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Un estudio se enfoca en el suicidio


NASHVILLE (BP) — La mayoría de los estadounidenses cree estar presenciando en su país una epidemia de personas que se quitan la vida, según muestra un estudio de LifeWay Research.

Pero la mayoría de los estadounidenses no ven el suicidio como una opción egoísta, y no creen que éste envíe a la persona al infierno, según los hallazgos del estudio mencionado.

“Los estadounidenses están respondiendo con compasión ante una tragedia que toca a muchas familias,” dijo Scott McConnell, vicepresidente de LifeWay. “Por ejemplo, mientras los investigadores aprenden más sobre los efectos de las enfermedades mentales, es más probable que la gente reaccione con misericordia ante el suicidio.”

En una entrevista vía telefónica hecha a 1,000 estadounidenses, LifeWay Research encontró que más de un tercio (36 por ciento) había tenido un amigo o pariente que se suicidó, y 56 por ciento describe al suicidio como una epidemia en los Estados Unidos. El estudio, dado a conocer el 21 de agosto, se basa en un sondeo realizado del 26 de septiembre al 5 de octubre del 2014.

El nivel de preocupación es mayor entre aquellos de 25-34 años de edad, representando a la segunda mitad de la generación de los milenarios. Este grupo tiene más probabilidades de percibir una epidemia de suicidios (66 por ciento), dice que el suicidio es egoísta (45 por ciento) y cree que aquellos que se suicidan van al infierno (27 por ciento, entre aquellos entre 35 y 44 años de edad).

Datos federales muestran que los suicidios han estado aumentando desde el 2005. Esto no es algo sin precedentes; las tasas de suicidio estuvieron entre las más altas a mitad de la década de 1980. A nivel mundial, los Estados Unidos ni siquiera figura entre los primeros 50 países con las mayores tasas de suicidio.

Aún así, entre las personas de 25-34 años de edad, el suicidio es la segunda causa principal de muerte. “En una población joven, y saludable en general, se entiende que esto sea preocupante–muchos de la generación del milenio ahora conocen amigos y conocidos que se suicidaron o que han sido impactados por éste,” dijo McConnell.

No es un sendero hacia el infierno

Menos de un cuarto de los estadounidenses (23 por ciento) dijo que la gente que se quita la vida va al infierno. Más de 6 de cada 10 estadounidenses dicen que el suicidio no lleva al infierno y el 16 por ciento no está seguro.

Sin embargo, los cristianos (27 por ciento) –y en particular los evangélicos (32 por ciento)- son más propensos a creer que el suicidio lleva a la condenación.

Los católicos creen más firmemente que los protestantes que el suicidio no envía a la gente al infierno, con un 63 por ciento de católicos y un 54 por ciento de protestantes tomando esta postura. Los protestantes (19 por ciento) se inclinan más a indicar que no saben si alguien que se suicida va al infierno, comparado con el 12 por ciento de los católicos.

“La finalidad del suicidio hace que la gente dude sobre sus consecuencias,” dijo McConnell. “La mayoría de las iglesias enseñan que el suicidio está mal pero muchas también admiten la misericordia y soberanía de Dios.”

Menos de 4 de cada 10 estadounidenses (36 por ciento) dicen que la persona que comete el suicidio es egoísta. Los números aumentan entre los cristianos (39 por ciento) y en particular entre los evangélicos (44 por ciento).

LifeWay Research también encontró diferencias entre las razas. Un cuarto de los afroamericanos dicen que un amigo o familiar se ha suicidado, comparado con el 39 por ciento de los blancos. Los afroamericanos se inclinan más que otros a creer que el suicidio es egoísta (44 por ciento) y que envía a la gente al infierno (38 por ciento). En comparación, el 19 por ciento de los blancos y el 25 por ciento de los hispanos dicen que la persona que se suicida se va al infierno.

El efecto de las enfermedades mentales

Los estadounidenses estaban desconcertados el año pasado con el suicidio del comediante Robin Williams, señaló McConnell. Williams se ahorcó en agosto, unas siete semanas antes que LifeWay comenzara el sondeo.

“Los expertos dicen que las enfermedades mentales afectan al 90 por ciento de las personas que mueren por suicidios,” dijo McConnell. “Robin Williams encaja en el patrón–antes de morir, estuvo buscando tratamientos para la depresión.”

El suicidio y las enfermedades mentales han sido temas tabú en muchas iglesias, dijo McConnell. En estudios anteriores hechos por LifeWay Research, dos tercios de los pastores protestantes dijeron que hablan ante sus iglesias una vez al año o menos sobre el tema de las enfermedades mentales y el 65 por ciento de los miembros de las familias que cuentan con miembros que sufren de enfermedades mentales dicen que las iglesias deberían hacer más para hablar sobre las enfermedades mentales y lograr que el tema ya no sea un tabú.

En años recientes, algunos han comenzado a hablar del tema. McConnell dijo que el pastor Rick Warren de la iglesia Saddleback ha hablado públicamente sobre el suicidio de su hijo Matthew, y Frank S. Page, presidente del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur, publicó un libro sobre el suicidio de su hija Melissa.

“Aprecio profundamente que LifeWay haga estas investigaciones y dé a conocer sus hallazgos,” dijo Page. “Creo que sí apunta en dirección de cambios positivos en la manera en que la gente percibe este asunto. Sin embargo, tenemos aún un largo camino por recorrer como creyentes y como iglesias mientras damos ánimo a la gente que lucha con enfermedades mentales. Debemos seguir siendo un pueblo de paciencia, compasión y competencia a la vez que apuntamos a la gente hacia la esperanza y la ayuda que pueden encontrar en Cristo. Debemos también continuar animando a los dolidos que buscan asistencia psicológica verdaderamente cristiana.”

Page nombró al Grupo de Asesoría sobre Salud Mental como respuesta ante la moción sobre el ministerio de la salud mental y una resolución sobre las preocupaciones relacionadas con la salud mental presentadas en la reunión anual de la CBS en el 2013. Desde entonces, el grupo le ha reportado y aconsejado sobre las maneras en que los bautistas del sur pueden estar mejor informados sobre los servicios y recursos de salud mental que hay disponibles. Vaya a here para leer más sobre el reporte final de este comité.

McConnell señaló. “Durante demasiado tiempo, muchos cristianos han visto las enfermedades mentales como una falla en el carácter en vez de una condición médica. Me anima ver una cultura que comienza a cambiar. La discusión abierta sobre el suicidio y la salud mental dentro de las iglesias puede marcar una diferencia entre la vida y la muerte.”

Metodología: La encuesta vía telefónica de estadounidenses se condujo del 26 de septiembre al 5 de octubre del 2014. Se usó un sistema aleatorio de marcación de dígitos telefónicos. Sesenta por ciento de las encuestas completas fueron a líneas caseras y 40 por ciento a líneas de teléfonos celulares. Se usaron las cuotas máximas y las pesas ligeras para el género, región, edad, etnicidad y educación para reflejar con más certeza a la población. La muestra completa fue de 1,000 entrevistas. La muestra provee un 95 por ciento de certeza de que el error de muestreo no excede 3,5 por ciento. Los márgenes de error son mayores en los subgrupos. Aquellos etiquetados como evangélicos se consideran a sí mismos como “nacidos de nuevo, evangélicos o cristianos fundamentalistas.”

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  • Por Lisa Canon Green

    Lisa Cannon Green es una escritora de la revista Facts & Trends. Baptist Press también contribuyó en este artículo.

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