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EDITORIAL: Permanezcamos en Cristo


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a
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EL CAJON, Calif. (BP) — “Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mi.” Juan 15:4

¿Te has preguntado por qué algunas personas que se dicen ser discípulos de Cristo permanecen en la vida cristiana y otras no? En el pasaje bíblico de Juan capítulo 15 encontramos la conocida metáfora de la vid y los pámpanos a través de la cual Cristo nos declara abiertamente y sin secretos la clave de la vida Cristiana la cual es: PERMANECER EN ÉL. Pensemos unos momentos en esta verdad. Por definición permanecer es la acción firme y constante de un estado de ser. Cuando decimos que algo o alguien permanece estamos diciendo que se encuentra en donde se dejó; es decir, sigue estando ahí. Nuestro Señor Jesucristo, a la vez que nos lo demanda, nos da la clave para el éxito en la vida cristiana desde la perspectiva de Dios. Por eso te animo a que como discípulos de Cristo permanezcamos:

Permanezcamos en Él y Él en nosotros (v.4). La vida cristiana comienza cuando comprendemos, con la ayuda de la Palabra y del Espíritu Santo, “que es Cristo en nosotros la esperanza de gloria” (Col. 1.27). De igual manera la vida cristiana continúa y se fortalece cuando entendemos que nuestra dependencia de Él debe ser total en cada área de nuestra vida. Es clave permanecer en Cristo y El en nosotros.

Permanezcamos en Su Palabra (v.7). La Palabra de Dios es tanto leche espiritual no adulterada para el recién convertido (1 P. 2:2) como alimento sólido para el verdadero creyente que crece en su madurez en Cristo y Su Palabra (He. 5:14). La voluntad de Cristo es que Su Palabra permanezca en nosotros, es decir, que la vivamos, que la hagamos nuestra. Es clave permanecer en Su Palabra.

Permanezcamos en Su amor a través de la obediencia (v.10). La máquina locomotora que mueve el tren del amor por Cristo obtiene su energía de la obediencia a Él, pues al obedecerle experimentamos el incomparable amor de Dios (v.10). El no obedecer a Cristo es contradictorio del verdadero discípulo y trae confusión a la vida (Lc. 6:46). Más aún, el Señor considera la obediencia como la verdadera prueba de amor por Él (Jn. 14:21). Es clave permanecer en el amor de Cristo obedeciendo sus mandamientos.

Por todo esto, decirle a alguien: “Hermano, Permanece en Cristo,” con el propósito de animarlo a seguir adelante en la vida cristiana pueda parecer demasiado simple y fácil de decir, y lo es, pero implica un gran compromiso para ella o él, mas uno que verdaderamente vale la pena hacer, porque resulta en fruto para la gloria de Dios (v.8), en la garantía de ser un verdadero discípulo de Él (v.6 y 8), en recibir contestación a nuestra petición (v.7), y en disfrutar del gozo del Seño (v.10). Así que mi apreciado Hermano: ¡PERMANEZCAMOS EN CRISTO!
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Rafael Gutiérrez es pastor de la Iglesia Bautista Pan de Vida en Cottonwood Heights, Utah, y director y profesor del Seminario Bíblico de Capacitación de Salt Lake City, afiliado con Equip Bible Institute de El Cajon, California.

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