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Sentados alrededor de la mesa y tomando café: el ministerio de los refugiados a menudo adopta una forma muy sencilla

Living Hope Church utiliza cada centímetro de los (aproximadamente) 2500 metros cuadrados de su centro ministerial para servir como tienda de muebles para familias de refugiados. Foto de Aaron Taylor


COLUMBUS, Ohio (BP) – Sucede con un sofá o un colchón. O con dos sillas frente a frente en una mesa.

Mientras que los primeros días y meses de los refugiados en Estados Unidos pueden ser complejos y estar llenos de papeleo y juntas de inmigración, las iglesias han aprendido que hay maneras directas y sencillas de satisfacer sus necesidades.

Miembros de la Iglesia Living Hope en Columbus, Ohio, cargan artículos para su centro ministerial. Foto de Aaron Taylor

Poco después de abrir sus puertas, hace seis años, la iglesia Living Hope de Columbus ayudaba a entregar muebles donados a nombre de un grupo de organizaciones sin fines de lucro. Se hizo evidente que los artículos iban a parar a una creciente población inmigrante formada por personas procedentes de Oriente Medio y Centroamérica.

La comunidad blanca de clase media en la que había crecido Aaron Taylor, pastor de Living Hope, estaba cambiando rápidamente.

«Hay focos de estas comunidades con gente que viene de todo el mundo, y eso nos abrió los ojos», dijo.

La necesidad creció, y pronto la iglesia la asumió como propia. Empezó con una pregunta a sus contactos en las asociaciones sin fines de lucro: ¿Qué les gustaría que estuviera a disposición de la población refugiada?

La respuesta fue una tienda de muebles.

«Unos cinco meses después, abrimos un centro ministerial junto a nuestra iglesia que ahora atiende a un promedio de 12-20 familias al mes», explica Taylor. «Se mantiene abastecido gracias a unos 12 grupos sin o con fines de lucro, así que no le cuesta a la iglesia».

A veces llegan colchones nuevos a través de una donación sin fines de lucro. Las cafeteras y tostadoras llegan a las estanterías a través del exceso de existencias de Walmart. Los sillones reclinables y otros muebles con pequeños arañazos o abolladuras que les impiden llegar a la sala de exposición son más que adecuados para los clientes del centro ministerial Living Hope.

«Cuando intervenimos, en muchos casos somos capaces de proporcionar los artículos grandes para, por ejemplo, un apartamento de dos dormitorios», dijo Taylor. «Es un gran apoyo para las familias».

Una necesidad esencial ha aportado grandes beneficios a los niños que intentan aclimatarse a las escuelas estadounidenses.

«Hemos proporcionado camas a niños y los consejeros escolares nos han dicho que hay niños que llegan a su escuela con calificaciones bajas y siempre cansados. Tenían muchas emociones que procesar todavía», dijo Taylor. «Al tener su propia cama, seis u ocho semanas después los orientadores nos dicen que no es el mismo niño. Todo su comportamiento ha cambiado».

Más al este, unos 20 miembros de la iglesia Pillar de Dumfries (Virginia) ayudan en las clases de inglés como segundo idioma, de las que se benefician principalmente quienes han huido de Afganistán desde que los talibanes retomaron el país en 2021.

El pastor Colby Garman afirma que los beneficios son mutuos.

«Las conversaciones con nuestra gente han aportado otro nivel de comprensión [de la situación]», afirmó. «Le pone cara a lo que es un problema desafiante y lo que es construir una nueva vida en Estados Unidos».

Su esposa Annie enseñó inglés como segundo idioma durante años en escuelas públicas y aportó esos conceptos a las clases de inmersión en inglés.

Las personas a las que atiende su iglesia no son creyentes, pero el tiempo que pasan juntos ha propiciado debates sobre la fe.

«Muchos de ellos tenían familiares que fueron asesinados y están tratando de averiguar cuál es el siguiente paso. Se ha convertido en una puerta abierta para el Evangelio», dijo Garman, cuya iglesia se encuentra justo al sur de Washington, D.C., y está situada cerca de la Base del Cuerpo de Marines de Quantico, donde más de 3.700 refugiados afganos fueron recibidos y atendidos cuando los talibanes tomaron el poder.

En Columbus, Taylor ha visto beneficios similares en el hecho de que su iglesia haya dado un paso al frente para ayudar.

«Ha sido bueno para nosotros», afirma. «Recuerdo que [el ex presidente de la CBS] J.D. Greear preguntó hace años que si nuestra iglesia cerraba sus puertas, ¿se daría cuenta la comunidad que nos habíamos ido? Esta ha sido una buena manera de establecer una presencia de nuestra iglesia que ahora satisface una necesidad tangible».

«También nos ha llevado a convertirnos en una iglesia multilingüe y multiétnica. Tenemos gente de siete naciones. Nuestros cultos se celebran en dos idiomas. Estamos empezando a ver la diversidad de la comunidad finalmente reflejada en nuestra iglesia».

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  • Por Scott Barkley