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Olimpiadas: Voluntarios bautistas comparten a Jesús y ven vidas cambiadas


RÍO DE JANEIRO (BP) — Aunque las Olimpiadas pueden atraer fanáticos de todas partes del mundo para celebrar los logros atléticos, también atraen misioneros voluntarios interesados en llevar el evangelio a las naciones.

Steve Paquette, de la Iglesia Bautista Golden Acres en Phoenix City, Ala., y James Gardner, de la Iglesia Bautista McClendon en West Monroe, Luisiana, fueron parte del equipo de cerca de 25 voluntarios de Capellanes de Deportes Internacionales que testificaron a la gente en varios sitios olímpicos en Río.

“Tenemos un pin diseñado para esta Olimpiada que creemos que es el mejor pin de la Olimpiadas,” dijo Paquette. “El intercambio de pines es enorme. Cuando la gente nos pide que intercambiemos, decimos: ‘Te daremos este pin. No intercambiamos, pero te daremos el pin si escuchas la historia.'”

El pin está diseñado con colores brillantes que pueden ser usados para compartir el evangelio. Las banderas alrededor del pin muestran que Dios ama todo el mundo, dice Paquette, mientras que el color oscuro representa el pecado, el rojo es símbolo de la sangre de Jesús, el blanco es la pureza que viene con el perdón, el verde es el crecimiento para ser más como Cristo y el dorado es el cielo.

El intercambio de pines es una actividad común durante las Olimpiadas, y Gardner dijo que el pin como el que ellos usan hace fácil iniciar una conversación con las personas acerca del evangelio.

“Esta es mi sexta Olimpiada,” dijo Gardner. “Amo a Jesús y tengo una relación con él, y quiero que otras personas experimenten lo que yo he experimentado — tener la paz y la esperanza a través de Cristo.”

John Crocker, pastor de evangelismo y misiones de la Iglesia Bautista Whitesburg en Huntsville, Ala., dirigió un equipo de siete de su iglesia quienes pasaron tiempo en el intercambio de pines.

Aunque los pines que usaron eran diferentes a los pines de Capellanes de Deportes Internacionales, el mensaje era el mismo.

“Casi a cada persona que hemos parado le encantan estos pines y han escuchado el evangelio,” dijo Crocker. “Cuando se tiene una herramienta como el pin, es muy fácil poder compartir a Cristo.”

Jon Busk, ministro de escuela media en Whitesburg, y su esposa Jordan fueron parte del equipo que llegó a ministrar tanto los sitios olímpicos como los tugurios, conocidos como favelas, por medio de las fiestas de barrio.

“Disfruto experimentando otras culturas y viendo que la manera en la que adoramos a Cristo en EE.UU. no es la manera en la que otras personas en diferentes países lo adoran,” dijo Jordan. “Sí, adoramos al mismo Dios y creemos las mismas cosas, pero la manera en la que expresamos esos sentimiento de adoración pueden ser diferentes.”

El equipo de Whitesburg trabajó con Eric Reese, estratega de grandes ciudades de la Junta de Misiones Internacionales con base en Río. Reese y su esposa Ramona han estado en la ciudad de 11 millones de personas durante 16 años. Crocker supo de Reese hace unos años a través de una publicación de IMB y visitó la ciudad para determinar si una posible asociación sería una buena opción.

“Lo que vimos fue una familia de IMB llena del amor de Dios por la gente de Río,” dijo Crocker. “Presenciamos la más inteligente estrategia para alcanzar una ciudad enorme que yo haya visto en mi vida. Queríamos ser parte de eso.”

Desde entonces, Whitesburg ha llevado múltiples equipos a Río, y Reese ha estado en la iglesia para hablar.

“Esta es una de las más efectivas y hermosas relaciones misioneras que nunca hayamos tenido en la Iglesia Bautista Whitesburg,” dijo Crocker. “Absolutamente nos encanta llegar y compartir a Jesús con Eric y Ramona Reese y su ministerio.”

Reese dijo que los brasileños son algunas de las personas más abiertas, amorosas y aceptadoras que él haya conocido. Y aunque el ministerio olímpico es bueno, Reese dijo que los que asisten a las Olimpiadas son solamente un pequeño porcentaje de la población de Río. La mayoría de personas viven en las favelas y son muy pobres para participar en las festividades. Por eso es que él lleva voluntarios misioneros a ministrar allá además de a los sitios olímpicos.

En una favela donde él llevó a dos estudiantes de la Universidad de Carolina del Norte, compartieron el evangelio con un narcotraficante y vieron el cuerpo de un soplón al que le habían disparado varias veces. Tal es la vida de los más pobres en Río.

¿El mensaje para la gente que vive en tal extrema pobreza?

“Ninguna Olimpiada, ninguna Copa Mundial, puede cambiar su vida como Jesús lo puede hacer,” dijo Reese.

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  • Por Tim Ellsworth