- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

PROGRAMA COOPERATIVO: Cuando los misioneros lloran

[1]

NASHVILLE (BP) — Tal vez has visto a un misionero llorar.
Al entrevistar a un misionero en Ecuador hace algunos años, el corazón se me hizo un puño cuando él me habló entre lágrimas sobre su experiencia de persecución por parte de indígenas entre los cuales él trabajaba en las montañas andinas.
Era medio día, estábamos en una fría y oscura habitación. Todo lo que yo pude hacer fue sentarme ahí y ahondar en busca de empatía dentro de mi alma mientras él lloraba.
En una conferencia, más recientemente, vi llorar a un esposo y a su esposa, misioneros en Rusia, mientras describían su amor por la gente a la que ellos habían servido.
Me había referido a los rusos como enemigos comunistas, gente que hablaba un idioma distinto que a veces estalla desde adentro de su pecho o desde detrás de su garganta.
Y que ellos usaban sombreros peludos.
Aquellas nociones de repente se me convirtieron en una vergonzosa caricatura en el cerebro. A través de las lágrimas de este misionero, comencé a ver a los rusos como personas reales que, por décadas, trabajaron bajo un sistema de gobierno que buscaba negarles cualquier oportunidad preciosa para encontrarse con el Señor viviente.
Y tan solo el otro día, vi a otra pareja, misioneros en Malawi durante más de 20 años, llorar por el país que habían dejado atrás mientras se ajustaban a su retiro.
El ardiente deseo por compartir a Cristo todavía ardía en sus entristecidas almas — almas que se quedaron, en gran parte en África.
¿No es esto algo maravilloso acerca del Programa Cooperativo que debería incitarnos, como bautistas del sur, a una profunda gratitud al Señor? A través del PC, y a través de nuestras ofrendas para misiones, enviamos a misioneros con pasión a las masas en el mundo quienes se unen a creyentes locales en villas rurales y pueblos, y en centros urbanos para compartir una fe maravillosamente redentora.
Y afortunadamente, estos misioneros son conocidos por llorar con un corazón cargado — y con un corazón gozoso — por el llamado misionero que nosotros facilitamos a través del Programa Cooperativo.