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PERÚ: En los barrios urbanos pobres de Lima, abre sus puertas ‘Esperanza Urbana’


LIMA, Perú (BP)–Entre los gases de combustión y el ajetreo de los barrios urbanos pobres de Lima, Perú, una anciana se sienta jorobada en los escalones de una tienda, sus manos mendigan una ayuda. Gina Roberts, una misionera con el International Missions Board, pone una moneda en manos de la anciana.

Gina y su esposo Quentin son los primeros misioneros bautistas del sur que se enfocan en drogadictos, prostitutas y los pobres que viven en los barrios urbanos de Lima.

Con la ayuda de un grupo de voluntarios incluyendo estudiantes de Kentucky State University en Frankfort, los Roberts hacen una caminata de oración por las calles de la ciudad y distribuyen cientos de invitaciones al nuevo centro misionero que abrió sus puertas en agosto. Con el nombre de “Esperanza Urbana”, el centro se localiza entre prostíbulos y discotecas. Quentin y Gina dan estudios bíblicos y enseñan inglés como segundo idioma en dicho centro.

“Creo que para mí, la principal característica del barrio urbano de esta ciudad es la falta de luces, y [la luz que les falta] es la luz de Cristo,” dijo Gina. “Pero también [Lima es] una ciudad donde su población vive en la desesperanza.”

La desesperanza y la desesperación son términos comunes que el equipo de voluntarios de Kentucky utiliza para describir a Lima.

“Hay toda clase de lugares oscuros,” dijo L’Tonya Johnson, una estudiante de 25 años. “Todo es lúgubre—la gente está aletargada.”

Rodeados por la oscuridad física provocada por los edificios manchados por la contaminación y que marcan la bulliciosa metrópoli, Quentin y Gina enfrentan el reto de empujar la oscuridad espiritual.

“Esto sólo puede hacerse con oración y voluntarios, nacionales e internacionales, que se comprometan a pedirle a Dios con fervor que retire esta oscuridad de Lima,” afirmó Gina.

“Los perdidos están buscando,” dijo Quentin. “[Pero] están encontrando respuestas en los lugares equivocados.”

Los Roberts esperan que muchos grupos de voluntarios sigan el ejemplo de los voluntarios venidos de KSU y así ayudarles con el ministerio en Lima.

“Necesitamos gente que tenga una pasión por las personas, que sean valientes para compartir el Evangelio de Jesucristo,” declaró Gina. “Necesitamos gente que no se deje intimidar por las multitudes… [y quienes] vengan y demuestren el amor de Cristo a la gente de los barrios urbanos.”

Los universitarios ayudaron a satisfacer esa necesidad. No sólo hicieron caminatas de oración y participaron en evangelismo en las calles, sino que actuaron una serie de dramas y cantaron en tres parque locales. Los dramas se enfocaron en el mensaje de la abstinencia sexual así como en los peligros del sexo prematrimonial, el abuso de las drogas y la prostitución.

“Me anima saber que hay hermanos y hermanas en la misma fe quienes pueden venir y dedicar sus talentos y dones al ministerio de Jesucristo y unen sus corazones y manos con nosotros para caminar las calles de Lima,” expresó Quentin. “Me impresionó [que los voluntarios] tuvieran tal sentido de entusiasmo y celo.”

Muchas de las mujeres y jovencitas que trabajan como prostitutas tienen un promedio de tres a cinco clientes por día. Por un día de trabajo, apenas ganan 12 soles, equivalentes a $3.70 dólares.

“No hay intervención política, social, legal o médica para estas mujeres,” dijo Gina. “No sólo tienen un alto riesgo de contraer SIDA y otras enfermedades venéreas, sino que la prostitución está abarcando varias generaciones.”

Gina explicó que una madre de 40 años continuará siendo prostituta toda su vida para así alimentar a su familia. La verdadera tragedia es que su hija seguirá sus pasos—no conoce otro tipo de vida.

La meta de Gina y Quentin es proveer para estas mujeres alternativas fuera del sexo, las drogas y las discotecas.

“Necesitamos responder el llamado de Dios para que otros encuentre el camino,” dijo Gina. “Jesús es el camino, la verdad y la vida. Tenemos una obligación como siervos de Cristo, como misioneros y como creyentes de ir y compartir el evangelio—de compartir la verdad con otros.”

Todd Quire, un estudiante de KSU de 25 años, espera que los dramas hayan plantado las semillas del evangelio y que cambien las vidas de la gente. Las semillas espirituales serán cosechadas, dijo, porque fueron plantadas en el Espíritu Santo.

“Somos mensajeros de Cristo,” dio Quire. “Él puede transformar tu vida.”

“Algunos plantas, otros riegan y otros ven el crecimiento,” añadió Johnson. “Hay una necesidad abrumadora de alimento y trabajo,” dijo, “pero la necesidad más grande es Dios. Él satisfará todas sus necesidades.”

Los Roberts quieren que su ministerio dé esperanza a la gente que venga al centro misionero de alcance—por eso lo llamaron Esperanza Urbana. “En verdad será un lugar para desarrollar una relación creciente con Jesucristo,” afirmó Gina.

Pero también quieren que sea un lugar donde las prostitutas puedan encontrar un refugio y comenzar una nueva vida—física y espiritualmente.

“Quiero decirles a estas damas que están hechas en la imagen de Dios,” dice Gina. “Simplemente eso las hace muy especiales y hermosas.”

Como resultado de los dramas del equipo venido de Kentucky, dos creyentes locales – un psicólogo y un abogado- quieren trabajar con los Roberts para organizar un programa diseñado específicamente para hombres y mujeres en la prostitución.

“Es sorprendente lo que Dios hizo cuando el equipo de KSU vino, así como lo que Dios continuará haciendo,” afirmó Quentin.

“Todo viene con oración y a través de la oración,” añadió Gina.
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  • Por Marie Travis