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VIAJE A IRAK: La historia de Cristo todavía se relata en tierra histórica


NOTA DEL EDITOR: Carol Pipes, editora de la revista On Mission de la Junta de Misiones Norteamericanas, recientemente viajó a Irak para contar la historia de vidas que han sido cambiadas a través del ministerio de los capellanes bautistas del sur. Este es el primero de dos artículos acerca de sus experiencias como periodista infiltrada con dos capellanes de la XVII Airborne Corps, apostado en las afueras del Fuerte Bragg, Carolina del Norte.

BAGHDAD (BP) — Hace cuatro semanas, abordé un avión para llevar a cabo un viaje excepcional a la tierra de los jeques del desierto, de la lámpara de Aladino y Alí Babá. Una tierra donde la arena del desierto contiene la historia de pueblos antiguos. Una tierra tan antigua que es considerada la cuna de la civilización. El lugar de nacimiento de Abraham. La tierra en la cual Nabucodonosor mantuvo cautivo a Israel. Fui enviada a Irak. Mi misión: insertarme con capellanes bautistas del sur que sirven en el ejército de EE. UU.

En el camino a Bagdad, mi compañero y productor de video Tim Kwiat y yo pernoctamos en Life Support Area (LSA por sus siglas en inglés), un área secreta del Medio Este, y me maravilló la tierra árida que rodea la base militar. Más allá de la cerca de metal y de la cerca de púas yacía el desierto — los trechos de arena se extendían kilómetros con nubes de polvo que se arremolinaban sobre ella.

Mientras inspeccionaba el panorama, me imaginaba las tribus beduinas viajando en caravanas en sus carros jalados por camellos. Aunque la arena y el polvo pronto se volvieron una molestia, traté de recordarme a mí misma que el polvo que me sacudía de los pantalones posiblemente era la misma arena que Abraham, Esdras o Daniel pisaron.

La LSA consiste en un grupo de tiendas de campaña de color café que albergan las 3.000 a 5.000 personas del personal militar y contratistas que pasan por ahí en su camino hacia o desde el Teatro del Medio Este. Afortunadamente para nosotros, solamente pasamos una noche allí; otros no son tan afortunados. Me encontré con soldados y civiles que habían estado allá por días sin esperanza de conseguir un vuelo que los sacara de esa lúgubre ciudad de tiendas de campaña.

De LSA viajamos al Aeropuerto Internacional de Bagdad (BIAP por sus siglas en inglés) en un avión C-130 lleno de soldados. Llegamos antes del amanecer y nos recibió un oficial que nos espetaba órdenes para que nos formáramos.

“¿Formación? ¿Qué clase de formación?” Pensé para mí misma mientras luchaba por quitarme las telarañas de la cabeza que me dejó la falta de sueño. Los soldados formaron una serie de filas rectas. Salté a una de las filas agradecida que los años de marchar en la banda dieran resultado. Recibimos instrucciones sobre cómo reclamar el equipaje y donde encontrar comida.

Luego de recoger nuestro equipaje, nos pusimos a buscar un transporte hacia la Zona Internacional (ZI). La vía más rápida para llegar allá es por helicóptero, pero una tormenta de polvo llegó desde el oeste y todos los vuelos habían sido cancelados. Nuestra única opción era tomar el minibús blindado de medianoche. Parece que los militares prefieren transportar a la gente cuando está oscuro.

Si en Bagdad usted no tiene un helicóptero a su disposición, solamente hay una opción segura y esa es viajar en uno de los pesados minibuses blindados. Parece un vehículo recreativo (RV por sus siglas en inglés) en forma de caja rectangular, pero el minibús blindado es el bus más resistente del planeta.

El vehículo Protegido contra Emboscadas y Resistente a Minas (MRAP por sus siglas en inglés) guiaba nuestro convoy de minibuses blindados. Éste hace que un Humvee parezca un Mini Cooper. Viajamos por la famosa “Ruta Irlandesa,” el nombre que se le da al camino de 12 kilómetros entre la Zona Internacional en Bagdad y el Aeropuerto Internacional de Bagdad. Este trecho de carretera fue una vez uno de los caminos más peligrosos de Irak. Había leído sobre los estresantes viajes y el avistamiento de las peligrosas bombas suicidas, las emboscadas y el sabotaje a las caravanas. Hoy, el camino es probablemente uno de los más seguros de Irak gracias a los retenes de los ejércitos iraquíes y estadounidenses a lo largo del camino. Pero el ejército de EE. UU. todavía toma precauciones cuando transporta gente.

El personal de seguridad nos dio instrucciones sobre qué hacer en caso de que fuéramos emboscados o atacados con un dispositivo explosivo improvisado y dónde encontrar cajas de accesorios médicos. Al oír las advertencias, estuve agradecida por el casco y el chaleco antibalas que empaqué desde Atlanta. Y aun mucho más agradecida de estar viajando con soldados altamente entrenados.

Al cabo de 30 minutos estuvimos a salvo dentro de la Zona Internacional. Un amable soldado de la oficina de prensa asociada nos recogió y nos llevó al que sería nuestro hogar durante los próximos días.

ALREDEDOR DE LA ZONA INTERNACIONAL

Ya en Bagdad, pasamos dos días explorando la ciudad dentro de los límites de la ZI — ahora controlada por el gobierno iraquí. La Zona Internacional (anteriormente conocida como la Zona Verde) es un área diplomática/gubernamental fuertemente resguardada en el centro de Bagdad. La ZI incluye los palacios principales del ex-presidente Saddam Hussein además de la embajada de EE. UU., el monumento al Soldado Desconocido, la anterior sede del partido Ba’ath, el Hotel Al-Rasheed, el Centro de Convenciones y un gran parque que incluye los famosos terrenos de la plaza de armas de Hussein.

Irak tiene un terreno de palmeras, agua incidental y desierto sin fin. Pero la ciudadela en el río Tigris es verdaderamente en cierta medida un oasis con sus calles de tres carriles y jardines privados. Las mezquitas y los altos y delgados minaretes salpican el paisaje de la ciudad. Cinco veces al día, los residentes son llamados por el plañir de una música a través de un altavoz a orar.

La ZI está protegida por retenes armados, espirales de navajas, cercas de tela de alambre y muros “T-Walls” (losas de concreto reforzado a prueba de explosiones). Escoltada por un par de afables soldados, visitamos algunos de los puntos “turísticos” pertinentes. Cuando parábamos para tomar fotos, frecuentemente nos encontrábamos sonrientes soldados iraquíes que estaban dispuestos para que se les tomaran fotografías.

Los iraquíes son gente encantadora con modales tanto toscos como refinados y un lenguaje tanto florido como tortuoso. Sus acciones están guiadas por tradiciones de conducta y moralidad que van hasta los inicios de la civilización. Con el nacimiento de una nueva democracia, tienen la esperanza de una nueva vida, de un nuevo principio. Pero no espere que se deshagan de las viejas tradiciones y se cubran con la cultura y los ideales occidentales. El pueblo iraquí ha comenzado una intrincada danza que finalmente los llevará a encontrar su propio balance entre las tradiciones antiguas y el mundo moderno.

Nuestra llegada fue precedida por las elecciones provinciales de enero. Leí en el periódico militar Stars and Stripes que un total de 14.431 candidatos, incluidas 3.912 mujeres, compitieron por los 440 escaños de los concilios provinciales de 14 de las 18 provincias de Irak. Las elecciones tuvieron lugar sin mayores incidentes, una causa de celebración para la novata democracia.

La cernedora tormenta de violencia que plagó el país por muchos años parece haberse disipado en Bagdad y en la mayor parte de Irak, y los iraquíes han comenzado el proceso de reconstrucción. Ahora están en el negocio de construir un nuevo gobierno, en busca de reconciliación nacional entre sunitas, chiítas, kurdos y cristianos y la reconstrucción de sus vidas. Todavía hay en los caminos dispositivos explosivos improvisados y carros bomba, pero en su mayoría, los asuntos de seguridad en Bagdad y en otras partes de Irak han mejorado. Las fuerzas estadounidenses han disminuido y han devuelto muchas bases a los iraquíes. Bajo el nuevo acuerdo de seguridad, los iraquíes ahora tienen el papel de liderazgo en todas las operaciones.

“Estamos tratando de ganar su entendimiento, lograr que crean en nosotros,” dijo un soldado estadounidense. “Que no estamos aquí como los malos, sino que estamos aquí tratando de ayudarlos.”

Trabajar con el ejército y la policía iraquíes ha probado algunas veces ser frustrante para los soldados estadounidenses. Sin embargo, he escuchado a algunos soldados decir que en los meses recientes han visto mejoras. Muchos están emocionados por el nacimiento de una nueva democracia. Añadida a la emoción está la incertidumbre del futuro aquí como tropas que comienzan a dejar Irak para pelear la guerra en otro frente.

DIOS TRABAJANDO EN IRAK

Se me explicó que Irak es un país que respeta la libertad de culto pero no la libertad de religión. En otras palabras, los cristianos que no son musulmanes tienen permitido adorar a Dios y reunirse. Los musulmanes, sin embargo, tienen prohibido convertirse al cristianismo.

Dios ha colocado a cristianos y específicamente a bautistas del sur en algunos papeles clave dentro del ejército de Irak. Aunque hacer proselitismo entre los musulmanes está completamente prohibido, los cristianos en el ejército están demostrando el amor de Dios con sus acciones. El fruto del Espíritu que exuda de nuestros capellanes y tropas cristianas no se pierde en los iraquíes.

Solamente Dios sabe el futuro de Irak y su gente. Sus caminos no son nuestros caminos y sus planes difícilmente caben en un agradable e impecable paquete que podamos comprender. Pero Dios tiene un plan para el pueblo de Irak, de eso estoy segura.

Escuché una vez y otra vez que esa historia ha sido hecha en Irak. “Su historia” comenzó en lo que es ahora la moderna Irak y continúa desde entonces hasta este día.
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  • Por Carol Pipes