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Mujeres de la Primera Bautista se enfocan en vidas rotas


RUSSELVILLE, Ark. (BP) El Pastor Stephen Davis y su esposa Jonya oraron por alguien que guiara un ministerio de recuperación. Cuando Dios respondió, proveyó más de lo que pidieron o imaginaron.

“Mi esposa Jonya había tenido una gran carga,” dijo Davis, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Russellville, Ark. “Por años, incluso cuando estábamos en el seminario, ella había estado involucrada en la consejería de mujeres que habían tenido muchos problemas en su trasfondo.”

Jonya quería que las mujeres de la Primera Bautista pensaran más allá de las paredes de la iglesia, para que comenzaran a hacer cosas como comidas del Día de Acción de Gracias para alcanzar a las mujeres heridas y conocerlas.

“Encontramos gente que ayudara a Jonya, pero no pudimos encontrar a una líder clave,” recuerda Davis.

Entonces Davis se topó con el programa Celebrate Recovery en Little Rock. “Tienen tantas cosas buenas ya organizadas y han comprobado que sí funcionan,” pensó. “¡Claro que necesitamos eso!” le dijo a Jonya y comenzaron a orar. “Hablamos con algunos acerca de tomar el liderazgo, pero ya sabes, eso es algo que da miedo y es muy riesgoso,” dijo Davis.

Mientras tanto, Dios había estado trabajando en diferentes lugares por varios años para formar las vidas de tres mujeres quienes en el 2005 responderían a la oración de los Davis: Nelda Alexander, Sheila Lambert y Vickie Henderson.

Alexander y Lambert fueron afectadas personalmente por las dependencias del alcohol y drogas que sufrían algunos de los miembros de sus familias –problemas de los que nació su pasión por otros que están en la misma situación.

La hija de un juez en una ciudad grande en Texas, Alexander describió una infancia durante la cual “parecíamos una buena familia. Nos pusimos la máscara muy bien. Mi papá ayudaba a muchas personas, pero era un adicto al trabajo y tenía arranques de furia.” La familia estaba involucrada en una iglesia, pero ésta se enfocaba más en juzgar a otros que en ofrecer gracia.

Esas dinámicas legalistas fueron los catalizadores para que Alexander y otros de sus familiares desarrollaran tales patrones de conducta como el alcohol, relaciones no saludables, divorcio y aborto.

Alexander se mudó a Dallas y comenzó a asistir a una pequeña iglesia bautista junto con su prima. “Tenía 26 años en aquel tiempo y ya no podía quedarme un minuto quieta en la banca… [Cuando] acepté la salvación, supe que Dios me estaba llamando.”

También supo lo dañada que estaba y se preguntaba cómo sería posible que Dios la usara. Pero a través de algunos programas cristianos en radio y al estar involucrada con “las maravillosas mujeres” del ministerio para mujeres en la Iglesia Bautista Prestonwood, Dios la hizo crecer en áreas substantivas. Reconoció claramente el llamado de Dios cuando vio una presentación acerca de Mercy Ministries, un ministerio de recuperación en Nashville, Tenn.

“Lloré durante toda la presentación,” dijo Alexander. Sabía que así era la manera en que Dios la usaría pero no tenía idea de cómo sucedería. Un poco después, mientras leía Isaías 42, Alexander tuvo una visión para fundar Bruised Reed Ministries,[Ministerios Caña Cascada] tomado del versículo 3 de ese pasaje: “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio a verdad.”

En el 2001 Alexander y su esposo Ron se mudaron a Hot Springs donde fueron guiados hacia el ministerio Celebrate Recovery (CR) en su iglesia. Luego en el 2005, Ron aceptó un empleo en Russellville. La pareja visitó la Primera Iglesia Bautista de Russellville y preguntó si la iglesia tenía la necesidad de un ministerio de CR. El pastor Davis les dijo que la iglesia había estado orando por varios años por alguien que tomara le liderazgo de ese ministerio. “Un empleado de la iglesia puede tener todo tipo de pensamientos y visiones y planes,” dijo Davis., “pero sin líderes no puedes hacer nada.” Los Alexander se convirtieron en los líderes por los que habían orado los Davis.

Después de que los Alexander comenzaron CP, Nelda, quien tenia un grado académico en psicología, fue invitada a ayudar en The Potter’s House, un programa local de tratamiento para mujeres. Cuando los directores dejaron ese ministerio, Nelda asumió la dirección. Comenta que Dios le dijo, “Quizá me los esté llevando a ellos, pero a ti no.”

“Eso pasó hace casi dos años. Lo acepté y cambié el nombre del ministerio por el de Bruised Reed Ministries,” recuerda Alexander. Desde entonces, 23 mujeres se han beneficiado al tener un lugar seguro para recomenzar sus vidas en el hogar de Bruised Reed Ministries.

“Nelda es una persona especial. Puede trabajar en algunas de las situaciones más tristes, más desoladoras,” dijo Davis. “Ella es sabia y discierne en su consejo. Tiene grandes habilidades para la organización y no tiene miedo de enfrentar lo que sea— es una gran bendición.”

Lambert, mientras tanto, dirige el grupo de mujeres co-dependientes en el programa de CR en la Primera Iglesia y enseña estudios bíblicos por las mañanas en Bruised Reed Ministries. “Parece que tengo una tendencia por ayudar a las mujeres jóvenes,” dijo Lambert, “y parece que ellas me siguen también. Algo que dicen es que les gusta escuchar mi historia de ser la madre de un hijo dependiente de las drogas. Les ayuda a entender lo que está pasando sus familias.”

Lambert, cuyo esposo tuvo padres alcohólicos, reflexiona, “Criamos a nuestra familia en la iglesia porque pensamos que marcaría una diferencia en nuestros hijos. Pero no sucedió así.”

Se alegra de que su hijo, que ahora tiene 27 años, está en recuperación e involucrado en el ministerio. Pero durante sus años de adolescencia tuvieron que luchar con su adicción. Dios llevó a Lambert a través de un proceso de profunda sumisión a su voluntad. Ella comenzó a entender que estaba viviendo atrapada, tratando de controlar las acciones de su hijo y reaccionando por la falsa culpabilidad de que ella era quien provocaba sus problemas. Intentando protegerlo, se convirtió en su cómplice.

“En las etapas iniciales de mi complicidad tóxica se sentía como que lo rescataba, con un amor que no muere y compasión,” dijo Lambert. “Pero comencé a entender mejor el papel que estaba tomando en su adicción. No lo estaba ayudando a detener su ‘paseo’, lo estaba ayudando a continuarlo.”

En su desesperación y rendimiento, Lambert sintió que Dios la guiaba hacia el ministerio para los jóvenes heridos “que todavía estaban fuera del buen camino.”

Aunque algunas de las personas que asistían a la iglesia no le animaban mucho, Dios sí le abrió una puerta. Una mujer joven quería formar parte de un estudio bíblico, pero su empleo le impedía asistir a la escuela dominical matutina. Ella y una amiga también querían tomar el estudio de discipulado “Breaking Free” de Beth Moore. “En poco tiempo, tenía una docena de jóvenes viniendo a mi casa para tener un estudio bíblico,” dijo Lambert.

Entonces llegó el momento para que los Lambert se mudaran a Russellville. El primer domingo que la pareja asistió a la PIB de Russellville, vieron que se presentó a los Alexander como la pareja que comenzaría el programa Celebrate Recovery en la iglesia –y Lambert “se dio cuenta que estaba en el lugar correcto.”

Desde entonces Lambert ha guiado a los clientes de Bruised Reed a través de numerosos estudios bíblicos, incluyendo tres clases del libro Breaking Free, mismo que Dios usó para comenzar el ministerio de Lambert con las jóvenes en su iglesia anterior. Greg Sykes, el pastor asociado de la Primera Iglesia Bautista, señaló que la transparencia de Lambert es lo que la hace efectiva. “Sheila es muy honesta y puede llamar a las cosas por su nombre,” dijo Sykes. “Realmente no puedes hacer ministerio si todo lo que vas a hacer es ofrecerles un hombro para llorar.”

El tercer miembro del ministerio de recuperación, Vickie Herderson de la Primera Bautista, una ginecóloga local, primero se sintió convencida de alcanzar a algunas de sus pacientes que necesitaban más que sólo atención médica –necesitaban desesperadamente ayuda espiritual. Dios comenzó a hablarle sobre comenzar en la iglesia un estudio bíblico para estas mujeres.

La pasión de Henderson por Cristo, la Palabra de Dios y los perdidos y heridos era evidente en las prioridades que estableció en su vida, incluyendo el estar involucrada cada año en viajes misioneros al extranjero, sirviendo en el ministerio para estudiantes internacionales en su iglesia, y la reciente adopción de Breanna, una niña de 11 años.

El Pastor Davis describió a Henderson como “una persona excepcionalmente dotada, una de las mejores doctoras a nuestro alrededor, y una maravillosa esposa y madre. No podrías creer el ritmo de vida que lleva.” Por muchos años Henderson ha limitado el número de pacientes en su práctica médica para poder mantener un horario enfocado en la familia y que incluya descansar los martes y recoger a sus hijos en la escuela con más frecuencia.

En el campo misionero compuesto por sus pacientes en medio de serios problemas, Henderson se dio cuenta de que el protocolo profesional evitaba que ella evangelizara abiertamente en su trabajo. “Sin embargo, lo que puedo hacer es decirles que hay otras cosas que pudiera compartir con ellas, y las invito al estudio bíblico.”

Al mismo tiempo, Dios le hablaba a otra persona, Beth Perry, comunicándole la misma visión. Davis recuerda, “La discusión [acerca de la clase para mujeres con problemas] surgió con Beth en una situación y con Vicky en otra. Atamos cabos. Querían decorar el cuarto para que tuviera un ambiente que dijera ‘bienvenida a casa’.”

Juntas, Henderson y Perry, comenzaron la clase de escuela dominical Heartlifters.

“Al inicio,” comentó Henderson, “sólo las mujeres que iban a la iglesia solas venían, las viudas… venían. Había una barrera de ‘vitrales’ con la que luchaban las otras. No sabían si iban a sentirse cómodas o aceptadas.”

Pero los miembros originales desarrollaron un grupo núcleo, y Dios comenzó a darle más y más crecimiento a la visión de tenía para Henderson. Ahora los clientes de Bruised Reed, los miembros de Celebrate Recovery y otros que a menudo se sienten incómodos en el ambiente de la iglesia encuentran aceptación incondicional en la clase Heartlifters.

“Siendo honesto, he sentido más humildad como pastor debido al compromiso y consistencia y disciplina de estas líderes,” dijo Davis. “Ellas tratan con personas duras, heridas y abusadas, y trabajan con ellas para restaurar sus vidas.”

Su esposa Jonya todavía es mentora de mujeres. “Así será siempre,” dijo Davis, añadiendo, “Y esas mujeres ya han estado dedicadas por un tiempo… siguen comprometidas e involucradas en las vidas de estas mujeres. Es un testimonio para toda la iglesia.”
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Kay Adkins es una escritora independiente residente en Mountain View, Ark.

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