volveríamos. Pero no sabía que nos tomaría tanto tiempo.

Recuerdo vívidamente una cosa cuando vivía en Birmingham e iba y volvía cada semana a la ciudad. Una de los miembros había puesto un rótulo de cartulina en el frente de la iglesia: “Pastor Luter, ¿Dónde está?”

Eso me sacó lágrimas. Ver que esa persona se preocupaba por su pastor y si yo estaba bien o no fue una de las historias que siempre recordaré.

Orgulloso de la respuesta bautista

Después de la tormenta, una de las cosas de las que más me llenaron de orgullo fue la respuesta de los equipos de Ayuda en Desastres de los bautistas del sur. Yo alardeo de nuestros esfuerzos de socorro en casos de desastres. No hay muchas organizaciones que hayan sido capaces de hacer lo que pudimos hacer exitosamente.

Nuestros equipos llegaron sin saber lo que iba a pasar y lo que tendrían que confrontar. Fueron a cada área de la ciudad y no solamente para ayudar las iglesias bautistas del sur. Ayudaban a todo el que necesitara ser ayudado.

El Times-Picayune publicó un editorial cuando el proceso de reconstrucción iba lento. El editorial decía que si los bautistas del sur hubieran sido los responsables de reconstruir la ciudad, ya estaría construida para ese momento. Eso me llenó de orgullo.

Quiero agradecerles a todos los que llegaron de todas partes del país para ayudarnos aquí en New Orleans. No estaríamos donde estamos sin la ayuda y las oraciones.