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Un misionero cubano en Uganda utiliza el deporte para enseñar la Biblia a los refugiados

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Mientras los disturbios políticos continúan en Cuba, el aliado misionero global [2] Héctor Cabrera, un cubano, sirve a los refugiados sudaneses que viven en Uganda con el amor de Cristo y los talentos que Dios le dio.

Cabrera fue enviado a colaborar con el equipo del misionero de la IMB Jeremy Taliaferro, quien sirve a estos refugiados desde principios de este verano. Los objetivos principales del equipo son la ayuda humanitaria y espiritual. Planea quedarse en el país al menos tres años.

La mayoría de los refugiados a quienes atiende este equipo son de Sudán del Sur. Un porcentaje menor viene  de Sudán del Norte; y un pequeño grupo, la República Democrática del Congo. La mayoría son animistas [3], fieles a las religiones tradicionales africanas. Estas falsas religiones también se mezclan con elementos del cristianismo. Algunos de los refugiados son musulmanes.

El equipo del misionero Taliaferro colabora con los cristianos de la población de refugiados sudaneses para fortalecer la iglesia en ese país. Se enfocan en la superación de traumas, la evangelización, el discipulado y la plantación de iglesias.

El equipo trabaja en la excavación de pozos de agua para la comunidad, construye casas para las personas con discapacidad y los más vulnerables, y reparte alimentos a los niños en las escuelas.

Cabrera ha sido de gran ayuda para el equipo, aportando diversidad y experiencia. Pero una de sus contribuciones más valiosas es su experiencia en el ministerio del deporte. Respondió a su llamado a las misiones cuando aún estaba en Cuba, después de escuchar  noticias sobre adolescentes con problemas. Sirvió en varias áreas del ministerio en Cuba, pero su corazón por la juventud siempre ha jugado un papel importante.

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El misionero Jeremy Taliaferro le presenta al presidente de la IMB, Paul Chitwood, a los líderes de las iglesias locales. Foto de la IMB

“En los campos de refugiados, vi a muchos niños. Decidí enseñarles historias bíblicas utilizando el deporte”, dijo Cabrera.

Taliaferro comentó: “Hay muchos jóvenes ociosos que no tienen nada que hacer durante el día. El hecho de que Héctor salga y los involucre en los deportes y les comparta el evangelio abrirá muchas puertas”.

No obstante, Cabrera está dispuesto a participar y servir donde se le necesite. Él indica: “Si me necesitan para reparar pozos y casas, lo hago; pero lo que más me gusta es hacer deporte con los niños”.

Su experiencia en el extranjero no ha sido fácil, sobre todo porque los disturbios continúan en su país y el COVID-19 sigue siendo una amenaza.

Taliaferro mencionó: “Cuba está atravesando por mucha inestabilidad en este momento”. Creo que con frecuencia tendemos a pensar que, como nuestros aliados misioneros globales (GMP, por sus siglas en inglés) son internacionales, están bien cuando viajan fuera de casa; pero él tiene familia en ese país”.

También agregó: “Hay gente que se ha enfermado desde que él está aquí. Ha visto a su país estallar en disturbios y protestas en todo momento. Me he dado cuenta de que eso le agobia.

“Se enfrenta a los mismos retos que nosotros cuando estamos aquí, sabiendo que nos encontramos en un país diferente y lejos de casa. Pero saber que se está perdiendo de  algunos acontecimientos importantes en su país, mientras está fuera sirviendo al Señor, creo que es algo nuevo y reciente (para Cabrera), y algo por lo que hemos pasado en los últimos dos meses”.

Cabrera, quien fue enviado por la Iglesia Bautista Monte de los Olivos en Alamar, Cuba, a través de la agencia misionera Cuba a las Naciones, tiene la tranquilidad de saber que cuenta con todo el apoyo de su iglesia durante su estadía en el extranjero.

“Sí, será duro, pero ya he visto que Dios cuida de mi familia, ayudándola y supliendo sus necesidades. Nuestra iglesia me apoya. Cualquier cosa que necesite mi familia o yo, ellos siempre están presentes”, dijo Cabrera con una gratitud evidente en su voz.

Taliaferro destacó la forma en cual la iglesia cubana ha estado apoyando a su misionero, no solo a nivel financiero y a través de la oración, sino de una manera tan comprometida, incluso cuidando de la familia de Cabrera en su ausencia mientras él ayuda a llevar el evangelio a las naciones.

Taliaferro expresó: “Creo que realmente han hecho más que lo que se esperaba. Estoy muy agradecido por la iglesia cubana y los sacrificios que están haciendo, y lo bien que están enviando a su gente. Creo que es un gran testimonio para ver y escuchar”.