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Un comportamiento digno, Quietud


Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es
digno de la vocación con que fuisteis llamados. Efesios 4.1

NASHVILLE, Tenn. (BP)–Hace muchos años en mi país se hizo muy popular una calcomanía con un mensaje poco común y sin dudas llamativo. Al principio se veía solo en unos pocos vehículos circulando en las calles, pero en cuestión de días, como si fuera un virus, el mensaje parecía estar en todas partes. La calcomanía, leía: ¿Eres cristiano? ¡Qué se te note!

En ese entonces yo estudiaba en la universidad mi carrera en mercadeo. Por otro lado, llevaba poco tiempo de vida cristiana. Así que me debatía entre pensar en lo genial del mensaje, desde el punto de vista de comunicación, y pensar en lo trágico del mensaje en cuanto a la opinión pública hacia los cristianos. Había un grito de frustración implícito en ese mensaje y, por lo visto, la mayoría de la gente se identificaba con el mismo. Yo me preguntaba, ¿será un asunto de percepción o, en efecto, los cristianos no estamos comportándonos a la altura del carácter de Cristo? Aunque no tuve una respuesta en ese momento, el mensaje me impactó y todavía tiene su efecto en mí. A lo largo de mi vida y en la medida que crezco en la fe, he procurado siempre que el mensaje que comparto en lo que hablo o escribo esté alineado con el comportamiento que exhibo, tanto en público como en privado.

Lamentablemente, la opinión pública no es una percepción. La gente espera de nosotros un comportamiento diferente, ejemplar. De hecho, muchos esperan un comportamiento perfecto y no lo encuentran. Pero, los cristianos no somos perfectos. Entonces,¿qué podemos hacer?

La Palabra del Señor nos invita a vivir en un proceso continuo de transformación (Fil. 3.12-14). Dios nos llama a transformar nuestras vidas usando a Cristo como modelo. Eso nos llevará a tener un comportamiento digno.

Se requiere intención de corazón para querer transformarnos a la imagen de Cristo. Ore y estudie la Palabra constantemente. Identifique y elimine aquellos rasgos de su conducta que no son dignos de un seguidor de Cristo. Por lo demás, “prosiga a la meta.” Persevere hasta el final.
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Este escrito fue publicado originalmente por la revista Quietud® en el número correspondiente al otoño de 2011.Si desea saber más sobre la revista Quietud visite www.lifeway.com/espanol

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  • Por Rev. Jorge Claudio