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Sé “Totalmente Suyo,” es el reto para los bautistas


HOUSTON (BP) — Durante el reporte sobre la Junta de Misiones Internacionales en la reunión anual de la Convención Bautista del Sur en Houston, Tom Elliff, el presidente de la JMI (IMB, por sus siglas en inglés), retó a los bautistas del sur a comprometerse a ser “Totalmente Suyos” y cooperar en la causa de Evangelio.

Ahora mismo es la época de mayor perdición espiritual en el mundo, dijo Elliff, mientras que cerca de 1 billón de personas probablemente morirán sin haber escuchado nunca el Evangelio de una manera que puedan entenderlo y responder a él. De la misma manera, esta es la época de más fácil acceso y de mayor abundancia de recursos.

“Dios le ha dado algo increíble a los bautistas del sur, que es el entendimiento de lo que significa cooperar,” dijo Elliff. “…La esencia del [Programa Cooperativo] es que encontramos la manera de trabajar juntos. ¿Vamos a desaprovecharla? ¿Vamos a meternos a la trinchera en el día de la mayor perdición espiritual del mundo? ¿Nos vamos a negar a sacrificarnos?”

Todo comenzó en Montana.

Elliff comenzó a contar una historia que cubre décadas, vidas y continents — desde Montana hasta las montañas del Ecuador y el sur de Asia. En el centro de la historia, dijo, yacen dos asuntos: primero, gente que es totalmente Suya y segundo, gente que han aprendido “el secreto” de la cooperación –- un secreto que los bautistas del sur deben recuperar.

La historia comenzó en una iglesia: Paramount Baptist Church en Amarillo, Texas. Sam Cordell* había dado clases sobre misiones en su iglesia e incluso hizo dos viajes misioneros internacionales. Un día, Cordell estaba intrigado por el viaje misionero que su iglesia planificaba para ir a Montana y decidió unirse al grupo.

Algo sucedió allí, dijo Elliff, eso significó que Cordell se iba a multiplicar personalmente y exponencialmente. Dub Finley, un plantador de iglesias en Montana, explicó a través de un video la manera en que su hija Debbie* conoció a Cordell durante su viaje misionero y con el tiempo se casó con él.

“Era obvio que cuando decidieron casarse las misiones estarían muy presentes en sus vidas,” dijo Finley. “En ese momento, no estábamos seguros de qué manera, pero sí sabíamos en dónde estaba el corazón de él y el de mi hija, también.”

Después del seminario, los Cordell regresaron a Montana como plantadores de iglesias, y ormaron una relación importante con la Woman’s Misionary Union de Montana. Por más de 30 años, los miembros de la WMU de Montana habían sido compañeros de oración de los Cordell en su ministerio. Paula Rasmussen, directora de la WMU de Montana, compartió un video sobre la manera en que su relación con los Cordell había impactado su propia vida.

“La mejor parte de mi relación con Sam y Debbie ha sido el hecho de que tú sientes que formas parte de una aventura misionera,” dijo Ramussen.

Y se extendió hasta Sudamérica.

Sam y Debbie comenzaron a sentir una carga por el mundo y en 1991 fueron nombrados misioneros de la Junta del Misiones Internacionales para Sudamérica, primero sirviendo en Chile y luego en Ecuador donde trabajaron con los indios quichuas. Sam y Debbie tiene una “habilidad única para invitar a la gente a unirse a ellos en su viaje,” dijo Elliff. Comenzaron a asociarse con muchos equipos de bautistas del sur que hacían viajes misioneros a corto plazo.

Gary Hollingsworth, quien fuera pastor de First Baptist Church en Trussville, Alabama, y ahora es el pastor de Immanuel Baptist Church en Little Rock,Arkansas, habló sobre la manera en que las iglesias se han asociado con los Cordell en Ecuador.

Para Immanuel, involucrarse en las misiones fue “nuestro primer paso en términos de verdaderamente ir más allá de las donaciones,” dijo Hollingsworth. “Siempre hemos sido una iglesia con una ofrenda [misionera] sólida, aunque ciertamente, al decidir ir, se determinó un estándar mayor.”

A través del trabajo conjunto de Immanuel y los Cordell, “Dios comenzó a derramar bendición entre los quichuas,” dijo Elliff. En menos de una década, Cordell ha discipulado y capacitado a 200 creyentes quichuas para compartir el Evangelio, y ha capacitado a 41 quichuas para que planten iglesias. En el proceso, uno de los hombres comenzó a sobresalir –- Cebrián Bolívar*, quien plantó y dirigió 26 iglesias por sí mismo.

Después de un tiempo, los Cordell comenzaron a darse cuenta que su trabajo entre los quichuas estaba llegando a su cierre, y comenzaron a pensar en servir en otra área del mundo.

“No hemos de ser personas que se establecen, hemos de ser pioneros,” dijo Elliff. “No hemos de establecernos y disfrutar la luz… Sam quería ser una persona que perforaba agujeros en la oscuridad.”

Cuando los Cordell anunciaron que se mudarían de Sudamérica hacia el sur de Asia, Bolívar les preguntó si podía ir con ellos. Cordell sintió que Bolívar realmente recibió el llamado –pero le advirtió que no sería fácil.

Bolívar no era una decisión obvia de un candidato a misionero –- creció en una pequeña granja en las Montañas de los Andes donde los campesinos a duras penas ganan un minúsculo ingreso. De las 20 familias cristianas que lo apoyarían, solamente dos contaban con algún tipo de vehículo motorizado.

Y además su padre, aunque es creyente, se oponía a que se fuera — Bolívar es uno de sus diez hijos, y se esperaba que él se hiciera cargo de la granja de su padre y lo cuidara en su vejez.

Un día Bolívar le preguntó a su padre: “Si tuvieras 10 ovejas ¿Cuántas le pertenecen al Señor?”

“Una,” respondió su padre.

“¿Y si fueran 10 gallinas?” preguntó Bolívar.

“Bueno, una,” respondió su padre.

“Padre, tienes 10 hijos,” dijo Bolívar. “¿No debería ir al Señor uno de ellos?”

Y su padre dijo, “Por lo tanto, hijo, ese debes ser tú.”

Y se mudó a Asia.

Bolívar ha estado trabajando en Asia con los Cordell por casi ya dos años, haciendo nuevos amigos y aprendiendo inglés e hindi. En un video, Bolívar dijo que está ahí por el llamado que Dios puso en su corazón, y que compartir el amor de Dios es “la cosa más hermosa” que podemos hacer.

“Fue increíble la manera en que Dios tocó la vida de un joven como éste y le dio este llamado — que simplemente lo tiene que hacer para Dios,” dijo Cordell.

Incluso si los creyentes quichuas se unieran, no habría dinero suficiente para apoyar por completo a Bolívar, dijo Cordell. Pero Immanuel Baptist Church también le ha brindado su apoyo.

Después, Elliff le preguntó a la multitud si querían conocer a Bolívar, y apareció éste en una pantalla a través de Skype.

Con la traducción de Cordell, Bolívar dijo primero, “Fue tan duro para mí creer realmente que Dios me estaba llamando. Fue difícil. Pero sentí tanto amor por esa gente tan lejos en el sur de Asia que entonces supe que Dios me llamaba.”

Cuando Elliff preguntó si podían orar por Bolívar, la multitud de varios miles indicó abrumadoramente que sí lo haría.

Cordell dijo que ha tenido muchas oportunidades de compartir su fe con las personas del sur de Asia. Un joven llamado Chaggi ha aceptado a Cristo a través de una relación con Bolívar y ahora es la tercera generación de testigos en esta herencia de fe.

5 retos

La historia de los Cordell no es solamente la historia de una iglesia o de un hombre y su esposa, dijo Elliff. Es la historia de la cooperación entre los bautistas del sur para tocar los confines de la tierra –a través del trabajo y asociación de las iglesias bautistas del sur, los seminarios bautistas del sur, la WMU, la IMB, los quichuas de Ecuador y la gente del sur de Asia.

“Esto sólo es un microcosmos,” dijo Elliff. “…Lo mismo pudiera repetirse una y otra vez.

“… ¿Vamos a economizar? ¿Nos vamos a echar para atrás? preguntó.” … ¿No sería el caso que si damos todo para poner nuestros corazones encendidos alrededor de la causa de las misiones internacionales que Dios pudiera sonreír a los bautistas del sur y nos diera más tiempo?

“O, Dios, es mi oración que este sea nuestro caso. Y oro que tú y yo decidamos ser totalmente suyos, rendirnos absolutamente ante Él.”

Para concluir, Elliff presentó cinco retos ante la multitud:

— Orar diariamente por los no alcanzados y por tus misioneros bautistas del sur trabajando entre ellos.

— Involucrarse semanalmente con su iglesia en el apoyo de las misiones globales.

— Orar con su iglesia mensualmente por un reavivamiento genuino que produzca obreros para la cosecha.

— Participar anualmente en uno de los proyectos misioneros globales de tu iglesia.

–Ofrecerte diaria y personalmente como un testigo fiel, por el resto de tu vida.

Las personas dispuestas a comprometerse a hacer estas cinco cosas pueden encontrar más recursos para ayudarlos en su travesía en www.totallyhis.imb.org.
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*Seudónimos. Laura Fielding es una escritora de la Junta de Misiones Internacionales.

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  • Por Laura Fielding