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Pareja comienza un orfanato en El Salvador


COLLEGE STATION, Texas (BP)–Entre la belleza del paisaje de El Salvador, Robert y Annn Horton están trabajando para aliviar el sufrimiento humano entre los niños víctimas del lado criminal y feo de este país centroamericano.

Robert, un constructor de casas, hizo su primer viaje a El Salvador en el 2004 por petición de un amigo misionero que había encontrado a un creyente salvadoreño cuidando huérfanos en una escuela abandonada.

Desde entonces, los Horton, miembros de la Iglesia Bautista Central en College Station, Texas, han hecho 20 viajes, fundado un ministerio sin fines de lucro para ayudar a los necesitados en los EE UU y fuera del país, y han comprado una propiedad en El Salvador donde construirán dormitorios para niños abandonados.

Todo comenzó con un creyente salvadoreño llamado Johnny. Al caminar cerca de su casa, Johnny veía niños hambrientos, abusados y abandonados. Movido por la compasión, llevaba a algunos a su casa para alimentarlos y ofrecerles un lugar caliente donde dormir. Esto continuó hasta que se corrió la voz, llegando hasta el gobierno, el cual decidió darle una pequeña compensación de $200 mensuales y una pequeña escuela abandonada en la cual hospedar a los niños.

La compensación financiera no era suficiente para cubrir las necesidades, y justo entonces se comunicó con los Horton un médico misionero en El Salvador que había conocido a Johnny.

La pareja decidió ir a conocer a Johnny después que habían encontrado una propiedad y se preguntaban si podría construir algo ahí.

“No funcionó como lo esperábamos,” dijo Ann. “Nos enamoramos de los niños.”

Los niños menores de 14 años forman más del 35 por ciento de la población salvadoreña, equivalente a 2.6 millones de niños. Estudios recientes hechos por el gobierno y por agencias no gubernamentales muestran que miles de niños centroamericanos están siendo explotados con fines sexuales en una región con un alto índice de violencia. La violencia a menudo se agudiza por la extrema pobreza, y frecuentemente los niños no encuentran un refugio en su hogar.

Después de su primer viaje, los Horton ayudaron a comenzar Shelter the Homeless International Projects (SHIP, por sus siglas en inglés) en diciembre del 2004. La misión de SHIP es ayudar a quienes no tienen hogar y a los necesitados en los Estados Unidos y otros países, proveyendo hospedaje, alimentos y ayuda humanitaria. También proveen casas decentes y de bajo costo y ayuda para individuos y familias de bajos ingresos o discapacitados en Texas.

Con $100,000 acumulados a través de contribuciones individuales, compraron 12 acres de terreno en El Salvador y desde el 2004 han hecho varios viajes, todos pagados con sus propios fondos. Después de reunirse con un arquitecto que encontraron en un desayuno de oración, calcularon que el costo total de todo, desde el terreno hasta la excavación para los edificios del nuevo orfanato, sería de $250,000.

Con 38 huérfanos ya hospedados en la escuela abandonada, están construyendo para hospedar a 64 y quizá esperan hasta 80, lo cual crea la necesidad de mayor espacio, dijo Robert. Los Horton tienen planes para construir dos casas, poco a poco: una para niñas y otra para niños. Cada dormitorio podría albergar hasta 100 niños cada uno, y aún hay espacio en la propiedad para construir otro dormitorio más.

La mayoría de los huérfanos en El Salvador han sido abandonados o están en custodia del gobierno porque han sido abusados. Tal es el caso de muchas niñas en el orfanato. Una niña de 14 años había sido violada repetidamente por su padrastro de 70 años de edad, quien la dejó embarazada.

“Es triste verla intentando jugar con los otros niños cargando a un bebé en su cadera,” dijo Ann. “Johnny y su esposa Elena, los directores, tienen tres hijos propios, y aún así cada niño en el orfanato es tratado como si también fuera un hijo suyo,” añadió Ann.

Dios ha provisto hasta ahora, dijo Robert Horton, y confían en Él para que provea los recursos faltantes para cuidar de los huérfanos.

“Algunos de los niños son discapacitados, incluyendo a dos que tienen atrofia muscular, y necesitamos provisiones médicas también,” dijo. “Algunos de jovencitos han hecho sillas de ruedas usando sillas de plástico y ruedas para bicicleta.”
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Emily Crutcher es una corresponsal de la publicación bautista del sur TEXAN en texanonline.net. Para obtener más información sobre SHIP, visite shipinternational.org.

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  • Por Emily Crutcher