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MISIONES EN LOS EE UU (EDITORIAL): ‘¿Por qué hacer viajes misioneros?’


SPRINGFIELD, Mo. (BP)–“¿Por qué hacer viajes misioneros?” preguntó uno de los miembros de mi congregación. “Sólo se trata de vacaciones glorificadas.”

No podía creer lo que había escuchado. Estaba anonadado. Confieso que incluso me enojé un poco, dolido porque alguien no entendía ese tema. Sin duda alguna, muchas de nuestras iglesias tienen algunas personas no muy convencidas, como la anterior. Y en algunos casos, esta mentalidad tiene un efecto desalentador.

Yo respondí a esa pregunta y a otras durante un mensaje con énfasis en misiones y todo lo que experimenté fueron muy buenos comentarios.

“¿Por qué debemos hacer viajes misioneros? Ya ofrendamos al Programa Cooperativo, a la Ofrenda de Resurrección Annie Armstrong para la Junta de Misiones Norteamericanas y a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon para la Junta de Misiones Internacionales.”

Porque los recipientes de las donaciones al Programa Cooperativo y a las ofrendas misioneras –nuestros misioneros en la JMN y la JMI- urgentemente piden que trabajemos a su lado. Yo confío en su juicio y apoyo su llamado solicitando equipos misioneros que vayan a hacer proyectos a corto plazo. Genera emoción, captura la atención de la comunidad y se hace un impacto notable cuando un grupo está dispuesto a dar de sí mismos para servir a personas que nunca antes habían conocido. Si un misionero o una iglesia necesitan ayuda para hacer un evento mayor de unos pocos días pero que ellos creen mejorará su trabajo a largo plazo, entonces yo los voy a apoyar con todo. Muchas veces los ministerios de nuestros misioneros requieren asistencia del exterior. Es más de lo que pueden hacer ellos solos. Al unirnos, podemos hacer más para la gloria de Dios.

“¿Acaso no es un desperdicio de dinero?”

Casi siempre cuesta mucho dinero un viaje a una ciudad distante o a otro país para ir a servir. Pero seguro que la salvación de un alma, el crecimiento espiritual y la expansión de la visión de los participantes y el animar y asistir a los misioneros vale la pena el costo. Es algo muy significativo para los que reciben la actividad misionera cuando se dan cuenta que todas esas personas pagaron sus gastos con su propio dinero para venir a servir simplemente por amor. Se trata de la obra del Señor y de ninguna manera es un desperdicio de dinero.

“¿Por qué tenemos que ir a otros lugares para hacer misiones? ¿Acaso no tenemos necesidades en nuestra propia área?”

Sí, absolutamente debemos hacer misiones en casa. Una iglesia ciertamente puede hacer ambas. Se nos ha dado el patrón bíblico del evangelismo en Hechos 1:8 cuando Jesús dijo, “… y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

El llamado de Jesús para llevar el Evangelio no excluye a la comunidad local (Jerusalén) para así poder servir a otros lugares en el estado (Judea), Norteamérica (Samaria) o en el extranjero (hasta lo último de la tierra). Su llamado es inclusivo de todo y exclusivo de nadie. Se trata de una propuesta completa y compuesta. Ciertamente los viajes misioneros son una expresión de este llamado.

“¿Acaso no son unas vacaciones glorificadas?”

Los viajes misioneros son arduo trabajo. Hay tanto qué hacer y tan poco tiempo para hacerlo. ¡No son unas vacaciones! Yo he participado en varios viajes misioneros con World Changers y con otras asociaciones en los cuales se ha hecho construcción sencilla. ¡Nunca he visto a los jóvenes tan listos para levantarse de la cama! Esto se debe a que trabajan tan arduamente durante el día y alaban intensamente por la noche.

Sí, muchos viajes misioneros proveen un día o dos para dejar el trabajo a un lado e ir a conocer el lugar. Estos descansos son bienvenidos y necesarios en medio de una semana tan ocupada, pero no llegan a constituir lo equivalente a unas vacaciones. También proveen un vistazo más profundo de la cultura a la que se sirve.

Así que, ¿glorificadas? Sí, pero porque Dios es glorificado cuando las personas ven el amor de Cristo en acción. ¿Vacaciones? No, porque cuando estamos de vacaciones nos gusta que nos sirvan y disfrutar las comodidades. En los viajes misioneros, servimos a otros y a menudo sacrificamos nuestro propio confort.

Dados los beneficios para los participantes y para aquellos a quienes sirven, los viajes misioneros de corto plazo son, sin duda, una parte efectiva de la estrategia general de una iglesia misionera.
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Rich Jenkins es el pastor de la Iglesia Bautista Macedonia en Springfield, Mo. Este artículo aparece en la edición invernal de On Mission, la revista de la Junta de Misiones Norteamericanas. La JMN es la entidad misionera de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés), la cual, en cooperación con las convenciones estatales, asiste a las iglesias de la CBS para alcanzar con el Evangelio de Jesucristo a los EE UU, Canadá y sus territorios. La JMN supervisa el trabajo de más de 5,000 misioneros apoyados a través del Programa Cooperativo y de la Ofrenda de Resurrección Annie Armstrong. Para obtener más información, por favor visite www.namb.net.

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  • Por Rich Jenkins