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El XV aniversario del huracán Katrina se ahogó en la pandemia de la COVID-19, huracán Laura

El edificio de First Baptist Church en Gulfport, Miss., fue destruido por el huracán Katrina. Actualmente, la iglesia se ubica a 10 millas de la costa. Foto de archivo, BP.


GULFPORT, Miss. (BP) — El XV aniversario del huracán Katrina encontrará al pastor Jimmy Steward orando donde estaba edificada First Baptist Church de Gulfport antes que ser destruida por Katrina. Pero la oración de Steward marcará la gran apertura del Acuario de Mississippi que ahora ocupa ese terreno.

Desde entonces, First Baptist Church ha sido reconstruida a unas 10 millas de la costa y no tiene planes de conmemorar el huracán Katrina este año. El devastador huracán rugió por la tierra el 29 de agosto del 2005.

“En cuanto al X aniversario, yo estaba a cargo de una celebración por toda la ciudad, orientada a la fe, de todo lo que Dios había hecho en estos 10 años, y honestamente, ya no ha habido interés” este año, dijo Steward. “Así que, yo creo que ya lo superamos.”

Steward vino a FBC Gulfport cinco años antes de Katrina y ha visto a la congregación aguantar muchas tormentas y tragedias.

“La costa ha sufrido muchos golpes, y ha impactado a nuestra iglesia,” dijo. “Pero desde el 2008 hasta este año, creo que hemos añadido 1,000 miembros y hemos bautizado a casi 300 … en la nueva ubicación.”

Usualmente, Nueva Orleans conmemora Katrina cada año pero la pandemia de la COVID-19 marginó cualquier evento este año, dijo el pastor de Nueva Orleans, Fred Luter.

“Con esta pandemia, ha sido difícil si quiera pensar en Katrina,” dijo Luter.

Si no fuera por la COVID-19, la alcaldía de Nueva Orleans probablemente hubiera continuado su evento conmemorativo anual de Katrina, presentado por líderes de la ciudad e invitados especiales.

“Debido al distanciamiento social, no haremos nada este año. Todo será hecho virtualmente desde diferentes iglesias,” dijo Luter. “Pero no será lo mismo que en el pasado, desgraciadamente, porque no podemos reunirnos. Pero no lo hemos olvidado. Esa mujer Katrina cambió nuestras vidas.”

Es irónico, dijo Luter, que en la semana antes del aniversario, la tormenta tropical Marco y el huracán Laura amenazaron la ciudad. Pero Marco se debilitó antes de tocar tierra el 24 de agosto en la boca del Río Mississippi. Y aunque Laura se fortaleció, viró al oeste hacia Cameron y el Lago Charles, La., matando a seis, causando amplios daños a las propiedades y cortando la electricidad, forzando la evacuación de caso 60,000 residentes.

Katrina cambió el paisaje y la población de una gran parte de Nueva Orleans y la costa de Luisiana y Mississippi, incluyendo sus numerosas iglesias. Aunque algunas, como Celebration Church en el área suburbana de Nueva Orleans, fue reconstruida y creció, otras, incluyendo a FBC de Chalmette, La., están alabando a Dios con una fracción de su congregación pasada.

Muchas congregaciones en las áreas bajas de Plaquemines Parish y St. Bernard Parish decidieron no reconstruir, incluyendo a congregaciones en la isla Delacroix, la comunidad pesquera de Yscloskey y en Reggio, según la Asociación Bautista de Nueva Orleans (NOBA). Pero la comunidad de los bautistas del sur ha sobrevivido y es más diversa étnicamente, dijo Jack Hunter, director ejecutivo de NOBA. Dicha asociación cuenta con aproximadamente 150 congregaciones, incluyendo iglesias-misión, antes y después de Katrina.

“De esto, le damos todo el crédito a la superintendencia y abundante gracia de Dios al darnos pastores con fortaleza, visión, pasión y amor mutuo, y darnos compañeros fieles en la Convención Bautista de Luisiana y en la Junta de Misiones Norteamericanas que caminaron junto con nosotros a través de la recuperación,” dijo Hunter. “Nuestros compañeros también han invertido su mejor gente para comenzar nuevas iglesias aquí. Agradecemos a Dios su bondad para Nueva Orleans.”

Según el Servicio Nacional del Clima (NWS), Katrina causó alrededor de 1,840 muertes y $125 billones en daños, aunque los cálculos oficiales varían. La mayoría de las muertes ocurrieron en el área de Nueva Orleans, luego que fallaron los diques y se inundó la mayoría de la ciudad y muchos de los suburbios a su alrededor. La tasa de muertes fue la mayor desde que el huracán Okeechobee mató a unas 2,500 personas en Florida, dijo NWS.

Nueva Orleans es una ciudad diferente después de Katrina. Antes de Katrina, la población de la ciudad casi llegaba a 485,000 y un mes después quedó reducida a unos 230,000, según reportó el Buró del Censo de Población de los EE UU. Para el 2018, la población había crecido a casi 391,000.

En una ciudad culturalmente rica, con festivales y eventos, el mes de agosto ahora está casi muerto, dijo Luter.

“(Katrina) ha cambiado la vida de nuestra ciudad e incluso la vida de la iglesia,” dijo. “En los años después de Katrina, mucha gente ha planificado cosas en la ciudad — bodas y cosas así, eventos de aniversarios, reuniones — pero ahora nadie, nadie planifica nada para el mes de agosto. Desde Katrina, no hemos tenido una sola pareja que quiera hacer una boda en agosto.”

Franklin Avenue Baptist Church, donde Luter ha sido el pastor por casi 35 años, renovó y regresó a su campus dañado por Katrina tres años después de la tormenta. Pero en el 2018, la iglesia se mudó a un nuevo edificio en el este de Nueva Orleans y puso a la venta el campus de Ninth Ward. Antes de Katrina, la asistencia al servicio de alabanza era de casi 6,000 y antes de la pandemia de la COVID-19 era de 3,200, según el Perfil Anual de la Iglesia (PAI).

El legado de Franklin Avenue de haber sobrevivido Katrina incluye el nacimiento de dos nuevas congregaciones bautistas del sur que Luter abrió cuando Katrina desplazó a mucho de los miembros de Franklin Avenue. La iglesia Franklin Avenue en Houston, pastoreada por Shannon Lachlin Verrett y United Believers Baptist Church en Baton Rouge, La., pastoreada por Manuel Pigee III, ahora son iglesias autónomas. En el 2015, Franklin Avenue Baptist Church Baton Rouge cambió su nombre a United Believers Baptist Church una vez que logró la autonomía. Las iglesias, principalmente formadas por miembros desplazados de Franklin Avenue en Nueva Orleans, también ha atraído a nuevos miembros locales.

La multiplicación ha caracterizado a Celebration Church localizada en Metaire, La. La iglesia permaneció bajo el agua durante tres semanas, cerca del 65 por ciento de su membresía fue desplazada, y el seguro cubrió solamente $11.5 millones de los $16.5 que costaría reconstruirla, dijo Dennis Watson, el pastor principal de la iglesia. Tardaron cinco años en reconstruirla.

Mientras tanto, Celebration Church renovó un edificio de una iglesia en Nueva Orleans, el cual había sido comprado antes de la tormenta y ahí celebraron sus servicios de alabanza. Con la ayuda de compañeros de ministerio y voluntarios, la iglesia comenzó varios ministerios de ayuda humanitaria, estableciendo un centro de ayuda para pacientes con cáncer, alimentación para personas hambrientas, desmanteló 2,000 casas y dio otros servicios, según Watson. Durante dos años, dijo Watson, la iglesia sirvió a más de 120,000 familias y fue la anfitriona de más de 22,000 voluntarios.

Antes de regresar a su campus principal en el 2010, Celebration Church abrió campus en LaPlace y en St. Bernard, La. Hoy en día, la iglesia tiene 10 campus en el área metropolitana de Nueva Orleans. Su asistencia a los servicios de alabanza antes de Katrina era de unos 1,700 y aumentó a más de 7,000 para el 2019, según el PAI.

“Seguimos alcanzando gente y se nos sigue acabando el espacio,” dijo Watson. “El Señor nos bendijo y nos permitió alcanzar a muchas, muchas personas, lo cual nos permitió comenzar nuevos campus. … Estábamos discipulando a la gente que alcanzábamos y capacitándolos como líderes y entrenando a la gente para ser pastores también.”

Ahora la iglesia es más diversa étnicamente. Watson describió a la membresía como 50 por ciento blanca, 40 por ciento negra y 10 por ciento hispana.

“Katrina nos devastó de muchas diversas maneras. No sólo devastó nuestros edificios y las casas de nuestros miembros,” dijo Watson, “… si no también nos devastó la pérdida de tanta gente maravillosa que se fue a otras iglesias por todo el país.

“Pero lo que realmente aprendimos de Katrina fue el valor de hacer ministerio de compasión genuina en nuestra comunidad. Y los ministerios que hemos podido hacer en la comunidad realmente nos dieron una gran reputación en la comunidad, más que cualquier campaña de mercadeo que hubiéramos podido hacer.”

Una de las congregaciones que Watson animó fue a First Baptist Church de Chalmette, una congregación que él había pastoreado antes en su carrera, según el pastor actual John Jeffries.

Cuando FBC Chalmette reanudó los servicios de alabanza en una escuela preparatoria local, ocho meses después de Katrina, con 20 personas y “cero miembros,” dijo Jeffries, Watson nos ayudó con la música. FBC Chalmette perdió su campus debido a Katrina y más del 90 por ciento de sus 300 asistentes nunca regresó después de la tormenta, dijo Jeffries. Muchos bautistas, él cree, simplemente ya no regresaron a Chalmette.

La iglesia se reconstruyó con la generosidad de otros, incluyendo a más de 4,000 voluntarios bautistas del sur y de otras denominaciones, dijo. Los voluntarios también reconstruyeron su casa, que había sido destruida.

“El Señor levantó un ejército que nos ayudara a reconstruir,” dijo Jeffries, “… pero no estamos donde estábamos anteriormente. Estamos trabajando duro en la reconstrucción de la congregación. Es una comunidad diferente y una congregación diferente.”

Antes de la pandemia de la COVID-19, la asistencia promedio era de 90, según el PAI. Los residentes de Chalmette viven con salarios bajos, dijo, y casi a diario alguien viene a la iglesia con una enorme necesidad. Jeffries dijo que la iglesia está pasando tiempos difíciles, pero está comprometida a perseverar.

“Una de nuestras metas después de Katrina era convertirnos en una iglesia abierta los siete días de la semana,” dijo. “Y somos una iglesia abierta los siete días a la semana. Tenemos algo en la iglesia cada día, algo de ministerio.

“Yo diría que cualquier día pudieras entrar a nuestro edificio y encontrar a quizás unas 40 o 50 personas que no son miembros de la iglesia a quienes estamos ministrando.”

La iglesia opera una escuela prescolar y tiene ministerios de alimentación y lentes y ha restructurado la iglesia para incluir unas 15 personas que sirven como líderes laicos.

“Lo he programado para que cuando llegue el día que el Señor me lleve,” dijo, “ellos pueden funcionar como una iglesia.”