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EDITORIAL: Cuando la confianza es frágil


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a https://www.bpnews.net/espanol

SPRINGFIELD, Tenn. — Hoy el mundo vive tiempos complicados, para decir lo mínimo. Este año, nuestra nación se encuentra sumergida en una competencia electoral sin precedentes. Los debates políticos dejan desilusionados a muchos. Los insultos abundan y la retórica populista florece. Las grietas de una sociedad que se debate entre los valores tradicionales y el desmoronamiento del respeto y la dignidad humana se reflejan cada vez más en los titulares de las agencias noticiosas. Urge la necesidad de un liderazgo confiable. Para muchos el abrigo de una esperanza certera yace en partidos políticos, cuentas bancarias, posiciones cómodas o al menos programas sociales.

Confianza es la palabra del día. En inglés diríamos: ” Es el elefante en la habitación.” La fiel esposa, un arduo trabajador, el prolífico estudiante y el presidente de una gran empresa se hacen la misma pregunta: “¿En quién confiaré?, ¿Será este digno de mi confianza?”. El paciente médico que espera un diagnostico, la adolescente acosada sexualmente y el jurado entero de un juicio penal luchan con la misma pregunta. El miembro de la iglesia, el maestro de la ED y el pastor batallan también con el asunto. La palabra “confianza” tiene varios significados e implicaciones. Despierta fuertes sentimientos y hasta puede elevar el nivel de presión en algunos de nosotros.

El diccionario de la REA la define como la esperanza firme que se tiene de alguien o algo. Se dice de la seguridad que alguien tiene en sí mismo. Cuando hablamos de una persona de confianza nos referimos a una persona con quien tenemos un trato íntimo o familiar. Decimos que alguien es de confianza cuando hablamos de alguien en quien se puede confiar o de una cosa que posee las cualidades recomendables para el fin a que se destina. Lo opuesto de ella es inseguridad, indecisión, tirantez o simplemente desconfianza, valga la redundancia.

Todos conocemos lo que significa la falta de confianza, el abuso de la misma o a lo que nos referimos cuando alguien dice “es cuestión de confianza.”

Proverbios 14:26 nos recuerda “En el temor del Señor hay confianza segura, y a los hijos dará refugio.” Jeremías 17:7 afirma “Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor.” No hay duda que la única confianza 100% segura la encontramos en Dios.

Por otro lado, los hijos de Dios estamos llamados a ser líderes confiables. Cuando no hay confianza actuamos en temor. Vivimos en inseguridad. No entendemos completamente. Podemos actuar despiadadamente. Nos volvemos xenofóbicos e intransigentes. La patriotería y el chauvinismo florecen. La falta de confianza es un problema serio en nuestra sociedad.

El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 7:16 “Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.” Pablo inspiraba confianza con quienes trabajaba. La iglesia cristiana debe tener cuidado de no seguir la corriente del mundo. Tenemos una agenda completamente distinta a la de Washington. Nuestros principios se fundamentan en bases totalmente diferentes. Así como la confianza se puede desmoronar, las buenas nuevas son que esta se puede construir. No inspiramos confianza de la noche a la mañana. Esta se edifica. Se construye poco a poco. Es un proceso. Al mirar los campos que están listos para la ciega, me atrevo humildemente a sugerir cuatro realidades acerca de cómo construir confianza entre los que servimos. He aquí cuatro de ellas:

1. Cultiva tu caminar. Mira lo que haces antes de medir tus palabras. Modela con tu vida lo que esperas que otros hagan. En lo posible, cumple tus promesas. Se un ejemplo para otros. Demuestra con tus hechos lo que tu boca proclama. Desarrolla tu carácter. Cuidad tu integridad. 2 Corintios 1.15.
2. Trata bien a los demás. Esto parece obvio. Sin embargo, es necesario repetirlo. Aún en circunstancias difíciles y en condiciones apremiantes, da el trato justo y apropiado a los demás. Esto vale la pena. La gente quiere ser tratada apropiadamente. Las injusticias nos incomodan y no honran a Dios.
3. Mantente accesible. Necesitamos mantenernos cerca de aquellos que queremos confíen en el Dios que proclamamos. Estar conectados con ellos es clave. No temamos conocer los puntos de vista de otros. Porque alguien es diferente no quiere decir que debo cerrar la llave de la comunicación. Al contrario, proveer de una línea de comunicación abierta es esencial para que podamos interactuar en nuestra comunidad y en el Reino de Dios adecuadamente.
4. Construye relaciones saludables. Se responsable en tus relaciones con los demás. Dale seguimiento a las cosas que prometes. Cumple con tus promesas. Si te equivocas o no puedes cumplir con algo que haz prometido, no te escondas. Da la cara. Pide disculpas. No abuses de las relaciones. Cuidado con la manipulación. Esto nos permite ser transparentes y vulnerables.

Somos mayordomos de las relaciones que Dios nos da. Cultivar confianza es un proceso que puede traernos mucha satisfacción en nuestro servicio a Dios, especialmente si estamos interesados en hacer discípulos al estilo de Jesús.

La confianza es muchas veces el canal a través del cual compartimos las buenas nuevas del evangelio. En un mundo donde la confianza de muchos es frágil y su seguridad es como una tela de araña (Job 8:14), podemos recordar que “la obra de la justicia será paz, y el servicio de la justicia, tranquilidad y confianza para siempre.” Isaías 32:17

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  • Por Luis López