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EDITORIAL: “DESÁTENSE”


VANCOUVER, Wash. (BP)–Recientemente estaba yo estudiando los capítulos ocho y nueve del evangelio de Mateo. Mientras leía estos versos pensé cuando, años atrás, mi hijo jugaba soccer.

Felipe tenía seis años y muy pequeño de estatura. Recuerdo que los shorts le quedaban debajo de las rodillas. En este día los pequeñuelos estaban todos amontonados alrededor de la pelota. Cuando alguien lograba sacar la pelota de entre la muchedumbre los niños corrían todos nuevamente a donde estaba la pelota de soccer. Era en momentos como este que yo escuchaba al coach gritar “Desátense.”

Le pregunté a mí hijo, ¿Qué quiere decir desátense? Felipe, con la humildad de un niño de seis años, respondió Papá, cuando oímos la palabra “desátense “ tenemos que separarnos por el campo. El me explicó que de esa manera se podía correr adelante y pasar la pelota del lado derecho del campo al izquierdo al centro.

¡Qué maravilla!, pensé yo. ¿Será eso lo que Cristo le dice a la iglesia hoy? “Desátense” y cubran todo el campo misionero siempre corriendo hacia la meta que está delante de ustedes-Jesucristo. Quiero compartir varias cosas que yo he aprendido de estos dos capítulos.

Primero, Mi Señor siempre estaba buscando oportunidades para ministrar. Cuando el leproso y el centurión vinieron a Jesús pidiéndole que le ayudara Su respuesta fue “¨Yo iré.” Tantas veces el bullicio y las distracciones diarias que el mundo nos presenta nos despojan de oportunidades de ver a un mundo en necesidad y las muchas oportunidades que tenemos de “Id.”

Segundo, Mi Señor siempre demostró un espíritu de siervo. Su vida estaba caracterizada por un amor profundo, humildad, y obediencia a Su padre. “El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).

Tercero, Su ministerio era impactante. Toda persona debe de conocer cuales son las necesidades del pueblo en el cual Dios le ha llamado a ministrar. Jesús demostró Su impacto sanando al enfermo, trayendo calma aquellos en medio de una tormenta, y enviando a todos a la siega. Debemos de conocer la cultura de aquellos a quien Dios nos llamo a ministrar. ¿Cuáles son sus necesidades?

Cuarto, Cristo desata las cadenas del pecado. La única esperanza de cada persona en el mundo se encuentra solo en la persona de Cristo. La Biblia dice que “Dios le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor (Fil 2:9-11).

Quinto, El tomo tiempo para descansar. He observado que muchos confunden el estar ocupados con el ser eficaz. Muchos que están en el ministerio creen, y algunas veces se lo demandan las iglesias a la cual sirven, que estén disponibles 24 horas siete días a la semana. Debes de tomar un tiempo para descansar y pasar un tiempo a solas con el Señor.

Sexto, El quiere que yo sea parte de la Siega. Estudia el área donde tú vives. ¿Cuantos están perdidos en sus pecados? Muchos, tal vez, representan diferentes países, culturas e idiomas. En el área donde yo vivo el 95% de la población no conoce a Jesús como Salvador personal. ¡Ese es nuestro reto!

Yo oigo la voz de Cristo diciéndome “Desátense.” Aunque añoro el compañerismo de otros amigos cristianos también reconozco que debo de participar en la Siega. “¡Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están blancos para la siega!” (Juan 4:35).

En esta semana busca las oportunidades de ministrarle a aquellos en tu círculo de influencia. Muestra un espíritu de servidumbre e impacta a los encadenados por el pecado en tu vecindario. Cristo siempre mostró un deseo por “Id” que menos podemos hacer nosotros. ¡Qué Dios te bendiga!
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Gustavo Suárez es el director ejecutivo de la Convención Bautista del Noreste, http://www.nwbaptist.org.

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  • Por Gustavo Suárez