
NASHVILLE, Tenn. (BP)–Recientemente, el ex candidato a la vicepresidencia y ex aspirante a la investidura demócrata para las elecciones presidenciales de 2008 en nuestro país, John Edwards, reconoció haber cometido adulterio y haber sido infiel a su pareja. Según fuentes fidedignas de información, su esposa, Elizabeth, quien padece cáncer de pecho y otros miembros de su familia tuvieron conocimiento de la aventura en el 2006. Las continuas noticias y reportes sobre este triste hecho por parte del ex senador de Carolina del Norte, quien había previamente negado el romance con la cineasta Hunter, tiene mucho que enseñarnos.
Primeramente, la Biblia nos exhorta “así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10.12). Al mirar lo sucedido, escuchar el arrepentimiento público de John Edwards, imaginar el dolor de su esposa y la vergüenza de sus seres queridos, necesitamos reflexionar en cómo reforzar las paredes de protección de nuestro propio matrimonio.
Son muchos los enemigos del matrimonio. El adulterio, las adicciones, la falta de comunicación, la falta de perdón y los problemas no resueltos del pasado son apenas unos pocos. El enemigo de nuestras almas está en contra de matrimonios felices y fuertes. Lucha por crear situaciones conflictivas en medio del hogar porque sabe que matrimonios débiles hacen débil la obra de Dios. El mundo y la carne son también contrarios a lo que Dios tiene en mente para los casados.
Obviamente, no conocemos de lo que llevó al ex senador a esto.
Pero cuando el amor se enfría y estas cosas suceden, necesitamos doblar rodillas y pedir a Dios que permita que nuestro matrimonio se mantenga firme. Alguien ha dicho que el matrimonio es como un viaje, con muchas paradas y con diferentes desafíos. Todo matrimonio necesita de vez en cuando detenerse para hacer una evaluación de cómo va el viaje y asegurarse que si hay un desvío se requiere tomar acciones correctivas para tomar el rumbo correcto. ¿Cómo va su viaje?
Por otro lado, sabemos que estar firme en nuestro compromiso matrimonial requiere trabajo.
Toda relación matrimonial necesita ser cultivada y renovada. No importa si tiene dos semanas o 60 años de matrimonio. Como toda planta es necesario regarla y proveer de lo que necesita. Sabemos que no existe matrimonio perfecto. Puedo dar testimonio personal de ello. Este año, mi esposa y yo celebramos 22 años de casados. Ella es sin duda mi mejor amiga y el amor de mi vida, pero estamos muy lejos de tener una relación perfecta. Por eso, necesitamos trabajar continuamente para mejorarla y necesitamos buscar la ayuda de Dios constantemente.
Cada pareja en su relación matrimonial enfrenta momentos difíciles y duros. De hecho, en algunos casos hay momentos en que parece que lo mejor es “tirar la tolla”. Creo que parte de la clave está en el compromiso mutuo de crecer juntos en intimidad. Esta intimidad implica intimidad espiritual, física y emocional. En otras palabras, el compromiso del uno con el otro en poder crecer en estas áreas de la vida en cada una de las etapas del viaje matrimonial. ¿Cómo está el crecimiento de su intimidad con su conyugue en estos días? ¿Cómo está su viaje?
Cuando escuchamos noticias como la de los Edwards o miramos a otros alrededor que luchan con la infelicidad en su hogar, debiéramos examinar si hay percepciones erróneas acerca del matrimonio en nuestra mente o una desviación de los principios que establece la Biblia. La incompatibilidad de caracteres, los problemas de comunicación, las finanzas, la interferencia de terceros y el enfriamiento en la relación pueden encontrar aliento y esperanza en las Sagradas Escrituras.
Jeremías 29.11 nos recuerda “Porque yo se los planes que tengo para vosotros-declara el Señor-planes de bienestar y no de calamidad para darnos un futuro y una esperanza.”
Estoy seguro que esto incluye nuestros matrimonios.
Hemos sido creados para los propósitos de Dios. A la luz de los muchos divorcios que suceden día a día alguien pudiera apuntar que el matrimonio es difícil, complicado y hasta desgastador. Esto puede ser cierto en algunos casos. Pero una vez que entendemos los propósitos de Dios para nuestras vidas, el matrimonio encuentra un nuevo significado. El gozo que experimentamos al estar unidos bajo la bendición del Altísimo, la plenitud y el placer de intimidad que se experimenta junto a las incontables bendiciones que recibimos al estar casados, ampliamente definen las ventajas del matrimonio.
Dios desea esto.
Por eso, cuando creo al hombre y vio que estaba solo, creó a la mujer y estableció el matrimonio con el sagrado propósito de ayudarse mutuamente, amarse, criar hijos en un ambiente estable y sano y permanecer juntos hasta que la muerte los separe.
Las noticia puede ser triste y hasta dolorosa. Las perspectivas pueden lucir alarmantes y el ejemplo malo. Pero la lección y el mensaje es claro: ¡Cuida tu matrimonio!
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. https://www.LifeWay.com/espanol.