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Disminuye la tasa de maternidad entre adolescentes; los problemas de fondo siguen presentes


WASHINGTON (BP) — En los Estados Unidos, la tasa de maternidad entre las adolescentes ha disminuido hasta su punto más bajo desde 1946, según la más reciente información colectada por el National Center for Health Statistics.

En el 2010, los niños nacidos a madres de 15 a 19 años fueron 367,752. El año anterior, hubo 409,802 nacimientos de este tipo.

Una baja general del 9 por ciento entre el 2009 y 2010 estuvo acompañada por las bajas en las tasas de todos los grupos raciales y étnicos y virtualmente en todos los estados del país, según la información publicada el 10 de abril. La tasa refleja una variedad de factores, dijo Valerie Huber, directora ejecutiva de National Abstinence Education Association, “incluyendo la estructura familiar, las expectativas de los padres, la situación socioeconómica, y el tipo de educación sexual.”

Aunque la baja constituye buenas noticias, Huber y Richard Ross, cofundador del movimiento de abstinencia sexual True Love Waits, advierten que las cifras están encubriendo otros problemas.

“Aunque la tasa de las adolescentes que tienen hijos han alcanzados records históricamente bajos,” dijo Huber, “las tasas [de las enfermedades de transmisión sexual] entre adolescentes están en records históricamente altos.”

Ross denominó la muerte de bebés nonatos y de aquellos que nacen a padres que no están casados como una “tragedia incalculable” y dijo “esos embarazos no son el problema de fondo. El mismo comportamiento sexual es el problema de fondo.”

En 1991 los nacimientos entre las adolescentes alcanzaron un record del 61.8 nacimientos de bebés vivos por cada 1,000 mujeres de 15 a 19 años de edad. La baja histórica más reciente es de 34.3 nacimientos por cada 1,000 mujeres y continúa firme su tendencia a la baja.

Esas altas tasas anteriores durante los inicios de la década de 1990 estuvieron acompañadas por una peligrosa actitud hacia el sexo entre adolescentes, dijo Ross, profesor de ministerio estudiantil en el Southwestern Baptist Theological Seminary.

Ross recuerda que entonces los adultos querían proteger a los adolescentes de contraer SIDA y otras enfermedades, pero asumían que nada podría hacerse para detener a los adolescentes de tener relaciones sexuales.

“Recuerdo que el director general de salud pública dijo en la televisión, ‘El adolescente estadounidense es capaz de controlar su comportamiento sexual,'” dijo Ross.

Esto llevó a que muchos aumentaran su énfasis en el uso de los anticonceptivos entre los adolescentes, dijo Ross. Él y otros, sin embargo, observaron lo anterior en el momento adecuado –- en 1993 — y comenzaron True Love Waits, un mensaje de pureza y abstinencia sexuales hasta el matrimonio.

Las cifras de embarazos en la adolescencia comenzaron a disminuir y la educación sobre la abstinencia se convirtió en un movimiento nacional que influenciaba a los adolescentes y a los líderes en el gobierno.

“Una vez un congresista me dijo, ‘Richard, algunos de nosotros salimos afuera y vimos esas tarjetas del TLW cubriendo el National Mall. Tuvo un impacto en nosotros y en nuestras políticas. Fue una alarma diciendo que hay millones de adolescentes que responderían positivamente ante un llamado a la abstinencia,'” recordó Ross.

Millones siguen haciendo ese llamado hoy en día. El año pasado, el National Center for Health Statistics dio a conocer otro reporte que mostraba una baja general en las relaciones sexuales entre adolescentes durante los últimos 20 años.

“Sabemos que la abstinencia es un mensaje que es recibido por los adolescentes,” dijo Huber. “El grupo que tenemos en la mira para la educación sexual son los adolescentes de 15 a 17 años. Cerca del 75 por ciento de estos adolescentes nunca han tenido relaciones sexuales, a pesar de vivir en una cultura cada vez más sexual.”

Aunque la tasa de ETS entre los adolescentes rompió el record actualmente, la NAEA encontró una disparidad de 1:24 en el financiamiento federal de la educación para la abstinencia comparado con los programas centrados en los anticonceptivos. Del 2007 al 2012, la diferencia entre el financiamiento de ambos es mayor a los $4.2 mil millones — $675.9 millones para uno y $4.9 mil millones para el otro. La más reciente propuesta del presupuesto del Presidente Obama recomienda que se gaste sólo 4 por ciento de los dólares destinados a la educación sexual en los programas basados en la abstinencia.

La mitad de los embarazos no planificados sucedieron cuando las parejas dijeron que habían usado anticonceptivos, señaló Huber, y dos de las cuatro enfermedades más fácilmente transmitidas por vía sexual se transmiten también usando un condón.

En febrero, la NAEA reportó un análisis patrocinado por los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades el cual encontró que los programas completos de educación sexual en la escuela no aumentaron significativamente el uso de condones entre los adolescentes o redujo los embarazos no planificados entre las adolescentes o las ETS.

“Es una desilusión que una administración que se ufana en apoyar programas basados en evidencias ignore la evidencia en esta arena,” dijo Huber.

A pesar del financiamiento federal, Ross dijo que los devotos padres cristianos pueden marcar una diferencia con respecto a las decisiones de sus propios adolescentes. En un estudio dado a conocer el año pasado, el National Center for Health Statistics encontró que los adolescentes que habían sido criados por ambos padres tienen menos probabilidades de tener sexo. El estudio también indicó que la motivación más común para que un adolecente adopte la abstinencia son las razones religiosas.

“Los padres que son solamente religiosos nominalmente tienen poca influencia,” dijo Ross. “Pero aquí están las buenas noticias: Los factores más poderosos para predecir que un adolescente viva en pureza moral son un padre y una madre que aman a Jesús profundamente y que han adoptado Su señorío y supremacía. El segundo factor más importante es la disposición de esos padres para comunicar con frecuencia su amor supremo por Cristo y el impacto que tiene en sus propias decisiones sobre la pureza.”
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Aaron Earls es un escritor independiente y un estudiante de la maestría en divinidades en el Southeastern Baptist Theological Seminary en Wake Forest, C.N.
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