- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

SEMANA DE ORACIÓN: Los peligros en las calles de Río no lo desvían de testificar

[1]

NOTA DEL EDITOR: Este año, la Semana de Oración por las Misiones Internacionales en la Convención Bautista del Sur será del 4 al 11 de diciembre y el tema es “Su corazón, Sus manos, Su voz –- Tú y Yo somos las misiones bautistas del sur,” basado en Hechos 1:8. Cada año, la Ofrenda de Navidad Lottie Moon suplementa al Programa Cooperativo proveyendo apoyo a las 5,000 iniciativas para compartir el Evangelio a través de los misioneros internacionales. Este año, la meta de la ofrenda es de $175 millones. Para encontrar materiales acerca de esta ofrenda, visite imb.org/offering o http://hispanos.imb.org/lottie

RÍO DE JANEIRO, Brazil (BP)–Su corazón tiene una carga: un día, va a salir a compartir el Evangelio y no regresará a casa.

Eric Reese, un misionero de la Junta de Misionera Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés) sirve en uno de los campos misioneros más peligrosos en Sudamérica -– las favelas de Río de Janeiro, Brasil, controladas por las pandillas.

“Le escribí una carta a mi esposa,” dice Reese. “Le dije, ‘Amor, si no regreso, sé fuerte. Diles a las niñas que su papá las va a extrañar. Que Dios también tiene un plan para sus vidas.'”

La pasión de Reese es hablar del Evangelio con los narcotraficantes, pandilleros y prostitutas.

“Quiero amar y demostrar a esas personas que no son un grupo olvidado,” dice. “No son un grupo que no tienen importancia para Cristo. Todos tienen el mismo valor a los pies de la cruz.”

[2]

Reese y su esposa Ramona han servido en Brasil desde 1999 y han criado a sus dos hijas, Gloria, de 13 años y Alicia, de 9, entre el entorno de Río, la mega metrópolis de Brasil. La familia Reese proviene de Sherwood Baptist Church en Albany, Georgia.

Ramona trabaja en Río con las mujeres en las favelas y con las de escasos recursos. En años anteriores, Dios ha virado el enfoque de sus esfuerzos evangelísticos para incluir también a las esposas y madres en la clase media que ha conocido en el gimnasio y en la escuela de sus hijas y en las prácticas de ballet.

Aunque Ramona raramente entra en los barrios violentos con su esposo, el hecho que él ministre ahí afecta a toda la familia.

“Creo que yo era genuinamente ingenua y no entendía lo que estaba pasando durante los primeros cuatro años,” dice ella. “Pero cuando comienzas a ver que la gente muere –gente que conoces—entonces entiendes lo que está pasando realmente…”

Esa realidad se concretizó la noche en que la policía llamó a Eric y le pidió que sirviera como mediador en un posible tiroteo. Él era la única persona en la cual confiaban ambos bandos.

Ella no quería que Eric fuera, pero no le pidió que se quedara. Le dijo a su esposo que siguiera el liderazgo de Dios.

“Tenía tanto miedo. Ya sabes a qué me refiero, ¿verdad? Fue una de las ocasiones donde tienes tanto miedo que lo único que puedes hacer es orar” dice Ramona.

En retrospectiva, los Reese se dieron cuenta que la decisión de Eric de ir esa noche abrió las puertas para compartir a Cristo.

“No encontré donde Jesus dijera, ‘Si en frente de ti hay gente con pistolas, no compartas el Evangelio,'” dice Reese. “No voy a permitir que los hombres eviten que comparta el Evangelio. No importa cuáles sean los obstáculos, el Evangelio tiene que llegar a esa gente.”

Cuando Reese comenzó a ministrar en Río, compartió abiertamente con su familia lo que había experimentado. Pero se dio cuenta muy pronto que había afectado a su esposa e hijas.

“Cuando hablamos con las niñas sobre los factores de riesgo que su padre iba a sortear, [Eric] más o menos nos lo explicó,” dice Ramona. “Si las protegemos y les explicamos los efectos espirituales de todo esto, ellas van a estar bien. Pero no podemos decirles toda la información, todas las cosas que pasan realmente. Entonces las asustaríamos y las pondríamos nerviosas.

“Hay ciertas cosas que, ahora él sabe, no puede decirme [a mí tampoco],” dice Ramona.

La familia Reese ha sido criticada por arriesgarse frente a tal peligro. Pero Ramona dice que tales críticos no entienden la manera en la que obra Dios.

“He aprendido a confiar en Dios y a confiar a mi esposo en las manos de Dios. El Señor es la persona principal que debe estar a cargo de mantenerlo a salvo en lo que hace. Y yo tengo toda mi confianza en eso.”

Reese dice que su familia sigue en el campo misionero por todo lo que Cristo ha hecho en ellos.

“Cuando pienso en lo que Jesús hizo por mí –- fue golpeado, le escupieron por algo que no hizo y que no debía,” reflexiona Reese. “Él murió para que yo pudiera tener una oportunidad de ser salvo… estoy dispuesto a arriesgarlo todo, al ver que Él lo dio todo.”
–30–
Tristan Taylor sirve como el escritor de la Junta de Misiones Internacionales, IMB, en Latinoamérica.