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La iglesia que nació en un hospital: Una cirugía abre los ojos de unos padres a la necesidad de una ciudad


NOTA DEL EDITOR: Las iglesias bautistas del sur participan activamente en la Semana Anual de Oración por las Misiones de Norteamérica, del 4 al 11 de marzo, en conjunto con la Ofrenda de Resurrección Annie Armstrong 2012 (AAEO por sus siglas en inglés). Con una meta de $70 millones, las donaciones AAEO ayudan a pagar los salarios y apoyos ministeriales a los misioneros que sirven en Norteamérica en la Junta de Misiones Norteamericanas de la CBS. Para obtener más información, visite www.anniearmstrong.com.

TORONTO, Canada (BP) — Si Liam McGibbon nunca hubiese tenido un tumor, quizá esta semana no estaríamos orando por sus padres. Es probable que nunca hubiesen llegado a Hamilton, Ontario, y ciertamente, no de forma tan milagrosa.

Por un lado, Jason y Kimberley McGibbon en realidad no se consideran a sí mismos como plantadores de iglesias. Y por otra parte, no estaban buscando dejar su vida en Milton, un suburbio de Toronto, donde Jason sirvió como líder de alabanza en la iglesia The Sanctuary Church Milton.

Su historia comienza en el consultorio de un pediatra. Liam se quejaba de dolores de cabeza. Cuando Kimberley escuchó el diagnostico, la peor pesadilla de un padre se materializó ante sus ojos. Un tumor crecía en el cerebro de Liam. Kimberley describe su impresión de la siguiente forma: “Cuando me enteré de la condición de Liam, sentía que no podía respirar, la habitación se tornó tan fría.”

La semana que siguió al diagnostico, Jason, Kimberley y Liam se reunieron en Hamilton con neurocirujanos en MacKids, la división de pediatría del Hospital de la Universidad McMaster.

Era demasiado, no lo podían creer, pero ahí estaban. Dos cirugías y varias semanas pasaron. A medida que Liam mejoraba y recuperaba sus facultades, Dios abrió los ojos de Jason y Kimberley, y cambió sus corazones.

Mirando alrededor de la sala de espera, la pareja percibió una soledad desesperada en las caras de otros padres. Jason notó algo: “Mientras esperábamos, vimos gente sentada allí en soledad, en los momentos más difíciles de su vida, y nos preguntábamos cómo podían sobrevivir. Escuchamos muchas historias de otros padres cuyas vidas se vieron sacudidas por la enfermedad. No tenían ninguna esperanza fuera de la medicina y la ciencia.”

Al final, Jason y Kimberley no podían sacar de su mente la idea de comunidad auténtica, la cual habían experimentado con miembros de su iglesia cuando oraban por ellos, cuando les visitaban, y cuando prácticamente acampaban con ellos en el hospital.

Por otra parte, estaban los padres en Hamilton, quienes no tenían ninguna presencia cristiana que les confortase en su sufrir.

La situación tenía que cambiar. Anclados en Hamilton durante varias semanas, la pareja llegó a conocer una ciudad llena de belleza, diversidad y creatividad, pero sin ninguna dirección espiritual. Invitar a alguien a una iglesia a media hora de distancia, pareciera imposible.

Hamilton es una ciudad con 500,000 habitantes. Más de 100,000 son inmigrantes. La familia misionera vive en una sección de Hamilton frecuentada por artistas y músicos; justo el tipo de personas con las que Jason se identifica.

Jason decidió comenzar con un paso importante: “Hudson Taylor escribió: ‘Si entras en esa provincia debes hacerlo de rodillas’. Una vez que encontramos nuestro vecindario y conocimos todas las calles, invitamos a la gente de nuestra iglesia a una caminata de oración.”

Ahora están plantando la iglesia The Hamilton Fellowships, una iglesia “nieta” de la iglesia donde antes servían como líderes de alabanza.

La plantación de iglesias se centra en la construcción de relaciones con los vecinos y con la gente en la calle, invitándoles a comer y a estudios bíblicos.

El misionero nos comenta que esta tarea no fue fácil: “La idea de acercarme a una persona que no conozco me causa inquietud. Soy un tipo normal, y sinceramente, cuando veo lo que hacen otros plantadores de iglesias me doy cuenta de que no calzo en ese modelo. Pero sé que Dios me ha llamado a hacer esto. Sólo sé que Dios está allí y que Su obra no se detiene. Incluso cuando parece que estás contra de las cuerdas, a punto de ser noqueado, es entonces cuando Dios obra aún con más fuerza.”
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Adam Miller es editor asociado de En Misión. Vea un video sobre la familia McGibbon en anniearmstrong.com.

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  • Por Adam Miller