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Tiroteos en la escuela de Río de Janeiro suscitan la oración y evangelismo bautistas

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RÍO DE JANEIRO (BP)–Un par de globos rosados y morados en forma de corazón, ramos de flores frescas y notas escritas a mano cubren la acera afuera de la escuela primaria Tasso da Silveira en Río de Janeiro. Una pancarta con 12 nombres escritos en ella — rodeada por fotografías, dibujos, cartas y símbolos — decora la pared de concreto sobre la acera.

De pie en tal escena, el misionero Eric Reese sostiene una docena de hojas blancas, preparándose para hacer su propia contribución al memorial improvisado afuera de esta escuela pública en Raelango, un barrio de clase media baja al oeste de Río.

Reese, un misionero de la Junta de Misiones Norteamericanas (IMB, por sus siglas en inglés) entre los pobres que residen en el área urbana de Río, y Samuel Rozolem, un pastor brasileño bautista del sur en Maryland, cuelgan las hojas en la pared.

Cada página tiene el nombre de uno de los 12 estudiantes brasileños asesinados por el pistolero que entró a la escuela el 7 de abril. Debajo de cada nombre está este mensaje:

“Los bautistas del sur en los Estados Unidos están orando por la familia.”

Después, estas palabras de esperanza:

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“Dios mismo estará con ellos. ‘Enjugará Dios toda lágrima de ellos'” (Apocalipsis 21:4 RV1960)

Muchas lágrimas se han derramado en Raelango en las semanas desde que Wellington Menezes de Oliveira, de 23 años, disparó y mató a 12 estudiantes; la policía le disparó y él se suicidó en seguida. Las víctimas incluyen a 10 niñas y dos niños, de entre 10 y 13 años. Una, de 13 años, era una cristiana evangélica que asistía a la iglesia cercana a la escuela.

Oliveira, anunciado como un conferencista invitado, entró al salón de clases con dos pistolas en la mano y puso a los estudiantes en fila contra la pared antes de dispararles en la cabeza, al estilo de una ejecución, dijeron los periódicos. Los disparos fueron motivados por las burlas que Oliveira sufrió mientras asistía a la escuela unos años antes, según un mensaje que la policía encontró en la casa del asesino.

Otros 12 estudiantes fueron heridos en la masacre escolar, el primero en su tipo en Brasil. Muchos estudiantes siguen en el hospital, dos de ellos en condiciones críticas. La escuela reabrió el 18 de abril, pero algunos estudiantes están demasiados traumatizados como para regresar, dijo Reese.

“Oren por sanación, no sólo física sino espiritual, para esta comunidad,” dijo Reese. “Oren para que haya cristianos que acompañen a estas familias. Es una gran oportunidad para traer el Evangelio y estar presentes para decir, ‘Donde no hay esperanza, hay esperanza porque Cristo es la esperanza de gloria. Y para decir, ‘Sabes que es un día oscuro, pero la Biblia dice, ‘por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.'” (Salmo 30:5b)

Reese ha estado compartiendo la esperanza de Cristo desde que ocurrió el tiroteo, visitando a las familias, a los maestros y a algunos de los estudiantes heridos. La brasileña bautista Leila Ferreira Andrade, una maestra en otra escuela pública en el área, ha coordinado las visitas y ha acompañado a Reese en algunas de ellas. Ella es miembro de la Primera Iglesia Bautista de Realengo.

El pastor bautista del sur Samuel Rozolem, nativo de Río y amigo de Reese, se involucró durante un día, mientras estaba de vacaciones con su familia en Brasil. Además de visitar el memorial espontáneo en la escuela, Rozolem fue a ministrar a un estudiante herido y a su familia y a un maestro que presenció la matanza de sus ocho estudiantes.

“Fue un honor para mí estar ahí y ministrar a estas familias,” dijo Rozolem, pastor de Nations United Baptist Church, una congregación brasileña en Silver Springs, Md.

“Las familias tienen una gran necesidad de nuestro apoyo continuo. La visibilidad [en los medios masivos de comunicación] pronto se irá… No debemos dejar que esto pase sin marcar una diferencia en sus vidas. El nombre de Jesús debe ser exaltado en tiempos como éstos.”

Los misioneros de la IMB en Río solicitaron que los bautistas del sur oren no tan sólo por los estudiantes, las familias, los maestros y los administradores de la escuela directamente afectados por el tiroteo, sino también por todo el país de Brasil.

“La tragedia ha puesto en shock a todo el país,” dijo la misionera de la IMB Elena Key. “Es como cuando sucedió [en 1999 el tiroteo en la escuela] Columbine en los Estados Unidos.

“Río es una ciudad con mucha violencia. Aquí la gente vive con la idea de que puede ser la siguiente víctima,” dijo Key. “Pero los niños son una especie de ‘tierra de nadie’ en cuanto a ser blancos de la violencia. Los brasileños son muy orientados hacia la familia, y los niños son considerados como muy, muy especiales… Así que alguien vaya y mate a niños inocentes de esta manera, ha provocado un shock en la nación.

“Oren por consuelo para los padres y las familias y para que de alguna manera — a partir de una tragedia como esta — los corazones de las personas se vuelvan a Dios,” dijo Key.

Haciendo eco a tal petición de oración, Reese pidió que los bautistas del sur oren por él y los miembros brasileños de su equipo mientras aconsejan junto con la iglesia de Raelengo a los residentes directamente afectados por la masacre. “Oren por sabiduría. Oren por lo demás. Oren porque Dios siga enviando gente que trabaje junto con nosotros en este ministerio,” dijo.

De hecho, la oración es lo que ha abierto las puertas para comenzar a compartir el Evangelio con las familias de las víctimas, los estudiantes y los maestros, dijo Reese. Cuando se dieron a conocer las noticias sobre la tragedia, él fue hacia la escena y comenzó a orar por sabiduría sobre la manera en que los bautistas podrían ministrar.

Mientras los medios masivos de comunicación, las familias y los amigos comenzaron a rodear la escuela, Reese se sentó en la acera, simplemente orando y observando. “Comencé a llorar,” dijo Reese, padre de dos niñas de 13 y 9 años. “Me conmovió tanto el número de niños que murieron.”

“Nuestros corazones han estado en duelo por los padres de los 12 niños que fueron asesinados,” dijo Key. “Como padres de un adolescente, no puedo imaginarme el dolor que están sufriendo estos padres.”

En consejería con algunos de los padres, Reese ha compartido su propia historia de duelo — cuando él y su esposa Ramona perdieron a su hijo, accidentalmente ahorcado por su cordón umbilical, a siete meses y medio de embarazo.

“Le he estado diciendo a la gente, ‘Lloramos. Pasamos por tiempos duros. Pero porque tenemos a Jesús, a la mañana vendrá la alegría,” dijo Reese.
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Maria Elena Baseler es una escritora/editora de la IMB en Latinoamérica.