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La Iglesia se ofrece a pagar la cuenta del restaurante el Domingo de Resurrección

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FORT GAY, Virginia Occidental. (BP) – Chris Wilson, el enterrador en la funeraria, sabe bastante sobre la vida y la muerte. Chris Wilson, el pastor, también sabe mucho de eso, pero también sabe de la importancia de lo que ocurre en medio de ambas, la buena tierra conduce al crecimiento.

Por ejemplo, Saltpetre Community Church es relativamente nueva, tiene nueve años y es una mezcla de congregaciones jóvenes con otras con más años. Wilson, cuya familia es propietaria de una funeraria, se convirtió en el pastor de la nueva congregación. Parte de ese proceso consistió en que la iglesia buscaba una nueva perspectiva para alcanzar a su comunidad.

Se convirtió en un proceso orgánico, para ver los puntos ciegos en la comunidad.

Un ejemplo: Qué hacer con el antiguo edificio de la iglesia, que estaba prácticamente al final de Saltpetre Road. Votaron a favor de derribarlo, remover la tierra y plantar algunas semillas.

Con un plan de evangelización en marcha, decidieron también hacer un huerto.

Surcos y relaciones

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“Está abierto a todos los miembros de la comunidad”, explica Wilson. “Los miembros de la iglesia se encargan de plantar y mantener los surcos sembrados. Otros vienen y recogen lo que necesitan”.

El huerto dio lugar a conversaciones y relaciones. Una joven pareja se familiarizó con los miembros de la iglesia. En tiempos de tragedia, no lloraron solos.

Ambos trabajaban también como camareros en un restaurante cercano frecuentado por miembros de la iglesia. Ellos les dieron un asiento infantil para el coche y una cesta con regalos cuando la pareja esperaba un bebé.

El marido empezó a estudiar la Biblia. Tenía preguntas y empezó a hablar de ellas con Wilson.

“Intentaba averiguar cuál era su posición respecto a Jesús”, explica Wilson. “En esa conversación, pensé en lo mucho que me gustaría que él y todo su equipo del restaurante asistieran a nuestros servicios de Resurrección”.

A Wilson se le ocurrió una idea descabellada. Se dirigió al propietario del restaurante, un “hombre súper amable y gentil” llamado Gabriel, con una pregunta y una propuesta.

¿Cuánto ganaría normalmente el restaurante el Domingo de Resurección y, si la iglesia pagaba esa cantidad, cerraría para que sus empleados fueran sus invitados en el culto de alabanza?

Como tantas otras iglesias, la iglesia Saltpetre no es una congregación con enormes cantidades de ingresos prescindibles. Se trataba de un paso que sólo podía ser impulsado por el Espíritu Santo. Además, el dueño no había ido a la iglesia desde que iba con su madre en México.

“Mi familia estaba allí comiendo un día y su mujer, que es de por aquí y había visitado la iglesia, se acercó”, contó Wilson.

Dijo que había disfrutado su visita y que quería volver. Wilson compartió la oferta que le había hecho a su marido.

“Ella se acercó a su esposo y habló con él un minuto”, dijo Wilson, “luego volvió con nosotros y nos dijo: ‘Sí. Vamos a ir'”.

Un testigo del crecimiento

De todas formas, habían estado hablando de cerrar el restaurante para Semana Santa, explicó. A pesar de ello, Wilson se ofreció a pagar la cantidad que había hablado previamente, pero el propietario se negó.

Para prepararse, Wilson se puso en contacto con Eric Ramsey, director ejecutivo de la Convención de Bautistas del Sur de Virginia Occidental, para que le ayudara a conseguir un intérprete, ya que muchos de los empleados del restaurante sólo hablan español. También puso a disposición una caja de Biblias en español.

Sólo unos cuantos miembros del personal del restaurante no asistieron. Las discusiones espirituales comenzaron casi inmediatamente, incluida una con una pareja que quería bautizarse.

Varios invitados con niños también son un buen augurio para la escuela bíblica de vacaciones de la iglesia este verano. Ya hay planes para comprar un edificio escolar abandonado en el pueblo el cual cuenta con campos para jugar a la pelota. 

El impacto del Evangelio se dejó sentir aquel día. Cuando Wilson miró a su alrededor, vio las semillas plantadas.

“Lo que más me llamó la atención fue que nadie salió de la iglesia hasta pasados 20 o 30 minutos”, dijo. “La gente simplemente estaba pasaba un buen rato”.

Se acercó al dueño del restaurante, Gabriel, quien le tendió la mano.

“Me miró a los ojos y me dijo: ‘Gracias. Gracias por hacer esto'”, relató Wilson.

El momento le recordó algo que una mujer le dijo una vez sobre el crecimiento. Puedes dar los pasos necesarios, como poner a trabajar a varios miembros de la iglesia que resultan ser maestros jardineros. Pero no puedes forzar la cosecha. Esa viene de Dios.

“Ella formaba parte de una organización”, recuerda Wilson. “Una que trabajaba con viudas y huérfanos de todo el mundo. “‘Sabes, Chris’, me dijo, ‘las mejores cosas crecen orgánicamente'”.