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Si el cristianismo no es una religión sino una relación, entonces, ¿Cómo están las relaciones en su iglesia hoy?

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Cuando comencé a asistir a una iglesia cristiana evangélica, allá por el comienzo de la década de los noventa, una de las frases que me explicaron de inmediato fue “el cristianismo no es una religión, sino una relación personal con Cristo.” Esto captó mi atención porque estaba acostumbrado a algunas tradiciones religiosas, el tener que asistir a la iglesia, ayudar a los pobres, dar limosnas, o aún predicar a otros acerca del Reino de Jehová (durante un tiempo me visitaban en casa los Testigos de Jehová). Se asumía y enseñaba que todo esto era necesario para estar bien con Dios, pero luego me explicaron que Cristo vino a buscar y salvar a los perdidos, y para restaurarnos a una relación rota con Dios a causa de nuestro pecado. Sólo Cristo podía restaurarla, no nosotros porque somos pecadores, y solamente la obra de Cristo en la cruz y su resurrección eran suficientes para perdonar y redimir, no nuestras obras religiosas. Creí en Cristo y transformó completamente mi vida.

Sin embargo, a medida que he crecido en la vida cristiana, me he dado cuenta de que aún los que profesamos ser seguidores de Cristo, tenemos la tendencia de olvidar la máxima de que Dios quiere tener una relación de amor personal y profunda con nosotros a través de Cristo, y de alguna manera, derivamos a las acciones religiosas para sentirnos bien con Dios. Por lo tanto, terminamos vacíos, aun estando en la obra de Dios. Como dijo alguien, “estamos en la obra de Dios, pero hemos descuidado la relación con el Dios de la obra.”

Nuestras iglesias necesitan aprender a comunicarse con las nuevas generaciones en el sentido de que ellos tienen preguntas diferentes a las generaciones pasadas. Realmente creemos que esas respuestas profundas del alma se encuentran en la persona de Cristo. Hay algo común a todas las generaciones, y es que todos necesitamos crecer en nuestra relación personal y en comunidad con Dios. Hagámonos unas preguntas y evaluemos el estado de las relaciones espirituales de nuestras congregaciones para ayudarnos a crecer en las áreas que Dios nos revele.

Un principio rector es: Mi ministerio no debe reemplazar mi relación con Cristo. La relación con Cristo es la fuente de poder para ser efectivos en la obra de Cristo.”

¿Cómo está la relación de la congregación con Dios?

Si bien es cierto que cada creyente debe tener una relación personal con Dios, y cada uno es responsable de alimentarla, también es cierto que la congregación es responsable de animarse unos a otros en esta área.

¿Se está enseñando a los miembros, desde el púlpito y de manera personal, a tener un tiempo diario con la palabra y en oración? ¿Qué porcentaje de la congregación está haciéndolo? Como líderes de la congregación es importante enseñar a los miembros de que Cristo debe ser Señor en toda las áreas de su vida. Cristo dijo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. No hay lugar para una rendición parcial, TODO es TODO. ¿Se está hablando seguido de esto en el púlpito y en las casas?

Por temor a ser identificados con los grupos de evangelio de la prosperidad nos podemos ir al otro extremo y no enseñar de la importancia de dar a la obra de Dios y de invertir en el Reino de Dios. Jesús dijo: “Donde está tu tesoro, allí esta tu corazón.” ¿Estamos enseñando a nuestros miembros a dar generosamente para el Reino? ¿Han adoptado a misioneros para apoyarles en oración y con ofrendas? ¿Se tiene un fondo para plantación de iglesias?

Ha habido guerras internas en las congregaciones por el estilo de música. Lo cierto es que debemos enseñar a nuestros miembros a adorar a Dios en todo tiempo. Enseñemos a discernir las letras de las canciones que se oyen y se cantan en la congregación, pero también enseñemos y permitamos que se expresen con un corazón alegre de alabanza a Dios, tanto en lo personal como en la congregación. Siempre es una buena señal cuando la congregación canta al Señor preparando su corazón, rindiendo su ser al Señorío de Cristo. La Biblia nos enseña a que debemos enseñar a orar (y cantar) en el espíritu y con el entendimiento, cantar con salmos, con himnos y con cánticos espirituales.

¿Cómo está la relación de la congregación entre hermanos?

Algo que debemos recordar es que el discipulado debe ser intencional y debe buscar alcanzar a cada individuo de la iglesia (Colosenses 1:28). Como mencionamos antes, debemos enseñar y capacitar a los santos para aprendan las disciplinas espirituales. Hagamos talleres, prediquemos desde el púlpito acerca de esto, pero, sobre todo, enseñemos de manera personal, en el uno a uno. Esto es algo que los lideres pueden animar para que los hermanos y hermanas que no están en liderazgo también hagan, que ellos enseñen a otros creyentes como tener un tiempo con Dios.

Ahora algunas preguntas para fortalecer esta área. ¿Cuántos hermanos y hermanas son parte de los grupos pequeños, o grupos relacionales aparte del domingo? ¿Hemos enseñado como pueden descubrir y utilizar su don espiritual? ¿Qué porcentaje de los miembros en la iglesia están usando su don espiritual? ¿Cuántas personas están siendo discipulados? ¿Qué porcentaje de los miembros están discipulando a otros? ¿Cómo es el proceso de disciplina y restauración en la iglesia? Para esta última pregunta es importante que haya un proceso claro, bíblico y lleno de gracia.

¿Cómo está la relación de la congregación con la misión de Dios?

No podemos decir que Cristo es nuestro Señor si no estamos dispuesto a obedecer su mandato, por algo Él empezó la gran comisión con la declaración de su Señorío. No podemos decir que amamos a Dios si no amamos su misión redentora al mundo. Evaluémonos en esta área y veamos cómo podemos crecer en la misión.

¿Estamos orando apasionadamente por los pastores, plantadores de iglesias y misioneros que están en la obra? ¿Estamos orando a Dios para que envíe obreros a la mies? ¿han adoptado nuestros grupos pequeños a algún misionero o alguna misión para orar por ellos, comunicarse y ofrendarles regularmente? ¿Están los miembros de la iglesia compartiendo su fe de manera regular? ¿Qué porcentaje de los lideres de la iglesia están compartiendo su fe regularmente? ¿Está siendo la iglesia las manos y los pies de Cristo en su comunidad sirviéndoles amorosamente?

Un día estaremos frente al Señor de la obra y daremos cuenta de la mayordomía de nuestro tiempo, recursos y talentos. Nuestra motivación es glorificarle en cada momento y en cada oportunidad, pero no se puede lograr aparte de una relación de amor y profunda con Cristo. El ministerio de Cristo no reemplaza la relación de amor con Cristo. La relación con Cristo es la fuente de poder para ser efectivos en la obra de Cristo. Ayudemos a cada miembro de nuestras congregaciones a crecer en estas áreas para que un día se presenten frente a su Señor y oigan un fuerte: “Bien buen siervo y fiel, sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré” (Mateo 25:23).

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  • Por Sergio Guardia