- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

EDITORIAL: El Regalo Más Grande

[1]

NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en Español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

GRAPEVINE, Texas (BP) — El regalo más grande que Dios ha dado fue de mandar a Su Hijo unigénito, quién es el Salvador del mundo. El único requisito para recibir esta salvación es creer en Él por fe y recibir este gran regalo de Dios en nuestros corazones. Sin Cristo somos condenados eternamente.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree, no es condenado: pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesta que sus obras son hechas de Dios.” (Juan 3:16-21)

La venida de Cristo marco una nueva era y afectó toda la historia del mundo y la humanidad. Su venida inspiró la pintura artística mundial. Pintores de todas las épocas han dejado obras majestuosas sobre Su vida. El amor de Cristo motivó la escultura y la música de todas los tiempos. La influencia de este Hijo unigénito al mundo ha sido tan impactante que más libros han sido escritos sobre Él que todos los reyes que han gobernado sobre la tierra. La Biblia sigue siendo el libro más comprado de todas las edades. ¿Quién es este Hijo unigénito que Dios mandó?

— Cristo es sobrenatural. Su comienzo fue establecido cuando Adán y Eva pecaron. Dios puso en marcha la avenida de salvación.

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15)

[2]

— Su llegada fue un milagro porque Jesús nació de una virgen y estableció Su Majestad y Poderío sobre esta tierra.

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21)

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Principado de Paz.” (Isaías 9:6)

— Cristo siendo humano y siendo divino nunca pecó cuando estaba en este mundo. Él ha sido Él único ser humano y personaje de toda la historia de la humanidad que vivió sin pecado.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15)

Sin embargo, Cristo viviendo una vida sin pecado se hizo pecado por nosotros y tomó nuestro lugar en la cruz, para salvarnos de nuestro pecado.

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5:21)

— Dios nos ha dado Su Hijo que es nuestro Salvador todo suficiente. Si recibimos este regalo de Dios; es decir si recibimos a Cristo en nuestros corazones, Él borra los pecados de nuestro pasado. Así proclama la Palabra de Dios que Cristo perdona todos nuestros pecados y transgresiones que hemos hecho en el pasado. El creyente debe vivir sometido al Señorío de Cristo y enfocado en agradarle solamente a Él por el sacrificio que Él hizo en la cruz por cada uno de nosotros.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)

— Y por fin en Cristo nuestro futuro ya está seguro porque al aceptar a Cristo como Salvador y Señor de nuestras vidas tenemos una morada celestial cuando la muerte llegue a nuestras vidas.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” (Juan 14:1-2)

Verdaderamente Dios nos ha dado un regalo maravilloso y perfecto cuando mandó a Su Hijo unigénito a este mundo.

¡Comparta las buenas nuevas de Cristo con alguien hoy!