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Los voluntarios bautistas de Ayuda en Desastres son testigos del poder de la comunidad

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BATON ROUGE, La. (BP) — El martes de Jerry Ritter comenzó a las 4 a.m., y aun así seguía desbordando entusiasmo mientras el sol se posaba, poniendo fin a otro día de ayuda después de la inundación en Baton Rouge, La.

Ritter, un miembro de Blackgum First Baptist Church en Vian, Oklahoma, llegó a Luisiana la semana pasada junto con otros miembros de la brigada de cocinas de Southern Baptist Disaster Relief (SBDR). Aunque su cuerpo estaba cansado, consideraba como una bendición el haber tenido un día de arduo trabajo. Contemplaba el estacionamiento de Istrouma Baptist Church, observando cómo cada voluntario capacitado cumplía con un papel vital en la tarea de repartir la cena — hamburguesas y frijoles al horno — entre aquellos en necesidad. Él tenía otra misión esa tarde — acompañar a la Cruz Roja Americana (CRA) a repartir alimentos.

La brigada de cocinas de Oklahoma es una de las cuatro enviadas a Luisiana luego de las lluvias torrenciales de mediados de agosto, las cuales tomaron la vida de 13 personas y dejaron a 20 comunidades bajo el agua. Cuando dejó de llover, las cifras de los daños eran increíbles. Algunas áreas recibieron más de 31 pulgadas de lluvia, inundando más de 60,000 casas y 76 iglesias bautistas. Más de 115,000 personas han solicitado asistencia de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia (FEMA). Ritter y sus amigos voluntarios actualmente están preparando 14,000 comidas por día en sus cocinas portátiles, y, ya que la necesidad es tan grande, no se ve que el fin esté cerca.

La respuesta de SBDR ahora incluye voluntarios de Alabama, Arkansas, Georgia, Kansas, Kentucky, Luisiana, Mississippi, Montana, Nebraska, Ohio, Oklahoma, Tennessee, Texas y Virginia. Equipos formados por voluntarios de estos estados están sirviendo en tres lugares.

Puede ser abrumador, dijo Ritter, pero el trabajar en la ayuda en desastres le ha enseñado a confiar en el proceso y -más que nada—a confiar en Dios. Ritter se unió a SBDR en el 2000. Recuerda vívidamente uno de sus primeros viajes a una inundación en Houston.

“Todas las posesiones de la gente estaban ahí apiladas en las esquinas, y yo no podía entender cómo íbamos a poder hacer algo dadas las circunstancias,” dijo. “Pensé, ‘Esto es tan enorme. ¿Qué puedo hacer yo?’ Aprendí que no hay mucho que puedo hacer si no dar un paso atrás y ver que Dios hace la obra.”

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Viaje tras viaje, veía que su fe se renovaba. Una vez que termina sus obligaciones en las cocinas, intenta encontrar el tiempo para ir a la comunidad y conocer gente.

Mientras que Ritter esperaba que llegara el transporte de la Cruz Roja, Ken Braddock se dio a la tarea de limpiar una montaña de cajas plásticas para transportar comida. Braddock, un miembro de Meadowood Baptist Church en Midwest City, Okla., lavó cada caja lo mejor posible para que pudieran ser desinfectadas y usadas de nuevo para transportar la comida de la tarde. En lugar de enfocarse en el trabajo, se concentra en las necesidades espirituales que se están satisfaciendo.

Hace unos días, se acercaron dos mujeres a la cocina. Una apuntó a la otra.
“Ella necesita un abrazo,” dijo la mujer a Braddock.

Braddock le dio un abrazo, y después les preguntó si tenían hambre. Las mujeres se fueron con cuatro comidas y otro abrazo.

Ese espíritu es lo que movió a la nueva voluntaria de SBDR, Lesley Lowman, a unirse al equipo el sábado pasado (20 agosto). Lowman, quien asiste a Woodlawn Baptist Church en Baton Rouge, se sintió afortunada porque la inundación no afectó su casa, pero quería ayudar a sus vecinos. Así que se unió a SBDR. A la edad de 39 años, resultó ser una de las voluntarias más jóvenes, aunque eso no la desanimó.

“Aprendes sobre la marcha,” dijo Lowman, meneando una olla de frijoles con una cuchara de mango largo. “La necesidad es tan grande, y está justo frente a mí.”

Manejando por las calles de Baton Rouge, la necesidad es evidente. La vida regresa a su velocidad normal lentamente en algunos lugares, pero el dolor profundo continúa en la mayoría de los vecindarios. En estas áreas, los voluntarios de SBDR son recibidos con sonrisas, lágrimas y una gratitud genuina.

Pat Thomas, residente de Baton Rouge y miembro de Healing Place Church, fue una de las personas que se acercaron a la esquina donde estaba el camión de la CRA, donde viajaba Ritter. El intercomunicador del camión sonaba, luchando por llamar la atención entre el ruido de las sierras y los martillos. “¡Esta es la Cruz Roja Americana! ¡Tenemos comida caliente!”

Cuando el agua comenzó a subir, Thomas huyó con sus hijos al refugio en Prairieville, La. Ella no se imaginaba que pronto ellos también estarían enfrentando la inundación.

El servicio de telefonía celular era esporádico, pero las pocas noticias que escuchaba no sonaban alentadoras. Sus vecinos habían sido rescatados en botes. Casi todas las personas que conocía habían perdido casi todas sus pertenencias.

Ella pensó en acogedora casa y su hermoso jardín al frente. Había sido un lugar de refugio para ella y sus hijos. Ahora se preguntaba si quedaba algún lugar de refugio en Baton Rouge.

Cuando finalmente pudo regresar a su casa, descubrió algo sorprendente— de las 80 casas en su vecindario, habían sobrevivido siete. La suya fue una de ellas. El agua había mojado la entrada y nada más.

Inmediatamente, dirigió su atención a sus vecinos, hospedando a quienes habían quedado afectados. La mayoría de sus huéspedes habían encontrado otros alojamientos, excepto uno. Trabajaba de día y trataba de reparar la casa de su madre por las noches.

Thomas recogió dos comidas de manos de Ritter—una para su huésped y una para su madre—y le dio las gracias. Luego se dirigió a una mujer callada que caminaba hacia el camión de la CRA. Usualmente tienen una reunión mensual en el vecindario, y esta mujer iba a ser la anfitriona del mes.

“Este no es un buen mes,” dijo la mujer. “Mi casa es… un tiradero.”

Ella no fue una de las afortunadas.

Thomas asintió.

“¿Por qué no lo hacemos en mi casa, y tú puedes venir?”

La mujer parecía cansada. Aturdida.

“Vamos, consigue un poco de comida aliente,” dijo Thomas, animándola a acercarse a Ritter. “Y asegúrate de que te den una ensalada. Tienen ensalada fría.”

Thomas observaba mientras la mujer caminaba. Algunas personas tienen hambre y otras lloran a diario, dijo Thomas, apretando las cajas con comida más cerca de su pecho. Pero ella ve algo más—el espíritu comunitario.

“Yo creo que todo va a estar bien,” dijo. “Había obreros por ahí orando antes de comenzar el día.”

Aquellos que deseen hacer una donación para SBDR pueden contactar a la convención bautista en su estado o visitar https://donations.namb.net/dr-donations [3].

Para hacer donaciones por la v Telefónica llame al 1-866-407-NAMB (6262) o envíe un cheque por correo a NAMB, P.O. Box 116543, Atlanta, GA 30368-6543. Escriba “Disater Relief” en la línea del memo en su cheque.

La Junta de Misiones Norteamericanas (NAMB) coordina y administra la respuesta ante desastres mayores a través de alianzas con 42 convenciones bautistas estatales, la mayoría de las cuales cuentan con sus propios ministerios de ayuda en desastres.

Los bautistas del sur tienen 65,000 voluntarios capacitados -incluyendo a los capellanes—y 1,550 unidades móviles para alimentar, cortar con sierras, quitar el lodo, sistemas de comunicaciones, cuidado de niños, baños con duchas, lavanderías, purificación de agua, equipo de reparación/reconstrucción y generadores de energía. SBDR es uno de los tres mayores movilizadores de voluntarios capacitados para asistir en casos de desastres en los Estados Unidos, junto con la Cruz Roja Americana y The Salvation Army.