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En el Amazonas aún hay comunidades que no han escuchado el Evangelio


NOTA DEL EDITOR: Los dos artículos siguientes que versan sobre las comunidades en el Amazonas que aún no han escuchado el Evangelio se enfocan en el Día de Oración y Ayuno por la Evangelización Mundial que los bautistas del sur celebrarán el 11 de mayo (Domingo de Pentecostés).

RICHMOND, Va. (BP)–Los cansados viajeros se paran a la orilla de un río en algún lugar de la cuenca del Amazonas en Sudamérica.

Después de intentar por tres horas maniobrar contracorriente en una lancha en dirección de una comunidad lejana, un grupo de misioneros de la Junta de Misiones Internacionales acepta decepcionado que el viaje ha terminado por ese día. Aguas poco profundas, rocas a la vista, ramas de árboles y una fuerte corriente que casi voltea la lancha no permitirán que el grupo avance más.

El Amazonas obtiene una victoria.

Miles de millas de densa jungla crean una intimidante “pared” para aquellos que esperan llevar el Evangelio a esa área. Para algunas de las comunidades en las áreas alejadas, su única esperanza de oír sobre Jesús es a través de los fieles cristianos que oran por que el mensaje del Evangelio los alcance.

“Muchas personas no se dan cuenta de lo enorme que son la cuenca del Amazonas y la jungla,” comenta Terry*, un misionero de la JMI quien dirige obras entre los pueblos indígenas en porciones de Sudamérica.

“Cubren un área gigantesca del tamaño de los Estados Unidos,” añadió el nativo de Texas. “Tienes áreas masivas donde no hay caminos ni pistas de aterrizaje. La única manera de llegar ahí es quizás por helicóptero o en bote.”

Más de 400 pueblos — unas 26 millones de personas — viven en la cuenca del Amazonas. De éste número, 270 pueblos cuentan con sólo un 2 por ciento de evangélicos, y no hay misioneros de la JMI que vivan entre ellos. Cerca del 85 por ciento de los grupos sobreviven en el aislamiento total, en lo más profundo de la jungla.

“Sabemos que existen,” dijo Terry, señalando que algunos de los grupos sólo han sido localizados vía satélite.

“Sabemos muy poco sobre ellos — excepto que viven en situaciones primitivas. [Con razón] Sospechan de los fuereños.”

Hay dos factores que favorecen que estas comunidades no hayan sido alcanzadas con el Evangelio. El gobierno prohíbe que los misioneros tengan acceso a ellos. Y, la mayoría de los grupos viven en áreas consideradas demasiado peligrosas para los forasteros. Los peligros incluyen a los miembros de las guerrillas, tribus hostiles, condiciones de vuelo desfavorables, caminos inexistentes o desmoronándose y aguas impredecibles.

Con el paso de los años, muchos misioneros han perdido sus vidas intentando llevar el Evangelio a estos grupos lejanos. Uno de los casos más conocidos ocurrió en 1956 –como lo cuenta la película de 2006 “The End of the Spear”- cuando un grupo de indios huaorani en el este de Ecuador mataron a Jim Elliot, Ed McCully, Roger Youderian, Pete Fleming y al piloto misionero, Nate Saint.

Pero no todo estaba perdido con los huaoranis.

“Cuando [esos cinco misioneros] murieron, en realidad levantó una multitud de guerreros de oración que comenzaron a orar por los huaoranis,” dijo Russ Bare, otro misionero de la JMI oriundo de Texas, quien dirige obras entre los pueblos indígenas de Ecuador.

“Hoy podemos ver a muchos creyentes huaoranis. Hay poder cuando el pueblo de Dios ora.”

PENETRANDO LAS ESQUINAS DE LA CUENCA

Más de 50 años después, todavía se necesita la oración si es que el Evangelio ha de penetrar las lejanas esquinas de la cuenca del Amazonas.

Los misioneros continúan explorando diversas maneras para alcanzar a los pueblos del Amazonas. Una opción es entrenar a los creyentes locales para que vayan a las áreas remotas; otra involucra compartir el Evangelio con aquellos que van desde sus remotos pueblos a la ciudad o a las áreas aledañas al río.

Algunos de los creyentes indígenas sufren persecución por compartir su fe entre su pueblo. Pablo*, quien dirige un iglesia entre su misma aldea, la de los kogi, trabaja con un misionero en la traducción de porciones de la Biblia a su lenguaje. Los obreros cristianos calculan que sólo hay 100 creyentes entre los 11,000 kogis, quienes viven en las áreas aisladas de Colombia.

“Los kogis tienen una vida triste,” dijo Pablo. “Sólo está llena de miedo. Nunca tienen paz.” Los kogis pasan la vida intentando apaciguar a los espíritus ofreciéndoles pagos por todo lo que hacen- ya sea cortar árboles o levantando la cosecha. Pablo dice que algunos de ellos se preguntan, “Si no pagamos, ¿qué va a pasar? ¿Morirá mi hijo si no hago el pago correcto?”

Para los pocos creyentes también la vida ha sido difícil. Algunos kogis han amenazado de muerte a Pablo y a los demás creyentes. Aún así, estos cristianos continúan compartiendo el Evangelio entre su pueblo.

“[Los kogis] ven una gran diferencia en nuestras vidas,” dijo Pablo. “[Ellos] han vivido en el miedo, [repetidamente] pagando a los espíritus y no ven ningún resultado. Y cuando les contamos que Jesús ya ha pagado todo por nosotros, les gusta mucho.”

Sin embargo, no todos están contentos con que personas como los kogis estén entregando sus vidas a Cristo.

A muchas organizaciones antropológicas y de gobierno no les agrada el cambio entre los pueblos indígenas. Hay letreros de advertencia u oficiales de gobierno que protegen el territorio en algunas áreas.

“Ellos no quieren que escuchen el Evangelio,” dijo Terry. “El gobierno muchas veces ve a los pueblos indígenas como piezas de museo –algo que pueden exhibir. Activamente se oponen a que los indígenas sean educados… que tengan opciones.”

La única manera para que muchos de ellos sean alcanzados es a través de la oración, afirmó Terry.

Por 150 años los bautistas del sur han trabajado en Sudamérica, y… yo les pediría que oraran para que Dios abra los corazones [de este pueblo] para que a través de Jesús entiendan quién es el Dios único y verdadero.”
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* Por razones de seguridad se han modificado u omitido los nombres y apellidos. Shawn Hendricks es un escritor de la Junta de Misiones Internacionales de la Convención Bautista del Sur. En conjunto con el Día de Oración y Ayuno por la Evangelización Mundial del 11 de mayo, se puede pedir un nuevo DVD a la Junta de Misiones Internacionales en el cual hay recursos para las iglesias, grupos pequeños e individuos, incluyendo una caminata de oración por la cuenca del Amazonas y un perfil en video sobre el pueblo shuar. Para pedir este DVD y otros recursos gratuitos vaya a imb.org/dayofprayer o llame al 1-800-9993113. Para saber más sobre cómo alcanzar a los pueblos del Amazonas — y a otros pueblos en Sudamérica — visite samregion.org.

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  • Por Shawn Hendricks