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Pueblos peruanos reciben ayuda después del terremoto


ICA, Perú (BP)–Miles de personas que quedaron sin hogar y sin alimentos debido a un masivo terremoto que estremeció el desolado desierto sureño de Perú están recibiendo ayuda gracias a la generosidad de los bautistas del sur, quienes donan recursos al Fondo Mundial del Hambre.

Por lo menos 159 personas murieron y 60,000 casas fueron destruidas cuando el temblor de 8.0 grados en escala de Richter sacudió la costa central peruana el 15 de agosto. La onda de choque derribó casi todos los edificios del la ciudad portuaria de Pisco, donde muchas estructuras habían sido construidas sin usar ladrillos de adobe reforzados.

“Las poblaciones de Ica, Pisco, Chinca, Canate fueron severamente dañadas y muchas comunidades más pequeñas quedaron totalmente destruidas,” dijo Jim Brown, director de U S Baptist Global Response, una organización internacional bautista del sur que provee desarrollo y socorro. “La carretera que viene de Lima quedó tan dañada hasta el punto de que las grandes camionetas cargadas con suministros de socorro no podían pasar. El gobierno tuvo que enviar los primeros cargamentos de ayuda por vía aérea.”

No ha sido fácil para los pobladores recuperarse del terremoto ya que ayudar a limpiar los escombros significa que no pueden atender sus cosechas, dijo Rick Miller, coordinador de los esfuerzos socorristas de los bautistas del sur en esa área.

“Ayer estuve en una comunidad y pregunté qué planean hacer acerca de la reconstrucción,” dijo Miller. “Sus casas están completamente destruidas y están viviendo en viviendas con techos de paja o refugios hechos con deshechos de plástico y cartón. Respondieron que los hombres están en los campos todo el día y no tienen tiempo para quitar los escombros. Necesitan ayuda para remover el escombro antes de que puedan comenzar a reconstruir sus hogares.”

La inusual intensidad del terremoto generó publicidad internacional y toneladas de suplementos de socorro llegaron a Perú. La mayoría, se dice, terminó a la venta en los mercados locales mientras que las comunidades más pequeñas recibieron poca o ninguna asistencia, dijo Miller.

Eso hace que los esfuerzos privados de ayuda sean aún más críticos, dijo Brown, quien viajó hasta el área afectada para evaluar las necesidades. Éste hizo un viaje con Cliff Satterwhite, director de ayuda humanitaria de la Convención Bautista del Sur de Carolina del Sur, y quien coordina los esfuerzos socorristas en Perú ya que su estado tiene una relación con los bautistas de esa localidad.

“Sabemos que otros grupos han estado proveyendo ayuda en ciertas áreas, pero parece que en Ica sólo están trabajando los bautistas y los voluntarios del Ejército de Salvación local,” dijo Brown. “Uno de nuestros compañeros de ministerio, Protección Cristiana Civil, también envió un equipo de evaluación, para que busquen áreas a las que no ha llegado la ayuda.”

La respuesta cristiana ante el desastre fue sorprendente, dijo Brown.

“Los bautistas peruanos y otros obreros cristianos se involucraron rápidamente,” dijo. “Los voluntarios viajaron cuatro horas desde Lima para llegar hasta el lugar de la acción y Pepe Flores, el presidente de la Convención Bautista Peruana, viajó personalmente al área, acompañado por un representante de la Misión Bautista Británica, para ver de qué manera podían ayudar.

La visita del presidente animó grandemente a los creyentes de Ica. Habían presenciado un flujo continuo de voluntarios para ayudarles. Fue emocionante ver a la gente que se preocupa conectarse con aquellos que tienen necesidad.”

El equipo de evaluación inicial llevó frazadas, alimentos básicos, agua, tablillas de plástico y productos de higiene que fueron comprados con $50,000 provenientes de los fondos para emergencias de los bautistas del sur. Una asignación de $33,726 del Fondo Mundial del Hambre de los Bautistas del Sur comenzó cocinas comunitarias en 50 localidades –las operaciones de las cocinas están en manos de los mismos residentes. Canastas alimenticias con arroz, lentejas, fideos y aceite enviadas por los bautistas del sur están siendo complementadas localmente con papas y pollo o pescado –suficientes para alimentar a 5,000 personas por hasta dos meses. Cada canasta alimenticia comunitaria proveyó 500 comidas a un costo de $113. Un énfasis especial se ha estado haciendo para que los niños reciban un nutritivo desayuno de avena.

Otros $15,000 en fondos de socorro también se asignaron para lanzar proyectos de ayuda médica en el área. Los equipos de evaluación descubrieron que una variedad de desórdenes respiratorios, cutáneos y digestivos estaban apareciendo luego del terremoto. Se espera que hasta 5,000 personas reciban ayuda de los equipos médicos voluntarios enviados a ese lugar.

Otras dimensiones de la multifacética respuesta incluyen:

— Mujeres y niños. Los bebés recién nacidos y las madres embarazadas recibirán un paquete que contiene vitaminas, pañales, biberones y otros artículos.

— Proyectos de agua. Varias comunidades no tienen o tienen limitados suplementos de agua, al punto de que las cocinas comunitarias tienen problemas para preparar los alimentos. Se comprarán tanques de agua para ayudar a las comunidades a conservar la escasa agua y se enviarán camionetas cargadas de agua a las poblaciones, a un costo de $18 cada viaje. Se han distribuido botellas de cloro para ayudar a purificar el agua local.

— Centros comunitarios. Los equipos de socorro necesitan una oficina para sus operaciones, pero pocas localidades cuentan con un lugar apropiado después del temblor. Con los fondos provistos se les ayudará a construir refugios hechos de palos de bambú y paredes de paja tejida, a un costo aproximado de $100 cada una. Los voluntarios de la Convención Bautista de Carolina del Sur se comprometieron a proveer 10 de estos refugios.

— Reconstrucción de iglesias. El edificio de la iglesia en Ica se ha estado usando como centro de distribución de ayuda de emergencia en una área tan afectada por el terremoto, y sus miembros han sido de gran ayuda en la distribución de suplementos y liderando los esfuerzos de ministerio. Los obreros socorristas creen que la demostración de compromiso de la congregación merece que se les ayude a reconstruir su edificio.

Los residentes de las comunidades que se han beneficiado con la ayuda han respondido ante el gesto pidiendo estudios bíblicos, reportó Brown.

“En una comunidad, se dieron siete estudios bíblicos pero no se pudo responder a tres peticiones por no haber suficientes líderes,” afirmó. “Se lanzó un llamado de ayuda y se realizaron 14 estudios bíblicos a la siguiente semana. De hecho, dos iglesias de Lima han adoptado áreas que han recibido ayuda.”

Más de 20,000 personas han sido ayudadas con estos esfuerzos, dijo Miller, pero la necesidad sigue siendo muy grande.

Mientras que algunas comunidades ya han podido alcanzar la autosuficiencia, muchas todavía necesitan alimentación, refugio y ayuda médica, afirmó. La gente vive en refugios de paja improvisados en un ambiente desértico donde las temperaturas bajan muchísimo cada noche. Aunque las tablillas plásticas y las frazadas han ayudado en algo, la única solución a largo plazo es reconstruir las casas.
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Mark Kelly es un escritor independiente residente en Gallatin, Tenn.

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