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EDITORIAL: Tres pasos para un discipulado transformador

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NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a
http://www.bpnews.net/espanol [2]

NASHVILLE (BP) — Hacer discípulos no es una opción para la iglesia o el creyente. Es un mandato bíblico. La Gran Comisión es la razón de ser de cada congregación que quiere ser obediente a las escrituras. He aquí tres pasos sencillos que podemos tomar para desarrollar un ministerio discipular enfocado en la transformación espiritual de las personas.

Primero. Evalúe. Haga un análisis objetivo del discipulado en su iglesia y/o su vida personal. Es decir, pregúntese cómo lo estamos haciendo, cómo estamos ayudando a forjar intencionalmente el carácter de Cristo en cada creyente. Los líderes debemos preguntarnos regularmente cómo estamos reproduciendo discípulos multiplicadores. Hacer una evaluación objetiva de dónde estamos nos permite ver los desafíos que enfrentamos y medir los logros que estamos alcanzando. Sabemos que discipular es un proceso y requiere de ajustes, entonación y cambios. Como un automóvil, el proceso discipular en una iglesia debe adaptarse a las necesidades del camino, los requerimientos del auto y las condiciones de manejo. Esto nos permite ver lo que está ocurriendo a nuestro alrededor de forma objetiva. Podemos enfocarnos en tantas cosas y tantos ministerios que olvidamos detenernos para evaluar. Tome un tiempo. Deténgase y pregunte a otros cómo podemos ayudarles a crecer más espiritualmente. El liderazgo espiritual pregunta cómo estamos desarrollando a otros líderes en este tiempo. Qué instrumentos y qué recursos Dios ha puesto a nuestro alrededor para forjar más y mejores discípulos. Donde están y quienes son las personas a quiénes estamos desarrollando espiritualmente. Estas son preguntas difíciles pero necesarias que debemos hacer. Una congregación que evalúa constantemente su proceso para forjar discípulos busca cerrar “la puerta de atrás” de forma intencional. De lo contrario, la puerta puede estar abierta, de par en par. En esta evaluación debemos incluir a otros líderes que sirven con nosotros. Incluirlos reduce el riesgo de hacer una evaluación subjetiva y más transparente. Nos ayuda a ver juntos los desafíos que tenemos más allá de nuestra perspectiva personal. Esta inclusión fomenta la responsabilidad mutua y un sentido de equipo en el cumplimiento de la Gran Comisión.

En segundo lugar, desarrolle un plan. Me refiero a un plan de crecimiento basado en una visión completa del discipulado. El crecimiento no sucede por accidente. Es decir, establezca una estrategia intencional para que los creyentes de su congregación crezcan. Se requiere un enfoque intencional. Mantenga una perspectiva bíblica y recuerde que el discipular es un proceso continuo. Piense en el próximo paso espiritual que deben dar las personas en su crecimiento. El plan que desarrolle debe ayudar a madurar a la gente por etapas a fin de que estos lleguen a ser como Cristo. Implica profundizar en las escrituras. Inicia preguntándonos dónde están las personas que queremos ayudar y ver a dónde queremos llevarlas. Un crecimiento saludable es mucho más que adquirir conocimiento y debe ser equilibrado abarcando diferentes disciplinas espirituales y todas las edades. Si, debemos pensar en los adultos pero también en los jóvenes y en los niños. Planifique una estrategia.

Finalmente, si queremos ayudar a las personas en su proceso de transformación espiritual debemos guiarlos. Es decir, necesitamos ir con ellos. Nosotros debemos ser el primero en la línea, dar el ejemplo. No podemos enseñar aquello que no somos. En este paso, invitamos a líderes clave a unirse a este proceso. Guiar es ponernos al lado de otros para caminar juntos hacia adelante. Es ponernos de acuerdo para crecer. No podemos guiar desde lejos o por control remoto. Necesitamos hacerlo desde donde estamos y siendo transparentes. Así descubrimos nuestras propias áreas débiles y fuertes. El progreso se logra cuando avanzamos juntos en ese proceso.
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.

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