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Recién casados dejan atrás su vida en Sudáfrica para evangelizar a Norteamérica

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NORWICH, Conn. (BP) — Shaun Pillay entiende que Dios le ha llamado a cambiar vidas con el evangelio de Cristo, cueste lo que cueste. Nacido y criado en Sudáfrica, Shaun y su esposa Deshni arribaron a los Estados Unidos en el 2007. Recién casados, vendieron sus pertenencias para financiar su mudanza, trajeron consigo sólo un par de maletas, una Biblia, su álbum de bodas, y la voluntad de seguir el llamado de Dios a dondequiera que les llevare.

El misionero Shaun lo describe de esta forma: “Fue un salto de fe… un salto de locos. Todo era tan diferente, menos nuestra pasión por Jesús. Cada mañana al despertar sabíamos que estábamos en el lugar en el que Dios quería que estuviésemos.”

Cuando era joven en Sudáfrica, a Shaun le sorprendió enterarse de la necesidad de misioneros en los Estados Unidos. Aún más le sorprendió el hecho de saber que Dios le estaba llamando a ser uno de ellos.

Shaun comenta: “Siendo honesto, nunca había pensado que vendría a este país. Uno siempre se entera de todo lo que Dios está haciendo en África y en otros lugares similares, pero es triste ver lo que está ocurriendo en Europa y en EU en lo que respecta a la iglesia.”

Dios envió a Shaun y a su esposa a la pequeña ciudad de Norwich, Connecticut. Con una población de 40,000 habitantes, la ciudad está llena de historia y diversidad. Antes diferenciada por el dinero y su influencia, ahora está marcada por las dificultades económicas y el consumo de drogas.

Shaun nos narra cómo escogieron su campo misionero: “Nos fijamos en la población de personas sin hogar, los problemas de drogas en Norwich y resultaba evidente que la luz de Cristo tenía que resplandecer en esta ciudad. Hemos tenido compasión como lo hizo Jesús, mirando a la multitud que vaga como ovejas sin pastor.”

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La meta de Shaun y Deshni sigue siendo la misma desde su llegada: guiar y amar a la gente de la comunidad así como Cristo lo haría. Comenzaron la iglesia Cornerstone International en un esfuerzo por brindar a la comunidad de Norwich un lugar donde reunirse y crecer en Cristo. Desde el momento en que abrieron sus puertas ha sido así.

David Holland llegó a esta iglesia contratado para encargarse de la limpieza. Esto fue antes del Domingo de Resurrección del 2007. Notoriamente conocido en Norwich como traficante de drogas y en constantes roces con la ley, David estaba en necesidad. Shaun sabía que no podía dejar pasar la oportunidad de comenzar una amistad con este hombre. Le acompañó mientras trabajaba y se pasó la tarde hablándole de Cristo. Al final le invitó al primero servicio de la iglesia que se celebraría ese domingo.

Shaun recuerda: “David asistió a la iglesia ese domingo. Antes de terminar el culto, pasó al frente y recibió a Jesucristo. Fue un gran momento en su vida y en la vida de nuestra iglesia.”

El año pasado David se convirtió en el primer diácono de la iglesia y está trabajando junto al pastor Shaun para llevar a la ciudad de Norwich a los pies del Señor.

David dice que “Dios puso a Shaun en mi vida. Él me ha visto pasar por tantas cosas. Es un buen hombre, un hombre de Dios. Todas las personas a quien se lo presento se enamoran de él.”

Después de que David recibiese a Cristo, él y su pastor se encontraron con un grupo de policías que conocían a David en sus tiempos como traficante de drogas. Como no le habían visto en meses, David les explicó que su ausencia en el sistema legal era resultado directo de su vida renovada en Cristo.

Shaun recuerda que los oficiales le dijeron: “Ojalá todos los traficantes de drogas en la ciudad conocieran a tu Jesús.”

Para el pastor Shaun, éste fue sólo un pequeño paso para cambiar no sólo una vida, sino toda la ciudad de Norwich. Aunque la obra es lenta, reconoce que cada conversación, cada semilla plantada, es una victoria en el nombre de Cristo, y espera que en los próximos años más historias como la de David sean parte de su diario acontecer.

En sus palabras, él declara “Llegaremos a estas personas, ya sea dejar nuestra patria o ir a un lugar donde no conocemos a nadie. Estamos aquí para compartir del amor de Cristo, cueste lo que cueste.”

Sara Shelton es coordinadora de desarrollo de contenidos de En Misión. Vea un video sobre Shaun Pillay en anniearmstrong.com.
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