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PROGRAMA COOPERATIVO: ‘Nada como él’

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KANSAS CITY, Mo. (BP) — El Programa Cooperativo no debe ser una vaca sagrada, pero se le acerca a una para mí. Iniciado por los bautistas del sur hace casi un siglo, ha probado ser la más efectiva y duradera manera de sostener nuestro ministerio y trabajo misionero colectivo.

Frecuentemente hablo con líderes de otras denominaciones evangélicas que sienten envidia del Programa Cooperativo. Y deben sentirla; no hay nada como él en el protestantismo estadounidense.

Yo fui criado en una iglesia bautista del sur, así que crecí con un conocimiento general del Programa Cooperativo. Sin embargo, no fue hasta que sentí el llamado de Dios al ministerio que me volví completamente consciente — y completamente apreciativo — del Programa Cooperativo.

Como estudiante de seminario, me dejó sorprendido cuán costeable era mi entrenamiento de seminario en comparación con otros seminarios evangélicos. Cuando era estudiante del Seminario Teológico Bautista Southern, aprendí más personalmente cómo funcionaba el Programa Cooperativo, sentí cuánto me ayudaba, y lo vi impactar el mundo proveyendo para nuestros misioneros. Fue durante este tiempo que me convertí en un verdadero creyente.

Luego, las dos iglesias que tuve el privilegio de dirigir dieron el 14 por ciento y el 10 por ciento de sus ingresos no designados mediante el Programa Cooperativo.

La primera iglesia crecía exponencialmente, y coqueteamos con la idea de recortar nuestra donación al PC para contratar personal adicional. Pero nos mantuvimos firmes. La segunda iglesia, por el contrario, tuvo que recortar su presupuesto en un par de ocasiones. Recortar el PC hubiera sido la manera más fácil para balancear el presupuesto, pero ahí también nos mantuvimos firmes. Yo había llegado a valorar tanto el Programa Cooperativo que abogué en contra de recortarlo. Con agradecimiento, en ambas iglesias, el PC ganó y mantuvimos nuestro dar a niveles altos.

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Ahora, como presidente de un seminario, dirijo una institución que se beneficia diariamente del Programa Cooperativo. Sin él, nos veríamos forzados a doblarles el costo de la matrícula a los estudiantes. Tal movimiento diezmaría el seminario, bajaría la matrícula y traería apuros económicos inmediatos y a largo plazo a nuestros estudiantes.

En el mundo de la educación teológica, los seis seminarios de la SBC constituyen imponentes diferencias en tamaño, apoyo y sobre todo fortaleza. El Programa Cooperativo es esencial para esta vitalidad.

Aunque el Programa Cooperativo se ha probado a sí mismo desde 1925, no lo podemos dar por sentado. Lo descuidamos o lo minimizamos a nuestro propio riesgo. Sin un PC robusto, nuestro trabajo como un todo sufrirá. Con un PC robusto, nuestro ministerio colectivo y nuestra misión pueden florecer. Eso es por lo que debemos trabajar en nuestra generación para fortalecer el Programa Cooperativo.

Consideren estas tres observaciones para lograr ese fin:

Primero, como nuestra convención en su totalidad, el Programa Cooperativo es mejor dirigido por pastores. El repunte en el dar del Programa Cooperativo en los años recientes es un resultado directo de los esfuerzos pasados del expresidente de la SBC, Ronnie Floyd con este fin. Floyd, ahora presidente del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur (SBC) estratégicamente trabajó con los pastores animándolos a fortalecer su dar al PC. Gracias a Dios, los subsiguientes presidentes de la SBC, Steve Gaines y J.D. Greear han continuado el mismo énfasis. Quizá no exista un factor único que determine tanto la fortaleza del PC en los años por venir como que nuestros pastores crean en el PC y lo defiendan.

Segundo, aquellos de nosotros que servimos en entidades sostenidas por el PC debemos constantemente darles a las iglesias bautistas del sur buenas razones para apoyarnos. Esto es cierto en cada nivel de la vida de nuestra denominación: local, estatal y nacional.

Existimos para servir a las iglesias; ellas no existen para servirnos a nosotros. Necesitamos garantizar que nuestras iglesias continuamente ven los beneficios de sus entidades trabajando para ellas. A medida que nuestras iglesias encuentren en nosotros un hábil, sensible y fiel servicio, ciertamente encontraremos en ellas un apoyo suficiente para hacer nuestro trabajo.

Tercero, todos nosotros tenemos que ser cuidadosos en nuestra postura y en la forma que hablamos del dar al Programa Cooperativo. Si una iglesia está evaluando o recortando su apoyo al PC, no los persuadamos, presionemos ni avergoncemos. Esa no es una estrategia ganadora. Mi evaluación no es un cálculo pragmático o político. Es uno bíblico y teológico. Cristo prometió edificar su iglesia, no nuestra denominación. Limpiemos nuestro vocabulario, y usemos palabras como “por favor” y “gracias,” y archivemos palabras como “deben” y “tienen que.” Las entidades de la Convención Bautista del Sur y nuestras convenciones estatales socias sirven a las iglesias, no al revés. A medida que las sirvamos, ellas nos apoyarán.

La persistente generosidad de los bautistas del sur mediante el Programa Cooperativo es una señal de la continua mano de Dios en nuestro trabajo. En los círculos de la denominación, es un milagro moderno. A través de las misiones y ministerios de la SBC, juntos hemos impactado el mundo. Continuemos celebrando y fortaleciendo nuestro trabajo colectivo.