- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

EDITORIAL: Nuestra obligación

[1]

NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a
http://www.bpnews.net/espanol [2]

NASHVILLE, Tenn. (BP) — Hay cosas que damos por sentado. Asuntos que asumimos o aceptamos sin tener alguna duda al respecto. Y no me refiero al aspecto religioso o asuntos de la fe, sino a los asuntos cotidianos. Por ejemplo, cuando usted toma una medicina, asume que el médico que la recetó sabía lo que estaba haciendo y le recetó la medicina adecuada. Luego asume que en la farmacia, la persona que sirvió su receta, no se confundió de frasco y le dio la medicina adecuada. Y ni qué pensar acerca de los laboratorios que elaboraron esa medicina, se supone que la proporción de medicamentos es la adecuada y se ajusta a la formula que fue aprobada para el tratamiento de su enfermedad. Eso, simplemente lo asumimos, sin tener la menor duda al respecto.

Los Estados Unidos de Norteamérica tienen establecido un riguroso sistema de control de la calidad sobre los medicamentos para garantizar que recibamos lo que se supone que debemos de recibir en cuanto a medicamentos se refiere. Es muy difícil importar medicamentos debido a las regulaciones Federales, incluyendo países como Canadá. A pesar de esto, hace muy poco se puso de manifiesto un fraude de varios laboratorios famosos que estaban produciendo medicamentos en China, y se descubrió que los mismos contenían puro talco medicinal.

¿Cómo reaccionaría usted si descubre que las medicinas que está tomando para la presión arterial, la diabetes, o incluso el cáncer no contienen medicamentos y son puro talco? Seguramente que se preocuparía, enfadaría y trataría de tomar medidas, incluso legales en contra de los impostores o falsificadores, ¿no es así?

Ahora cambiemos de ambiente, pero con la misma seriedad, piense en esto que le voy a decir: ¿Por qué invita a las personas a visitar su iglesia? ¿Para qué las invita? ¿Se recuerda de aquellos tiempos en los que se daban campañas de evangelismo y se reconocían a las personas que llevaban mayor número de invitados? ¿Es que estamos buscando tener los templos llenos y las listas de nombres repletas con más personas o estamos tratando de que las personas sean salvas? ¿Qué clase de cristianismo estamos presentando, uno fácil que se asemeja a un club social o el verdadero? ¿Estamos tratando de llenar un local con gente que no ha sido transformada por el evangelio? ¿Hemos confundido el método y ahora nos preocupamos por el contenedor y no por el contenido? ¿Qué está pasando en nuestras iglesias?

El evangelio fácil atrae a mucha gente, pero ese no es el evangelio que Jesús vino a establecer. El evangelio es muy difícil de creer. No se puede preguntar por qué, pues no hay respuesta humanamente comprensible. Cristo murió por usted y por mí. Y no murió por algo que yo haya hecho o algo que yo pueda hacer o merecer. Solo tenemos que creer en Él. Jesús murió por los pecadores, y eso se llama Gracia. Él sufrió por todos, Jesús es mi única esperanza. Él hizo lo que yo no podía ni puedo hacer. ¡Y es Jesús SOLO! No es Jesús y algo más. ¡Ese es el evangelio verdadero! La Gracia la recibimos de gratis o no la recibimos, la recibimos al creer, y si no creemos, simplemente no la recibimos.

[3]

Me da la impresión de que algunos han tratado de impresionar a Jesús con los números, pero el Señor no se impresiona con cantidades, ¿se acuerda cuando Él alimentó a los cinco mil? El apóstol Pablo en Romanos 1.14-15 dice:

14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros…

Nuestra obligación es proclamar nuestra fe a otros, no un evangelio mixtificado, sino el verdadero. Pablo dice: soy deudor. ¿Qué quiso decir con esto? Un deudor es alguien que está obligado por un deber. Un deudor es alguien a quien otro que está en una posición de autoridad le requiere o incluso exige que realice un acto específico, un acto que podríamos llamar una “obligación”. De manera que no es una opción. Tenemos la obligación de presentar el verdadero evangelio, no para llenar los bancos de la iglesia sino para llenar el cielo…
–30–
Óscar J. Fernández es Senior Editorial Project Leader para Multi-language Publishing, en LifeWay Church Resources Division, LifeWay Christian Resources en Nashville, TN, es además escritor independiente y estudioso de la Biblia. Su blog http://estudiandolabibliaconoscar.blogspot.com tiene seguidores en 45 países.