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Una piedrita en el zapato se convierte en una realidad plantando una iglesia hispana


MOJAVE, Calif. (Bautistas del Sur en California) — ¿Quién iba a imaginar que Dios usaría esa “piedrita en zapato” para moverlos y hacer crecer Su Reino en un momento y lugar en particular?

Rocky Vermillion, pastor de First Baptist Church en Mojave, fue quien comenzó esta iglesia.

“Le puse una piedrita en el zapato a nuestro director de misiones: ‘Me encantaría que viniera a Mojave una persona que hable español y me ayude a comenzar una iglesia aquí.’ Y no dije más.”

Tres años después, el sueño se hizo realidad. A inicios del verano, Luis y Carmen Hernández, miembros de la misión hispanohablante en Immanuel Baptist Church en Ridgecrest, se mudaron a Mojave –una población no incorporada, con unos 2,300 habitantes y a unas 53 millas al este de Bakersfield- para plantar una iglesia hispana.

¿Qué pasó? Nada más y nada menos que Dios obrando en los corazones y uniendo iglesias para plantar una nueva: un pastor que vio la necesidad, un líder laico con deseos de ministrar, otro pastor que se dio cuenta de la responsabilidad que tiene su propia iglesia de plantar otras, y otras iglesias que se asociaron para abordar esta tarea.

“Cuando escuché sobre la necesidad de una iglesia de habla hispana aquí en Mojave,” dijo Hernández, el plantador de iglesias, “sentí el llamado en mi corazón de darle a mi gente lo que Dios ya me había dado a mí.”

“Por años, pensé, los responsables de plantar iglesias son la Asociación de High Dessert, la Convención Bautista de California y la Junta de Misiones Norteamericanas, NAMB,” señaló Bill Logan. El pastor de Immanuel en Ridgecrest. “Pero Dios llamó mi atención, muy claramente, y me dijo que esa no era su responsabilidad, si no la mía.”

En enero, los miembros de Immanuel estaban en medio de un estudio de “Mi experiencia con Dios.” “Estábamos buscando la obra de Dios a nuestro alrededor, y nos dimos cuenta que Luis estaba dispuesto y que Rocky tenía una necesidad, y fue obvio que Dios quería que nosotros participáramos de alguna manera,” dijo Logan.

A través de una carta publicada en California Southern Baptist, y en el boletín de High Dessert Baptist Association, Logan retó a otras iglesias en la asociación para que se unieran a Immanuel para plantar una congregación hispana. Siete iglesias respondieron y se unieron con la Convención Bautista del Sur en California y la Junta de Misiones Norteamericanas, NAMB. Los fondos de la Ofrenda Misionera para California juegan un papel clave en la plantación de iglesias.

“Individualmente, es bastante caro plantar una iglesia,” explicó Logan, “pero al participar con otros se hace más costeable.”

Una plantación de una iglesia en el área de Mojave tiene que estar financiada por una coalición así. Mojave está rodeada de poblaciones pequeñas y pobres, como ella misma, y la mayoría de las iglesias en el área apenas pueden sostener a un pastor de tiempo completo. Por varios años, Vermillion sirvió como pastor sin goce de sueldo.

“Cuando vienes a Mojave tienes que tener el llamado,” dijo con alegría. “Nuestra iglesia ha tenido 17 pastores; yo soy quien ha durado más, ya llevo 12 años. Lo que dificulta el pastoreo aquí es que estamos tan dispersos, y no hay buenas finanzas. No vas a ganar un salario de un gran pastor en esta área.”

Así que Luis y Carmen Hernández comenzaron a buscar un lugar a donde mudarse, y no estaban muy optimistas al respecto. Pero un diácono de la First Baptist Church en Mojave, Joey Biggs, “casualmente” tenía una casa en alquiler. Biggs fue con Vermillion y le dijo que los Hernández podían vivir ahí sin tener que pagar la renta, por el tiempo que fuera necesario.

“Fue una manera más en que Dios proveyó,” dijo Vermillion.

Las finanzas son la parte fácil. Durante años la First Baptist ha hecho ministerio con los niños hispanos en el área a través de la Escuelita Bíblica de Vacaciones y los programas de AWANA, pero toparon con pared cuando intentaron llegar a sus padres. No era simplemente una barrera de idioma, aunque sí fue el obstáculo más significativo.

“Estamos en un desierto golpeado por la pobreza,” dijo Vermillion con franqueza. “Mucha de nuestra gente, de los niños que vienen, viven con tíos y tías porque sus padres están en la cárcel. Los niños a quienes alcanzamos vienen de trasfondos muy difíciles, más de 75 por ciento de ellos. La mayoría de los residentes son ilegales, y nosotros sólo intentamos alcanzarlos y decirles que Cristo los acepta tal como son.”

Hernández añadió, “Plantar una iglesia aquí en Mojave es duro. Muchas personas son pobres, y muchas se han mudado aquí para estar cerca de los miembros de su familia que están en la prisión. Mis pastores me apoyan mucho, especialmente el Pastor Rocky. Me ayudan a no desanimarme por lo difícil que son las cosas aquí.”

Por su parte, Vermillion está emocionado al ver adultos hispanos ir al servicio vespertino en First Baptist los domingos. ¿Lo más sobresaliente hasta ahora? Una ceremonia de “Sweet 16” para una de las jovencitas hispanas.

“Todos nos sentamos en mi oficina, planificando este evento, la jovencita, sus padres, Luis y Carmen y yo. Todos estaban hablando en español, y yo estaba abrumado,” dijo Vermillion. “En la ceremonia, Luis habló en español y yo en inglés –ninguno de nosotros estaba traduciendo para el otro, solamente estábamos compartiendo- y pudimos testificarle a la gente.

“Es grandioso ver la obra de Dios,” añadió. “Siempre sucede en Su tiempo perfecto. A veces lo queremos ya, como un niño de tres años, pero Dios siempre lo hace en el tiempo correcto.”
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Este artículo apareció originalmente en California Southern Baptist (csbc.com/csb), el boletín noticioso de la Convención Bautista del Sur en California. Amanda Phifer es una escritora independiente que trabaja para el boletín mencionado.

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  • Por Amanda Phifer