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Lima: Alcanzando a una ciudad de contrastes


LIMA, Perú (BP)–Lima fue llamada la Ciudad de los Reyes a finales del siglo XVI cuando los conquistadores españoles enviaron a casa el oro inca que habían saqueado, en barcos que partían desde el puerto natural de la ciudad. En las décadas de 1940 y 1950, la ciudad peruana era conocida como el “campo de juegos del mundo” — un escape para la realeza de Hollywood como John Wayne, Marilyn Monroe y Ernest Hemingway.

Hoy en día Lima, con casi 10 millones de habitantes, es una ciudad de contrastes. La extensa área metropolitana que mide 80 por 35 millas, está formada por unos 45 distritos, cada uno con su propio alcalde y ayuntamiento.

Restaurantes brillantemente alumbrados y fachadas de tiendas cerca de la afluente área central de la ciudad son como un faro que proyecta la clase media. Los edificios de departamentos ahumados por el smog y las discotecas nocturnas se localizan a una distancia cómoda de los márgenes de la ciudad donde los pobres del área urbana buscan empleo e intentan ganarse la vida a duras penas. Sus residentes viven empalmados unos con otros entre burdas chozas hechas con desperdicios de madera, sin contar con electricidad o acceso a agua potable.

“Creo que, al oír sobre las ciudades latinoamericanas, es importante darse cuenta de que la mayoría de las personas se están mudando a las grandes urbes,” señaló Kevin Shearer, un misionero de la Junta de Misiones Internacionales. “Hay una migración continua,” subrayando la realidad “de que tenemos que alcanzar a los mayores centros urbanos si es que vamos a alcanzar a América Latina.”

Kevin y su esposa Pam se enfocan en movilizar a los peruanos para responder al llamado de Dios y de las misiones. La tarea se ha dificultado por la mezcla del catolicismo con el animismo, evidente en los altares junto a las estatuas de la Virgen María. Menos del 10 por ciento de las personas tienen una relación personal con Jesucristo, según los cálculos misioneros.

La familia Shearer, proveniente de la Iglesia Bautista West Laurel, en Laurel, Miss., calcula que se necesitan 5,000 iglesias si es que se pudiera ubicar una dentro de los límites de una ruta de transporte público disponible para cada residente. Pero hay menos de 40 congregaciones hasta ahora. Kevin está ayudando a los peruanos a contagiarse de una visión más amplia de los esfuerzos misioneros a través de la enseñanza en el seminario local de la Convención Bautista de Lima y participando en el recientemente formado Congreso Nacional misionero.

“Lo que me rompe el corazón en relación con Lima es que hay gente de fe, pero su fe está puesta en otro lugar,” dijo Pam Shearer. “Es fácil hacer que la gente hable sobre cosas espirituales. Es muy difícil que se comprometan con Jesucristo, el único camino para reconciliarnos con Dios. ”
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Dea Davidson cubrió esta historia como una corresponsal de la Junta de Misiones Internacionales en el extranjero. Kevin y Pam Shearer son unos de los 5,500 misioneros bautistas del sur apoyados por la Ofrenda de Navidad Lottie Moon (www.imb.org/offering) y el Programa Cooperativo (www.sbc.net/cp).

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