- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

Piense bien de los demás, Quietud

[1]

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien
con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. Filipenses 2.3

NASHVILLE, Tenn. (BP)–El egoísmo es una de las actitudes que más daño hace a la nación, a la comunidad en que vivimos y desafortunadamente a nuestras iglesias también. Si pudiéramos eliminarlo, todos viviríamos más felices y unidos.

El mundo actual anima a las personas a ser el número uno en todo. Los anima a llegar a las mejores posiciones, aunque tengan que utilizar cualquier medio para lograrlo. Esos líderes no consideran ni aprecian el trabajo que otros hacen para que ellos alcancen tal éxito. En muchas ocasiones esos líderes dominados por su egoísmo caen de una manera sorprendente y sus obras se olvidan con prontitud por todos.

Así mismo puede suceder en nuestras iglesias cuando dejamos que el egoísmo sea una práctica en nuestro servicio y queremos que las cosas sean hechas siempre a nuestra manera, sin pensar que el aporte de otras personas es también importante. Podemos aprender a delegar en otros, reconocer que muchas veces sus ideas son mejores que las nuestras y que ellos alcanzan a personas para Cristo. Nuestra actitud para servir al Señor determinará si nuestras obras son hojarascas o piedras preciosas.

Algunas personas piensan que en la iglesia no puede haber unidad porque todos somos imperfectos. Esa idea es falsa y viene del gran enemigo que desea que siempre hayan peleas y divisiones entre ellos. Cuando eliminamos el egoísmo en nuestro servicio cristiano, estamos preparados para apreciar el trabajo de otros a quien también Dios ha escogido. Lo mejor es que unos y otros estemos sometidos a Cristo, quien es nuestro mejor ejemplo.

Para lograr la unidad es necesario que estemos dispuestos a hacer algunos cambios personales que nos ayuden a cambiar nuestra actitud egoísta. Debemos servir a los demás con alegría y gratitud a Dios porque siendo nosotros tan imperfectos, Él nos da el privilegio de servirle en su Reino. Con la ayuda de Dios podemos ser obreros que honren al Señor Jesucristo con fidelidad y demostrando amor hacia todos.
–30–
Este escrito fue publicado originalmente por la revista Quietud® en el número correspondiente al otoño de 2011.Si desea saber más sobre la revista Quietud visite www.lifeway.com/espanol

[2]