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EDITORIAL: ¿Qué es lo que hemos perdido?


NASHVILLE, Tenn. (BP)–Tengo un amigo que vive en New Jersey que me escribió el otro día, preocupado por la situación que ve en su propia iglesia y en general en las iglesias de los Estados Unidos y otros países de Europa y América Latina. ¿Qué está pasando me preguntaba? ¿Qué es lo que hemos perdido?

El debate por la construcción de una mezquita a unos pocos metros de distancia de donde se encontraban las Torres Gemelas que fueron destruidas por el ataque terrorista perpetrado por musulmanes radicales el 11 de septiembre en la ciudad de New York, justo parece una cierta burla al dolor y los sufrimientos de los que perdieron familiares o los que resultaron lesionados en aquel vil atentado y es, sin lugar a dudas, un desafío a la cultura occidental y al pueblo norteamericano.

Es evidente que se está produciendo una especie de confrontación con la fe cristiana, no solo por parte de otras creencias religiosas y cultos, sino también por el ateísmo y otras corrientes filosóficas. ¿Qué es lo que está pasando? ¿En qué hemos fallado? ¿Qué pasó con la nación que fue fundada en los principios judeo-cristianos? ¿Qué ha sucedido con los ideales y sueños de los peregrinos que fundaron esta nación? ¿Qué es lo que hemos perdido?

Desde el punto de vista sociológico hay muchas explicaciones y teorías. Desafortunadamente, estas olvidan u obvian el aspecto más importante. La historia del cristianismo por su parte, también presenta ejemplos de otros tiempos, con distintos matices, en los cuales la situación también fue complicada y adversa a los principios básicos y fundamentales del cristianismo.

¿Qué le falta al cristianismo actual? ¿Por qué han perdido nuestras iglesias su influencia? ¿Por qué apenas se ve alguna diferencia entre los cristianos y los que no son cristianos? ¿Dónde podemos encontrar las respuestas a esta y otras preguntas que surgen?

Considero que debemos buscar las respuestas en las Escrituras y mirar al modelo de las iglesias del primer siglo, aquellas que fueron fundadas por los Apóstoles. Si observamos con detenimiento vamos a descubrir muchas cosas. Algunas de ellas, no van a resultar de nuestro agrado y justo de eso se trata. Pienso que los cristianos hemos tratado de acomodar el cristianismo a nosotros y hemos olvidado que somos nosotros los que tenemos que ajustarnos a nuestra fe.

En el libro de Hechos 3:1-13 se nos narra una historia muy conocida por todos, pero en la cual hay aspectos reveladores, incómodos, que tal vez estemos ignorando. Veamos brevemente este pasaje. Vemos que Pedro y Juan se dirigían al Templo, a la hora de la oración. Un cojo de nacimiento les pide limosna. Y Pedro reclamando la atención del cojo le dice: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”.

No quiero ofender a nadie, pero este pasaje de las Escrituras ha sido muy revelador para mí. Tratando de buscar los puntos comunes entre Pedro y la iglesia cristiana en general, de nuestros días, observo que hay una diferencia fundamental. La iglesia de hoy no puede decir que no tiene plata ni oro. Tal vez tenga más de lo que necesita. Y tampoco puede decir “levántate y anda.”

La iglesia cristiana ha perdido el poder. En muchos casos no tiene lo que necesita, para llevar adelante el ministerio. Por eso ha perdido su influencia en el mundo. Por eso los cristianos no se diferencian mucho del resto de la población. Nos hemos dedicado más a la parte externa que al desarrollo espiritual de los creyentes. Hemos caído en la trampa de los números y las estadísticas. Hemos perdido el enfoque que necesitamos tener. Por eso se habla de la necesidad de experimentar un avivamiento, pero este tiene que comenzar con cada uno de nosotros. ¡Uno a la vez! Un cristiano reavivado, con poder, brillando en medio de las tinieblas de estos tiempos. No hay que esperar porque otros experimenten el avivamiento, es la tarea de cada uno de nosotros. ¿Qué podemos hacer? Es muy simple, el problema es que hemos olvidado las cosas básicas y sencillas del evangelio.

Permítame indicar seis aspectos que son imprescindibles que estén presentes en la vida del cristiano y que muchos han olvidado:

1. Pasar cada día un tiempo a solas con Dios

2. Leer, estudiar y meditar cada día en la Palabra de Dios y vivir de acuerdo con ella

3. Desarrollar una vida de oración, orando con fe y orando sin cesar

4. Teniendo compañerismo con otros creyentes

5. Testificando de Cristo, en todo momento y lugar y

6. Ministrando a las necesidades de los demás

¿Simple? Sí, en verdad es simple, pero no es fácil de hacer pues hemos puesto nuestras prioridades en otras muchas cosas. Pero, a eso hemos sido llamados. Estas disciplinas simples, cuando se ponen en práctica, nos pueden llevar a tener la plenitud del Espíritu y el poder que mostraban los cristianos en la iglesia del primer siglo.

Ese es el poder que permite enfrentar las fieras, la hoguera y la espada del verdugo con un cántico de júbilo y triunfo. Ese es el poder que necesitamos para transformar a esta sociedad materialista, obsesionada por la plata y el oro y que ha olvidado la importancia de tener el poder de Dios viviendo en nosotros. Desafortunadamente las ideas seculares han entrado en muchas congregaciones que cada vez tratan de ajustar lo que hacen para parecerse más al mundo.

Déjeme terminar pidiéndole que se haga una autoevaluación. Considere cada una de las seis disciplinas que he mencionado y analice cómo está en cada una de ellas. Deben estar balanceadas, es decir, tienen que desarrollarse todas a la vez. Califíquese en una escala del 1 al 10 y ore a Dios para que le revele lo que usted debe comenzar a hacer para que se produzca un avivamiento en usted. Si cada uno de nosotros se propusiera comenzar a aplicar estas disciplinas en esta semana, pronto nuestras iglesias dejarían de parecerse a la iglesia de Corinto para parecerse más a la iglesia de Jerusalén. Pienso que lo que hemos perdido es la pasión por nuestro Señor.
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Óscar J. Fernández es el Editorial Project Leader para Leadership and Adult Publishing, en LifeWay Christian Resources en Nashville, TN, es además escritor independiente y estudioso de la Biblia. Su blog http://estudiandolabibliaconoscar.blogspot.com tiene seguidores de 20 países hispanos.

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