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EDITORIAL: Todo ha cambiado, ya no es lo mismo

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[2]Una de las canciones premiadas en los Grammy Latinos este año, inicia una de sus estrofas con estas palabras: “Todo ha cambiado, ya no es lo mismo”. Y aunque el tema es otro, pienso que este sentimiento se ha apoderado de nuestra sociedad porque en verdad, muchas cosas han cambiado en los últimos dos años. Y la pregunta que salta en nuestras mentes es muy simple, ¿volverán las cosas a ser como eran? Nada escapa a estos cambios que se han venido produciendo y que parecen no tener fin, incluso afectando a la iglesia.

Desde que abrí los ojos en este mundo, no recuerdo haber pasado meses sin asistir a mi iglesia. Nos sorprendió la pandemia justo el domingo que nos unimos a nuestra nueva iglesia, pero tengo que confesar que “todo ha cambiado”. Lo primero que ocurrió fue que se suspendieron los servicios regulares y los grupos pequeños con asistencia personal. Muchas regulaciones y mandatos nos han hecho cambiar muchas cosas.

La llamada “iglesia virtual” vino a ocupar el vacío, pero “no es lo mismo”. Soy un apasionado de la tecnología y uso computadoras desde que la Radio Shack en los años 70 sacó su computadora personal Tandy con 64K de memoria que no tenía pantalla ni disco duro para competir con la Apple. Entonces no existía Dos como sistema operativo ni Microsoft, pero no es lo mismo. Después de dos años en esta iglesia no puedo decir que tengo algún amigo. No es culpa de nadie, es que ahora todo es muy frio, muy impersonal, a distancia. Es como ver una película o un espectáculo, se recibe información, pero no hay interacción. Yo he sido un abanderado de usar la tecnología para evangelizar y alcanzar a los inconversos, pero como algo adicional y no como un sustituto, pero ahora “todo ha cambiado”.

Durante un año por lo menos no visitamos ni a nuestros médicos, tuvimos tele consultas. No fuimos de compras al mercado, comprábamos online y nos traían las mercancías a la puerta de la casa, suspendimos todos los viajes y no visitamos ningún restaurante. Ahora poco a poco las cosas han ido mejorando, pero cuando parece que vamos a volver a la normalidad, surge otro brote y todo vuelve a cambiar. ¿Será que esta va a ser la nueva normalidad?

No creo que las cosas alguna vez vuelvan a ser como eran antes de la pandemia. Por los últimos 35 años de mi vida he estado en posiciones con mucha responsabilidad en mi iglesia, muchas cosas estaban sobre mis hombros, pero ahora todo ha cambiado, ya no es lo mismo. Estoy convencido de que algunas personas nunca van a regresar a la iglesia, se van a quedar el domingo en casa para ver un servicio por internet en piyama y tomando una taza de café, sin compromisos, sin responsabilidades. ¿Qué podemos hacer? No creo que mucho. A algunos de nuestros hermanos simplemente se les ha caído el barniz que los cubría, tristemente se están mostrando como son. Otros, están muy atemorizados y confundidos y en verdad, al parecer, todo les va bien, así que piensan que no tienen por qué “arriesgarse”.

Sin embargo, hay buenas noticias. Jesús se caracteriza por hacer las cosas milagrosas usando a aquellos que se acercan a Él. Observa a los primeros discípulos. Mira a Simón que se convirtió en Pedro (la Roca). Aquel puñado de hombres comunes que se convirtieron en seguidores de Cristo cambiaron al mundo. Jesús nunca le cayó detrás a nadie, Él obraba con los que aparecían.

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Tal vez sea hora de reevaluar algunos de nuestros conceptos, incluyendo los parámetros para medir a un ministerio exitoso. ¿Qué cambios operan en la vida de la gente los ministerios que tenemos? ¿Se conoce nuestra iglesia en la comunidad por el edificio o por el impacto que ejerce en la comunidad? ¿Cuánto tratamos de imitar a otros que pensamos que son exitosos? ¿Qué debiéramos cambiar? ¿Cuánto tiempo empleamos en oración y el estudio de la Biblia y cuánto es estudiar y analizar estrategias? ¿Estamos dándoles oportunidades a otros para que sirvan o confiamos en la “estructura”? ¿Te has preguntado cómo tu iglesia pudiera cambiar al mundo? ¿Qué debes cambiar en tu vida?

Personalmente, no creo que alguna vez las cosas van a volver a ser como eran antes de la pandemia, que no hizo más que mostrar nuestra vulnerabilidad. Habrá una nueva medida de lo normal, y a eso tendremos que ajustarnos y acostumbranos, y en ese nuevo medio, tenemos que responder a nuestro llamado para ganar al mundo para Cristo. Un puñado de hombres comunes pudieron transformar al mundo para siempre, y nosotros también tenemos la posibilidad de hacerlo, si como ellos, nos despojamos de nuestro YO y nos ponemos incondicionalmente en las manos del Maestro.