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Niñas de Río tienen hambre de los cultos corporativos

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NOTA DEL EDITOR: Jill Thompson y su esposo Rick son misioneros de la Junta de Misiones Internacionales (IMB) en Brasil.

RÍO DE JANEIRO (BP) — Mientras muchas iglesias tienen cultos en línea durante el tiempo de cuarentena, muchas familias en el vecindario de María Isabel, de doce años, no tienen acceso al Internet. Elidiomar y Arianne, plantadores de iglesias en Río de Janeiro, continúan yendo a su iglesia planta cada domingo.
Un domingo, pensaron que solo irían y prepararían unos bocadillos para los niños, pero María Isabel insistió en que la comida no era suficiente.
“Necesitamos cantar alabanzas a Dios, oír la Palabra de Dios y orar a Dios,” dijo María Isabel.
El pastor Elidiomar estuvo de acuerdo, y eso es exactamente lo pasa ahora los domingos en la mañana en el jardín del edificio de la iglesia. Las sillas son desinfectadas, puestas cada dos metros y la Palabra de Dios es predicada a María Isabel y a otros.
María Isabel comenzó a asistir al estudio bíblico en su vecindario hace dos años. Ella y sus hermanos llegaron sin higiene apropiada y con la ropa rota y sucia. Ella observaba y escuchaba. El estudio bíblico del vecindario se transformó en una iglesia planta. María Isabel continuó participando, siempre con sus hermanos menores a cuestas.
Ella, sus hermanos y otros niños del vecindario llegaban cada semana con claras necesidades, no solamente de Cristo. Los niños hacían ruido, eran agresivos e irrespetuosos.
Elidiomar y Arianne comenzaron a enseñar sobre Cristo, y cómo aquellos que reciben a Cristo aprenderán, poquito a poco, a vivir como Él enseñó. Explicaron que Él transformará nuestras maneras a sus maneras. Este lenguaje ayudó a corregir algunas de las peleas entre los niños.
María Isabel siempre justificaba su conducta agresiva diciendo que esa era su manera, pero hace unas pocas semanas cuando le llamaron la atención por su comportamiento agresivo, no se justificó, ni se quejó ni gritó. Ella dijo: “Lo siento.”
Cristo está transformando la vida de María Isabel y de sus hermanos. Y durante las últimas dos semanas, la madre de María Isabel también ha estado asistiendo a los cortos cultos afuera.
En los días sin cultos en la iglesia, María Isabel y los otros niños pasan el tiempo vagando por las calles y jugando afuera. No hay distanciamiento social. Sus casas son pequeñas, y muchas de ellas albergan a mucha gente.
Mi esposo Rick y yo, que guiamos a Elidiomar y a Arianne, estamos ayudando a proveer actividades para que los niños las hagan en casa. Cada vez que los niños van a la iglesia, oyen una historia bíblica. También reciben hojas para colorear, manualidades y preguntas de la historia bíblica para completar en casa. Esto ayuda a los niños a mantenerse pensando en el Jesús que transforma comportamientos, familias y vidas.
Oren con nosotros para que las Buenas Nuevas de Jesús continúen creciendo en la vida de María Isabel y en la de otros que elijan nueva vida en Él.
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