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Iglesia de West Virginia se asienta entre católicos


WHEELING, West Virginia (BP) — Hace 20 años, Tom Rentfrow dejó una iglesia en Heron, Virginia — la iglesia de más rápido crecimiento en su asociación — para comenzar una iglesia en West Virginia.

Él había oído a Dios hablarle durante un sermón sobre misiones nacionales y estuvo dispuesto a servir dondequiera que Dios lo llamara. Rentfrow se sorprendió pero estaba seguro de que era Dios el que lo guiaba, así que obedeció. Él y su esposa Helen y otros dos creyentes iniciaron Abundant Life Baptist Church (Iglesia Bautista Vida Abundante) en una comunidad del área de Wheeling en Elm Grove.

Los Rentfrow habían sido advertidos por la familia, amigos y otros pastores que la mayoría de los residentes de Elm Grove eran católicos y no serían sensibles a una iglesia bautista.

“Nos dijeron que era una causa perdida,” dijo Helen Rentfrow.

Verdaderamente, la pareja pronto se dio cuenta lo difícil que era la situación. Además de que la comunidad era abrumadoramente católica, otros cristianos profesantes ya estaban involucrados en sus respectivas iglesias.

Los Rentfrow recibieron portazos en las narices. Pero perseveraron construyendo puentes hacia católicos activos y nominales — y amistades duraderas.

El puente más efectivo ha sido el involucramiento de Tom Rentfrow en el movimiento pro-vida. Poco después de llegar a Wheeling, Rentfrow, ahora presidente de la división local de West Virginia por la Vida, se unió al obispo católico en oposición al aborto.

“Él era genuinamente un hombre de Dios que amaba la vida y a la gente. Estuve en su oficina orando con él; yo escuché su corazón,” dijo Rentfrow.

A instancias de una monja, Rentfrow guió Abundant Life Baptist Church a convertirse en una iglesia proyecto Gabriel que apoya a las mujeres en situaciones de crisis de embarazo y a aquellas que escogen la vida.

Dios bendijo Abundant Life. Se trasladaron a la cercana Triadelphia y ahora tienen una membresía de más de 200 y una próspera escuela. La iglesia apoya a cuatro misioneros y da más del 10 por ciento de sus ingresos a través del Programa Cooperativo.

Dios luego comenzó a guiar a los Rentfrow y a Abundant Life a plantar una nueva iglesia en una antigua parroquia católica en Wheeling en el corazón de una envejecida comunidad polaca.

En 2002, los Rentfrow hacían una caminata de oración en South Wheeling cuando descubrieron la antigua iglesia católica St. Ladislaus en la esquina de la 45ª y Eoff, fundada en 1902. Dieron un paso de fe e hicieron una oferta de $35.000 y se quedaron sorprendidos cuando la diócesis la aceptó.

Ellos no tenían fondos para los pagos de la hipoteca pero confiaron en Dios. Los supervisores del programa local Head Start le preguntaron a Helen si ella tenía alguna idea de dónde podrían alquilar una instalación. Ella sugirió la parroquia St. Ladislaus, la cual satisfacía las necesidades de Head Start, y el alquiler proveyó el financiamiento para la hipoteca de la nueva planta, South Wheeling Chapel (Capilla South Wheeling).

“Fue un milagro,” dijo Helen.

Dios mostró su mano repetidamente en el nuevo alcance. El dueño de la propiedad al otro lado de la calle, anteriormente el lugar de un convento, donó el terreno a la iglesia. Él estaba tan impresionado en relación a los Rentfrow que continuó ayudando a la iglesia a obtener gas natural justo allí por un ingreso adicional.

Pero mientras Dios estaba abriendo puertas, la comunidad no se estaba derrumbando para correr hacia ellos.

St. Ladislaus, cariñosamente conocida como “St. Lad’s,” era la iglesia polaca más vieja en West Virginia, donde los inmigrante y sus descendientes asistían a la misa polaca y donde generaciones fueron bautizados, se casaron y se les dieron los santos óleos.

Afuera, apenas a unos metros del edificio, hay un monumento conmemorativo a los polaco-americanos de la guerra mundial. Construido en 1949 por los feligreses de St. Lad’s como Nuestra Señora de Grace Grotto, se volvió un monumento conmemorativo para quienes sirvieron en las guerras mundiales. Durante muchos años, los feligreses se reunían en “el grotto” para tener oficios religiosos y misas al aire libre, las que continúan hoy en día.

“St. Lad’s no tenía la puerta cerrada con llave, así que cualquiera podía entrar a la casa de Dios cuando lo necesitara,” dijo Scott Romanoski, residente de Annapolis. “Cuatro generaciones de mi familia adoraron allí; mis abuelos además de dos pares de bisabuelos se casaron en esa iglesia.”

El abuelo de Romanoski, Frank Romanoski Sr., compró y dedicó uno de los vitrales en memoria de su esposa Helen.

La gente del lugar estaba en shock cuando St. Lad’s cerró, y culparon a los bautistas. Los Rentfrow tuvieron que enfocarse de nuevo en las relaciones. Los miembros de Abundant Life ayudaron a los residentes a recuperarse de una inundación en South Wheeling, y tuvieron una Escuela Bíblica de Vacaciones y una fiesta de barrio en la nueva planta.

Los servicios vespertinos del domingo atraen ahora hasta 40 personas. Y un compañerismo, como los de años atrás en St. Lad’s, es parte importante del servicio vespertino.

“Les encanta tener cenas, así que cada domingo en la noche una dama tiene algo planeado; siempre están cocinando algo allá. Y la gente no se quiere ir. Ahora están más o menos contentos con nosotros ahí,” dijo Helen Rentfrow.

Los Rentfrow reconocen que hay mucho trabajo por hacer en Wheeling, y es trabajo duro. Pero creen que Dios tiene un plan para la vieja St. Lad’s y oran para que él envíe a alguien a ministrarlos.

“Sentimos como que esa iglesia fue plantada para servir esa comunidad y queremos continuar por si ese es el caso,” dijo Tom Rentfrow.

La comunidad está en transición. Una mujer le dijo a Rentfrow cuando él llegó a Wheeling, “¿Por qué ellos no esperaron 10 años, y luego cerraron este lugar? Para entonces todos estaríamos muertos.”

A medida que las viejas generaciones mueran, las puertas se abrirán a nuevas posibilidades en el vecindario, dijo Rentfrow. Él no está seguro qué quiere hacer Dios con la Capilla South Wheeling, sea que envíe a alguien o que la iglesia crezca o quizá usarla como un centro pro-vida. Sea lo que sea, los Rentfrow intentan quedarse.

“Siempre he sido la clase de persona, supongo que porque mi padre estuvo en el ejército, y yo estuve en el ejército ocho años, que hago la última cosa que se me dijo que hiciera,” dijo Rentfrow, “hasta que se me diga que haga algo diferente.”
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Sharon Mager escribe para la Convención Bautista de Maryland/Delaware.

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  • Por Sharon Mager