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Los bautistas cubanos caminan por un arduo ‘Camino a la victoria’

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NOTA DEL EDITOR: El presidente de la Junta de Misiones Internacionales, IMB, Tom Elliff, quien visitó Cuba en diciembre, compartirá historias y videos sobre la obra de Dios en Cuba durante el reporte de la IMB, ante los mensajeros, el martes 10 de junio, por la mañana. Elliff presentará a los bautistas del sur José Enríquez Pérez y Daniel González (ambos incluidos en esta presentación) así como a Juan Carlos Rojas, presidente de la Convención Bautista del Occidente de Cuba. Estos líderes cubanos bautistas asistirán a la convención junto con sus esposas, como invitados especiales de la IMB. Del 8 al 10 de junio en commissionstories.com/cuba, se publicará una serie de tres capítulos mostrando historias, fotos y videos del movimiento de plantación de iglesias en Cuba, incluyendo un video relacionado con esta historia llamada “Camino a la victoria.”

LA HABANA, Cuba (BP) — Son las 5 a.m. del sábado y mientras la mayoría de la ciudad de Vueltas sigue dormida, el pastor José Enríquez Pérez está preparándose para lo que promete ser un largo día. Catorce horas para ser exactos. Igual que todos los sábados. Esa es la realidad de la plantación de iglesias en Cuba.

A Pérez le acompaña un dedicado grupo de miembros de su congregación, la Iglesia Bautista Betel, que se autodenominaron misioneros. Más de 50 cristianos derraman su vida en las docenas de pequeñas localidades y pueblos alrededor de Vueltas, donde hay poco o ningún testimonio del Evangelio. La meta de los misioneros es clara: hacer discípulos y reunirlos en casas culto.

El alba comienza a brillar mientras regresa a la vida el destartalado motor del autobús “Camino a la victoria,” propiedad de la Iglesia Bautista Betel y reconstruido con partes de varios modelos, incluso algunas que datan de 1932. Hará más de una docena de paradas en la ruta de casi cinco horas a través del campo cubano, dejando a los miembros de Betel en las distintas comunidades donde se enfocan. Después de ocho horas de ministerio, el autobús regresa a Vueltas, recogiendo en el camino a los misioneros de Betel.

“Durante la primera fase del proyecto, los viajes eran más cortos,” dijo Pérez. “Pero hemos estando ministrando en los lugares que están más cerca para hacer [nuevas] iglesias,” y llevando a los grupos de Betel aún más lejos para alcanzar a las áreas no evangelizadas.

“Si queremos descansar y estar cómodos, no hay cielo,” dijo Pérez riéndose. “El tiempo que nos da Dios aquí es para estar involucrados en la obra de Su Reino.”

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Pérez admite que quizás el autobús no es el método más eficiente para comenzar iglesias, pero está funcionando. Hoy en día, los misioneros de Betel están nutriendo a nueve nuevas iglesias tradicionales y a múltiples casas culto. Esto además de las 32 iglesias tradicionales nacidas antes de 1999. Algunas son hijas directas de Betel. Otras son iglesias de la segunda y tercera generaciones comenzadas por la plantación de iglesias de Betel. El sueño de Pérez es que para el 2020, la red de Betel alcance las 100 iglesias tradicionales y cientos de casas culto.

“Queremos que cada población de nuestro país tenga una iglesia viva y saludable,” dice Pérez. “Una iglesia donde la Palabra de Dios está viva, donde los hermanos [y hermanas] se aman y apoyan el uno al otro; una iglesia que es sal y luz en la comunidad donde está plantada. Este es nuestro clamor ante Dios.”

Pérez recuerda cuando parecía imposible el comenzar una sola iglesia. Él era tan sólo un niño cuando la revolución arrasó por el país en 1959. En 1963, la Iglesia Betel cerró sus puertas y fue destruida por el gobierno. Con el tiempo, el pastor de Betel fue arrestado –- junto con docenas más de pastores — y enviado a la prisión.

“Comenzaron a enseñar que Dios no existe, que todo lo que me enseñaron mis padres era una mentira,” dice Pérez.

Cuando Pérez estaba en la secundaria, un maestro se burló de él y otros tres niños de Betel, en frente de sus compañeros.

“Estos tontos que ven aquí, siguen creyendo en Dios,” dijo el maestro burlándose. “Están aturdidos por el opio que pone a dormir a la gente: la religión.”

Pero lo que el hombre tenía la intención de usar para el mal, Dios lo usó para el bien. Aunque las iglesias fueron cerradas, muchos cristianos se reunían para alabar, en sus casas. De otra manera, nunca hubiera nacido el movimiento de casas culto en Cuba.

“Como nunca antes, es el tiempo de la cosecha,” dice Pérez. “No queremos desperdiciar ni un segundo.”

El maestro que humilló a Pérez y a sus amigos le entregó su vida a Jesús unos años después. Pérez le bautizó. Hoy en día, él dirige una iglesia de la red de la Iglesia Bautista Betel. También es un misionero fiel en el autobús de los “Caminos a la victoria.”
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Don Graham escribe para la Junta de Misiones Internacionales, IMB.