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Millones de niños africanos en peligro de explotación laboral

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JOHANNESBURGO -– Un niño está sentado al lado de la carretera en Madagascar y tritura piedras con un martillo tan pesado que apenas puede sostenerlo.

Otro niño se corta la mano con un machete mientras abre el fruto de cacao en una plantación en Ghana.

Una adolescente, víctima del tráfico sexual, camina en las playas de Kenia buscando clientes.

Un niño desnudo trabaja en un pozo de mina en Burkina Faso, picando minerales y cargando baldes todo el día.

Un niño soldado en Congo lleva un arma automática que se le forzó a usar para matar a aldeanos que él conocía.

Lea las palabras de un niño en Sudáfrica, escritas originalmente en el idioma xhosa:

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¿Cómo puedo vivir en este mundo?
O, ¿qué puedo hacer?
El futuro es tan oscuro.
Mamá y papá no nos quieren.
Nos vendieron a matones.

Todos los días, millones de niños en África están en peligro de ser explotados y tratados como esclavos. Pierden su infancia para siempre.

“El trabajo forzado priva a los niños de su infancia, que a la vez los afecta negativamente en su habilidad de ser miembros constructivos de sus comunidades por el resto de sus vidas”, explica Mark Hatfield, director en África de Baptist Global Response, una organización de ayuda humanitaria de los Bautistas del Sur.

“El trabajo forzado causa un golpe mental al niño, quitando su habilidad de soñar sobre un futuro más allá de su situación actual”, dice Hatfield.

Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), una agencia de las Naciones Unidas, África tiene la población más grande de trabajadores infantiles, con los sectores de agricultura y minería entre los peores infractores.

La pobreza es la razón principal de la crisis de trabajo infantil en África.

El problema es severo en África subsahariana donde el 40 por ciento de los niños entre 5 y 14 años de edad trabajan para sobrevivir. Son 48 millones de niños, según OIT. El tráfico de menores para el trabajo forzado es común por todo el continente. Familiares a menudo intercambian los niños por dinero, productos o regalos.

“A los niños forzados a trabajar antes de alcanzar una edad apropiada se les limitan sus capacidades futuras porque se les roba el derecho de una educación básica que puede ser el empuje para salir de la pobreza”, dice Hatfield. “El trabajo infantil perpetua el ciclo de pobreza porque mantiene al niño en un estado de pocos ingresos y subsistencia por toda la vida”.

Según las Naciones Unidas, en economías que están creciendo la demanda para trabajadores aumenta. Incapaces de cumplir con las altas cuotas de producción, las industrias aprovechan de la labor infantil explotadora. “Niños y adolescentes están en peligro de ser usados para mano de obra barata. La mayoría de estos niños son vulnerables por causa de la pobreza. No entienden sus derechos, están sobrecargados de trabajo y no pueden resistir”.

El informe dice que estos niños reciben muy poco o ningún pago, viven en condiciones marginales, trabajan en ambientes peligrosos, sin atención médica y sin oportunidades de educación.

Tim Cearley, estratega principal de IMB en África Subsahariana, pregunta: “¿Por qué debemos preocuparnos por los niños en África? ¿Realmente importa?”

Él responde, “Jesús dijo, ‘Dejad a los niños venir a mí’. Creo que tenemos que encontrar las maneras de compartir el amor de Jesús con ‘los más pequeños de estos’ y ayudarles a encontrar la seguridad y protección que hay en Jesús y en la comunidad cristiana”.

Cearley y su esposa, Charlotte, ministran a los niños de la calle en el vecindario donde viven. “Ellos pasan tiempo a una cuadra de nuestra casa con sus latas para pedir limosnas, y parece que están pasando hambre bajo el control de su ‘dueño’ que vive en nuestra calle”, dice Cearley. “Tratamos de mostrarles amor, prestarles atención con lo poco del idioma que dominamos, darles pan y comida, y compartirles las Buenas Nuevas”.

Cearley dice que colegas de IMB pasan mucho tiempo tratando de establecer relaciones interpersonales con los niños en las ciudades de África Subsahariana. “Requiere de mucha energía y los equipos socios de los Estados Unidos son un buen complemento”, dice. “Muchos ven a Jesús por primera vez a través de actos de bondad, y sienten el toque de Jesús a través del amor genuino. En algunos casos hemos visto vidas transformadas cuando niños llegaron a experimentar libertad en Cristo”.

Cearley y Hatfield lamentan el hecho de que los niños son explotados por los mismos que deberían proveerles y mostrarles amor y protección: sus familiares y amigos.

“En la mayoría de las familias de escasos recursos en las zonas rurales, se espera y es saludable enseñar la responsabilidad a través de quehaceres diarios”, dice Hatfield. Pero, niños que tienen que ayudar a la familia con la agricultura de subsistencia, cargar agua, cuidar el ganado, etc., nunca tienen la oportunidad de ir a la escuela, agrega Cearley.

“Una amiga en Mozambique vivió esta realidad y solo aprendió a leer y escribir su nombre siendo adulta”, dice Cearley. “Otros son llevados a las grandes ciudades como parte de una costumbre religiosa de aprender la humildad a través de mendigar. Sin embargo, muchas veces sufren abuso a mano de los que supuestamente están enseñándoles”.

Recientemente, Cearley fue impactado por una cita del libro NOT FOR SALE por David Batstone: “Hay más esclavos hoy que en cualquier otro tiempo en la historia humana. Nuestra misión es crear un mundo donde nadie está a la venta”.

“Este comercio horrible afecta a niños y adolescentes por toda África”, dice Cearley. “He escuchado historias terribles de Mozambique central. Un amigo sudafricano participó en una operación encubierta en 2012 que encontró una casa de niños [explotados] mientras estaba buscando la niña desaparecida de su empleada. La niña había sido llevada de su casa por hombres de su propia tribu que estaban en alianza con una pandilla de mafiosos nigerianos que operaba en una ciudad cercana y estaba vendiendo a los niños y exportándolos”.

Un llamado a la acción está sonando por todo el mundo: de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales a organizaciones sin fines de lucro, de beneficencia y cristianas.

“La Biblia nos enseña a defender a los oprimidos, ayudar a los cautivos y amar a los niños”, dijo Hatfield.

“La pregunta es ¿qué vamos a hacer a favor de estos niños?”
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Charles Braddix es un escritor que vive en Europa.