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EDITORIAL: Dios es suficiente en todos los tiempos

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Hace un año oímos anunciaban la nueva “visión” para el año 2020 de varias iglesias, en anuncios de las redes sociales, o aún las conversaciones. Más de uno hizo el anuncio “la visión 2020” en referencia a una visión completa. Tenía que hacerse, el año se prestaba para todo tipos de anuncios y deseos para que este fuera nuestro año. Luego, apareció la pandemia. Su avance rápido trajo miedo, ansiedad, desconfianza, y sobre todo estrés.

Hemos experimentado algo sin precedentes, y la confusión ha sido general. Se que muchos hemos experimentado situaciones dolorosas en la familia, en la salud, en lo financiero. Todo esto ha sido una fórmula para que la ansiedad en general se dispare en estadísticas no vistas antes.

Para los que no me conocen, quiero contarles que me considero una persona de acción. A veces esto me lleva a estar pensando en el próximo proyecto, sin terminar el proyecto en el que estoy trabajando ahora. Es bueno tener visión, pero llevado a un extremo (como me pasa muchas veces) puede ser desgastante, porque no puedes disfrutar lo que Dios hace ahora, sin pensar que viene después. Digo esto porque mientras meditaba en cual debería ser una resolución del próximo año 2021, Dios no me dirigió a una nueva visión necesariamente. Me dirigió a una relación. La de siempre. Una relación profunda de amor que transforma todo, y de allí tienen que salir las visiones para la acción. La relación viene antes de la acción.

Este año vimos como muchos de nuestros planes de acción se evaporaron con los cambios repentinos. De pronto, ya no teníamos la misma cantidad de voluntarios, por enfermedad, miedo o por lo que fuere. Ya no teníamos los edificios para hacer las reuniones, etc. Muchas cosas cambiaron. Pero una permanece, la más importante, la más transformadora. Y eso es que tenemos a Cristo. Nuestro buen pastor. Esta pandemia puede ser usada por Dios para transformarnos, en la manera más positiva, si recordamos una verdad que trasciende todas las edades. El corazón de la teología: Dios es suficiente, con Cristo tenemos todo, sin Cristo no tenemos nada. Y pensando en nuestra realidad actual:

Cristo es suficiente en todos los tiempos

Para esto, Dios nos quiere llevar a un pasaje muy conocido. Quiere recordarnos verdades profundas que pueden transformar nuestra vida hoy, y darle dirección en nuestro futuro inmediato, y en realidad el resto de nuestra vida. Más que una nueva visión, creo que Dios quiere que recordemos un principio antiguo pero vigente el día de hoy. Recordemos juntos el Salmos 23, y meditemos en dos conceptos que nos pueden dar reposo (mental y espiritual), protección y proveer lo que más necesitamos cada día.

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  1. Medita en la buena guía de Dios

Jehová es mi pastor, nada me faltará

David toma el Nombre principal de Dios para mostrar la cercanía que tenía este pensamiento para él. David sabía como los pastores tenían que estar en vigilia, cuidado por las ovejas, y además la relación cercana que desarrollaban con sus animales, las ovejas. Si Jehová que existe en si mismo es mi pastor, él que no necesita de nadie para existir, me trae tan cerca suyo, y yo me acerco en respuesta a esa invitación, y Él se convierte en TODO para mí. Al punto que el salmista dice “nada me faltará.”

El hombre tiene un vacío en forma de Dios, que solamente puede ser llenado por Dios. ¿Cuántas veces hemos oído esta frase? Es una verdad, nuestro ser tiene un vacío a causa de la separación del hombre con Dios a causa del pecado, pero además porque Dios nos ha creado para tener una relación personal con Él. Cuando desarrollamos esa relación personal, no religiosa, sino de amor profundo y espiritual, de reverencia y de asombro, nuestro espíritu se siente alimentado, al punto que todo lo que precisamos en nuestro ser interior está completo. No necesitamos de cosas externas para sentirnos completos. No precisamos de la afirmación de otros para sentirme valorado, no necesito de los placeres cotidianos o de los placeres mundanos para sentir que mi alma se deleita profundamente, me siento amado, me doy cuenta de que Cristo me ha dado un valor profundo, mi identidad no está en lo que hago (ni siquiera el ministerio), sino a quien adoro y sirvo (a Dios). Ya no necesito de las valoraciones ni de las seguridades externas porque Dios suple esto. NADA me falta, pues YAWHEW suple todo.

Recuerda, como creyente: “Hoy estás bajo el cuidado de Dios, el buen pastor. El sabe lo que necesito, y si no obtengo lo que quiero, es porque Él buen pastor considera que no lo necesito.”

“En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará, Confortará mi alma”

Este año 2020 ha sido intensamente estresante, una pandemia que ningún país ni ninguna persona en el planeta estaba preparada para enfrentar. Con los mejores esfuerzos vimos el alto contagio de la pandemia, y la cantidad de muertes que siguen aumentando. Obviamente, esto tuvo una influencia directa en las economías mas fuertes, peor aún en las economías mas débiles. De pronto los niños tuvieron que hacer escuela desde la casa, los padres trasladaron sus oficinas (los que podían) a una casa llena de niños, muchos perdieron sus trabajos. Como familia nosotros decidimos hacer más paseos en la montaña, y todo iba muy bien hasta que mi hija sufrió un terrible accidente mientras hacíamos un paseo en bicicleta en la montaña y se rompió el fémur, su verano lo pasó en una cama, y luego de eso no tuvimos más oportunidad de salir por unos buenos meses, hasta que llegaron los días mas fríos. Además, mi esposa y yo experimentamos de primera mano los efectos del CORONAVIRUS, cuando los dos nos infectamos (gracias a Dios ya salimos).

Todo esto para afirmar que ha sido un año duro para nosotros, y más duro para otros todavía. Sin embargo, la presencia de Dios está allí para nosotros, para ayudar a que nuestra mente estresada DESCANSE en los pastos que Dios provee, y que nuestro corazón REPOSE al lado de las aguas a las cuales Dios nos guía.

Una de las obras que hace la palabra de Dios en nosotros es traer reposo y fortaleza, nos nutre. Es la leche espiritual no adulterada que nos ayuda a crecer en nuestra salvación (1 Pedro 2:2). Pero también provee para nosotros reposo y restauración. Conocemos estas verdades tan bien que podemos llegar a tomarlas por sentado, y a veces nos pasa como a la mujer samaritana que Jesús nos tiene que recordar: “Si conocieras el de don de Dios, y quien es (Jesús)…, tu le pedirías, y [Jesús] te daría agua viva” (Juan 4:10).

Necesitamos ese encuentro personal, restaurador, no religioso, sino de una alma sedienta que pide, y nuestro buen Pastor nos guía y nos da agua viva, y pastos delicados.

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Si algo he aprendido, no solamente en este tiempo sino en todo mi caminar con Cristo es que YO NO soy un buen guía de mi propio camino. Como dice un pastor, somos los mejores para engañarnos y mentirnos a nosotros mismos para tomar malas decisiones. Más de una vez en mi vida he racionalizado el pecado, lo he justificado de antemano, y aún después de cometerlo. Me he vendido una idea equivocada para no perder una discusión (y luego perder la relación), o para aprovechar la “oportunidad”, cuando detrás de la supuesta oportunidad estaba disfrazada la tentación destructora. No soy el mejor GPS de mi camino, lo admito. Pero, gracias a Dios por su Espíritu Santo que habita en nosotros, y Él si es un buen guía, si tiene la capacidad, la sabiduría y el poder para llevarnos a los lugares que Dios quiere que vayamos.

El otro aspecto de la Palabra de Dios es que es nuestra guía. El Espíritu Santo toma las escrituras a medida que las leemos, memorizamos y estudiamos, y las usa para guiarnos en la dirección del crecimiento en santidad. El nos guía por sendas de justicia, por amor de su Santo Nombre. Para que evitemos el pecado, para que reconozcamos la tentación y el engaño del pecado, y para que nos deleitemos en seguirle.

Quiero animarte a ser completamente honesto contigo mismo. ¿Por qué te está costando tanto seguir a Dios? No es falta de tiempo, si no falta de prioridad. No es lo mismo desear caminar por las sendas de justicia que seguir al buen pastor y realmente caminar por ellas. El simple deseo no nos va a llevar al destino, necesitamos el compromiso de seguirle.

Si el 2020 fue un año difícil, podemos proponernos comprometernos a seguir al pastor cada mañana, como prioridad, antes que mire mi celular, o prenda la computadora, y abrir las escrituras, y tomar más tiempo de oración, cada día, para que Él sea mi guía, y no sea yo mi propio guía. Es mi decisión, él sigue llamando.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

¿Cómo llegaron al valle de sombra de muerte estas ovejas? Pues, siguiendo al pastor. En el terreno de Israel hay valles que se pueden volver muy oscuros por las montañas que las rodean, esto no es del agrado de las ovejas. Se llenan de temor, comienzan a balar, y a momentos, por la oscuridad, pierden de vista al pastor. Pero él está allí, aun cuando no lo puedan ver con los sentidos de la vista, podrán oírle, porque el pastor habla, y hace golpear su cayado contra el piso para que las ovejas puedan seguir con el sentido del oído. Pero esto, muchos de ustedes ya lo sabían, ¿no es cierto? Sin embargo, es un buen recordatorio.

La incertidumbre del año que termina puede haber traído temor de lo que está pasando y de lo que puede pasar aun en el futuro. Si, el año 2020 se termina, ¿que nos garantiza que el 2021 sea más fácil? La verdad que no sabemos. Pero si sabemos que Dios ya está en el futuro, el es Omnipresente, y sabe que es el mejor camino para seguir, porque es Omnisapiente, y si le seguimos, tiene el poder de llevarnos al otro lado porque es (usted ya adivinó) Omnipotente.

Hagamos como David en esta parte del salmo. Acá le dice directamente a Dios “Tu estarás conmigo, TU vara y TU cayado me infundirán aliento.” Conéctese con Dios, de la manera que más le ayude, leyendo su palabra, meditando, cantando canciones, saliendo a caminar por la naturaleza y hablando con el creador, escriba, haga un diario, haga ejercicios mientras oye un mensaje, lo que sea está bien, use esos momento para alimentar su alma, y para predicarle a su ser: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” (Salmos 42:5).

La adoración personal nos ayuda a recordar a quien servirnos, su poder, y que le importamos y se preocupa de nosotros. No estamos solos, el buen pastor sigue hablando y golpeando su cayado para que sepamos que está allí, aliéntese en esta verdad.

La guía de Dios nos lleva a experimentar su reposo y su protección. Ahora veamos el siguiente aspecto de su presencia a nuestro favor.

  1. Medita en la Provisión de Dios

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Los buenos pastores israelitas preparaban “la mesa” o la meseta para sus rebaños en el tiempo de verano, por adelantado. Hacían hasta dos viajes antes de llevar al rebaño llevando sales y minerales en lugares estratégicos de la meseta. Decidía en que lugares sería mejor para que las ovejas paren por un momento, y donde sería el lugar para que pasten por más tiempo.

La pandemia no ha pasado, y tal vez los temores tampoco. Pero cobremos ánimo sabiendo que el Señor Jesucristo va delante nuestro, y él ha preparado lugares para pastorearnos, para que descansemos, y aún para que tengamos un banquete espiritual. A Él no lo han agarrado desprevenido ni por sorpresa. El prepara mesa para nosotros en presencia de nuestras angustias, y de nuestro enemigo que quiere angustiarnos.

La mesa de banquete nos habla de la hospitalidad de Dios, pero también nos recuerda su protección. Cuando alguien era invitado a una mesa oriental, esa persona estaba bajo la protección y provisión del anfitrión.

El pastor estaba limpiando la cabeza de las ovejas con aceite para curarlas de heridas y evitar que las moscas las infecten. Este era un trabajo constante para el pastor. Una vez que se les vertía el aceite, las ovejas se sentían descansadas, se acababa su irritabilidad y podían pastar tranquilamente, disfrutar. Nuestro tiempo en la presencia de Dios es similar. Cuando traemos confesión de nuestras luchas, tentaciones, y aun pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos (como el aceite) de toda maldad (1 Juan 1:9). Es más, él nos invita a este banquete, y la tarjeta de invitación nos dice claramente “venid a mi, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Cuando David piensa en su vida con Yahveh, dice “mi copa está rebosando. El equivalente para los creyentes nuevo testamentarios es “He venido al buen Pastor, y me ha dado vida y vida en abundancia.”

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

¿Cual será nuestra respuesta a esta invitación tan hermosa? David nos declara que sabe que el amor lleno de gracia y misericordia le “seguirían” todos los días. Esta es una búsqueda intensa de parte de Dios (es el sentido del hebreo), para darnos bien y misericordia, las dos cosas juntas, no solo una de ellas. No solo la bondad, porque necesitamos misericordia constantemente por nuestra naturaleza de pecado, pero no solamente misericordia, porque necesitamos otras cosas que su bondad nos provee. Esta es parte de la vida abundante con Dios.

Y como la vida en El es tan abundante, nosotros debemos dejar bien y misericordia en el camino para que otros conozcan a este amoroso pastor. La respuesta de David es que morará en la casa de Jehová, esto implica una comunión que transforma, no es el lugar que nos transforma es la relación.

Para este próximo año que empieza lo que más necesitamos es una comunión transformadora con el buen Pastor. Nuestro Señor Jesucristo declaró “Yo soy el buen pastor, que da su vida por sus ovejas… nadie las puede arrebatar de mi mano…mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre, uno somos” (Juan 10:11, 28-30). Esta comunión nos provee guía en las decisiones, protección en tiempos de dificultad y provisión de reposo emocional y espiritual, y aún mas, esperanza eterna. El buen pastor suple lo que más necesita mi alma, Dios se provee a sí mismo, para que nuestra alma no tenga necesidad de nada más, porque con Cristo lo tenemos todo. Tu comunión viva y transformadora será la mejor inversión del año 2021.