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La JIM reporta 500,000 bautizos en el 2008

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NOTA DEL EDITOR: La Junta de Misiones Internacionales, (IMB, por sus siglas en inglés), ha dado a conocer su Reporte Anual de Estadísticas 2009, en el cual provee información acerca de la obra de Dios por el mundo durante el 2008. Esta es la primera de dos historias que van más allá de las cifras en el Reporte Anual de Estadísticas, y nos llevan a las vidas que han sido cambiadas por los misioneros bautistas del sur y sus compañeros en el ministerio.

RICHMOND, Va. (BP)–“Te pueden matar por estar hablando de Jesús por aquí.” Eso le dijo un musulmán llamado Bershi* al misionero Luke Jenkins* luego que éste compartiera el Evangelio con él.

Bershi era un inmigrante ilegal en busca de empleo cuando llegó al país en Asia Central donde los Jenkins sirven como plantadores de iglesias. Pero esta advertencia no detuvo a Jenkins. Continuó conversando sobre Jesús con Bershi y mientras crecía el interés del joven, comenzaron a estudiar la Biblia juntos. Con el tiempo, Bershi le entregó su vida a Cristo y fue bautizado.

Desde entonces Bershi ha comenzado a compartir su fe activamente e incluso bautizó a otros tres que él mismo llevó a Cristo a inicios del año pasado. También ha regresado a su país de origen, un lugar con una limitación severa en cuanto al acceso del Evangelio y donde hay muy pocos creyentes.

El bautizo de Bershi es uno de los más de 560,000 registrados por la Junta de Misiones Internacionales en el 2008— un promedio de un bautizo por minuto. Los misioneros bautistas del sur y sus compañeros en el ministerio también reportaron haber comenzado más de 24,650 nuevas iglesias en año pasado. (Hubo 10.6 por ciento menos bautizos que en el 2007; 8.6 por ciento menos nuevas iglesias.) Mientras tanto, el número total de iglesias en el extranjero alcanzó las 204,000, comparado con 111,000 hace sólo cinco años.

La JMI también reportó haber llevado por primera vez el Evangelio a 93 nuevos grupos étnicos.

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Los números son la evidencia de la manera en que Dios sigue usando a los bautistas del sur para completar la tarea de la Gran Comisión.

LA HISTORIA DE ESTHER

Los misioneros Karl y Anna Rickman* trabajan entre los estudiantes universitarios en el Este de Asia, un área del mundo que a veces presenta unos retos inusuales para bautizar creyentes nuevos.

Los Rickman dirigían un estudio bíblico cuando cinco de los estudiantes aceptaron a Jesús como su Señor y Salvador. Cuando los Rickman comenzaron a discipular a los estudiantes, una de las primeras lecciones se enfocó en el bautismo. Después de leer la historia de Felipe y el eunuco etíope en Hechos 8, uno de los estudiantes, Esther*, levantó la mano.

“Yo quiero ser como ese eunuco etíope,” dijo. “Quiero ser bautizada ahora mismo.”

“Cuando ella reaccionó tan pronto ante la historia, mi esposo me miró y me dijo, sonriendo, ‘Creo que tienes que ir a preparar la bañera,” recuerda Anna. “Supimos que el Espíritu Santo la estaba guiando, y no íbamos a apagarlo.”

Pero la bañera asiática típica es mucho más pequeña que las tinas de baño estadounidenses—miden sólo 3 pies de largo. Esther mide 5 pies y 8 pulgadas. Tuvo que doblar bien sus rodillas para sentarse en la tina y dejar el espacio suficiente para ser inmersa. Karl procedió con el bautizo, pero incluso con la bañera llena de agua hasta el borde, las rodillas de Esther seguían secas.

“Ella volteó a ver a Karl y apuntó hacia sus rodillas secas y le dijo, ‘¿Qué mis rodillas? ¿Por favor, puedes bautizar mis rodillas también? Quiero quedar completamente limpia,” dijo Anna. “Así que Karl le ayudó a deslizar las piernas dentro del agua para que las cubriera.

“Oh, si tan sólo tuviéramos ese corazón. Con lágrimas en los ojos se nos recordó que es el Espíritu Santo de Dios quien nos impulsa, y es sólo por la sangre de Jesús que cualquiera de nosotros puede ser limpiado… incluso nuestra rodillas.”

LA HISTORIA DE ASSÁN

Pudiera usted pensar que los misioneros se apresurarían a tener la oportunidad de bautizar a alguien. Pero eso no era el caso de Jack Kirk*, quien trabaja en una nación en Asia Central conocida por sus encuentros violentos entre los musulmanes y los cristianos. Él conoció a Assán*, un creyente de esa área, a través de un amigo mutuo y quería escuchar su testimonio.

Assán le explicó que le entregó su vida a Cristo en la prisión después que otro prisionero le diera una copia del Nuevo Testamento. Él lo leyó todo varias veces durante sus primeros cinco años de encarcelamiento, y aunque no contaba con alguien que lo discipulara, Assán quería ser bautizado.

Después de ser puesto en libertad, pronto fue a una de las iglesias en la ciudad. Assán conversó con un sacerdote por tres días, pidiéndole en repetidas ocasiones que lo bautizara. Pero el sacerdote se negó porque sospechaba que Assán era un espía del gobierno o un islamista radical.

Esta experiencia dejó muy desilusionado a Assán, pero el Espíritu Santo no permitió que su pasión por ser bautizado se apagara.

Cuatro años pasaron antes que Assán conociera a Kirk. Casi inmediatamente le pidió a Kirk que lo bautizara. Kirk estaba más que dispuesto a hacerlo pero sintió que era mejor que Assán fuera bautizado por uno de sus compatriotas. Hizo una cita para que Assán conversara con el pastor bautista local, pero antes de que pudieran reunirse el pastor fue encarcelado por hacer evangelismo.

De nuevo, Assán le pidió a Kirk que lo bautizara.

“Todavía dudaba, así que leímos las Escrituras sobre el bautizo,” dijo Kirk. “Cuando leímos la historia del eunuco etíope, con lágrimas en sus ojos, Assán dijo, ‘Cada vez que lo leo lloro.’ En ese momento supe que el Espíritu Santo me estaba dando luz verde para hacerlo.”

Así que Kirk metió a su casa la piscina plástica de sus hijos, la llenó con agua y allí bautizó a Assán. Después de levantarse del agua, se quedó sentado por unos momentos, intentando recobrar la compostura.

“Creo que estaba intentando no llorar, algo que es muy vergonzoso en su cultura,” dijo Kirk. “El gozo que llenó la casa era increíble.”
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*Los nombres reales han sido cambiados. Don Graham es un escritor de la Junta de Misiones Internacionales.