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Temporada política y liderazgo pastoral


AUGUSTA, Ga.. (BP) — “Pastor, ¿cuál es su posición respecto a…? Pastor, ¿qué debemos como iglesia creer o hacer respecto a…? Pastor, ¿qué piensa usted de los comentarios de este candidato sobre…?”

Estas son preguntas comunes que cada líder pastoral enfrenta, sin embargo estas preguntas adquieren un fervor fresco y una vitalidad renovada durante la temporada de elecciones.

Respaldar, hablar, dirigir, nutrir y guiar el “rebaño de Dios que está a su cargo” (1 Pedro 5:2) al tiempo que aborda la confusa y conflictiva cultura a su alrededor (Romanos 12:2) requiere gran discernimiento, ferviente oración y profunda convicción.

Estoy ahora entrando a mi cuarta década de ministerio y puedo honestamente decir que nunca he visto o experimentado días de mayor agitación social o de más ardiente debate político. Nuestra nación está dividida. Nuestros sistemas de la ley y el orden están deshechos. Nuestro entendimiento de la verdad se ha desvaído. Nuestros líderes están en conmoción y nuestro pueblo está motivado por actitudes de ansiedad, enojo y anarquía.

Aunque no estamos indefensos ni desesperados, ningún pastor puede quedarse en silencio e ignorar las tendencias volátiles o los vientos amenazadores de cambio y desasosiego en nuestra cultura hoy en día.

Creo que Ia Biblia enseña la mayordomía de la ciudadanía (Romanos 13). Aunque las aplicaciones cambian en cada sistema de gobierno, el nuestro es uno de percepción responsable y participación. No podemos ignorar o desconectarnos, pero la pregunta continúa, “¿Qué va a hacer un pastor y, finalmente, la gente?”

Sabiendo que las congregaciones a las que nos dirigimos son un “paquete mixto” de personas de diferentes trasfondos, opiniones, perspectivas, partidos políticos y experiencias personales, tenemos que hablar del asunto con convicción y compasión. Y tenemos que abordar el desagradable potaje de partidos políticos y sus conflictivas plataformas.

Nuestro papel y responsabilidad en todo esto es claro: “Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar… Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio.” (2 Timoteo 4:2, 5).

Aplicación: Cumplir con nuestro llamado requiere que abordemos la confusión.

No importa cuán fuerte tratemos de elaborar nuestras respuestas, no podemos evitar ofender o hacer a todos felices. No obstante, si usted es como yo, ¡he aprendido que puedo contrariar a todos!

Así que si sirve de algo, acá hay algunos principios orientadores que yo trato de poner en práctica:

1. Sea bíblico, no solamente controversial. Las opiniones abundan en la blogoesfera, “las cabezas parlantes llenan las ondas radiofónicas, y todo el mundo tiene la habilidad de publicar sus puntos de vista en 140 caracteres o menos. No se permita ser definido por añadir a la controversia. Ayude a la gente a pensar y viva bíblicamente.

Para mí, esto significa no solo basarse en la Biblia como si fuera mi “plataforma.” Sí, conozco la letra de la “B-I-B-L-I-A,” pero quiero enseñarle a la gente a estar bajo la Biblia. El asunto crítico para cada auténtico seguidor de Cristo es estar bajo la autoridad bíblica mientras el asunto para cada incrédulo es ver su necesidad de un Salvador e invocar el nombre del Señor.

Cada creyente verdadero — republicano, demócrata, independiente, libertario — debe estar bajo la autoridad de la Escritura. Si predicamos y enseñamos la absoluta autoridad de Dios y de su Palabra, esté seguro que tendremos “igualdad de oportunidad de ofensores.” Quiero que el lado afilado de mi conversación no sea la retórica política, o la opinión, sino la verdad bíblica.

2. Sea instructivo, no solo emotivo. Predicar no es descargar. Como pastor, usted no quiere simplemente usar su plataforma para descargar sus puntos de vista y frustraciones en la gente solamente porque está enojado con su cultura.

Predicar es declarar la verdad de Dios proveyendo instrucción (enseñanza) de la Palabra de Dios. Creo que el desarrollo de un ministerio de enseñanza creíble y de convicción es vital. Déjenme subrayar de nuevo: La meta de cada comunidad centrada en el evangelio es enseñar y equipar a las personas a pensar y a vivir bíblicamente.

Hemos de enseñar la doctrina de las Escrituras y lidiar con los asuntos actuales y constantes como la santidad de la vida, el diseño y la intención creativa de la sexualidad humana, y el establecimiento de una autoridad gubernamental además de una multitud de otros asuntos incluyendo la depravación humana y la soberanía divina.

3. Sea pastoral, no simplemente político. Recuerde, usted les está hablando a personas; no les está hablando a asuntos. Usted es “su pastor” y quiere que ellos sepan y estén seguros de que usted cuida de ellos. Ellos pueden quedar en medio si tienen familiares en ambos lados de los asuntos. Ámelos. Ayúdelos. Equípelos.

4. Sea convincente, no solamente informativo. La gente realmente no necesita que usted recicle los asuntos sociales, las estadísticas y las noticias de política. Ellos necesitan las Buenas Nuevas. Usted tiene el poder del evangelio y la obra prometida del Espíritu Santo para convencer de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Intercambie la corrección política de cualquier forma con la transformación espiritual encontrada a través del encuentro con el Cristo viviente.

5. Finalmente, sea esperanzador, no cínico. Es muy fácil en este mundo volverse cínico, volverse crítico. Las personas no necesitan un argumento fuerte; necesitan una esperanza mejor.

Como yo lo veo, mi trabajo, y el suyo, es predicar el evangelio en cada temporada y llamar a la gente a la única verdad y esperanza viva encontrada en conocer, confiar y seguir a Jesucristo (1 Pedro 1:3-9).

    About the Author

  • Por David H. McKinley

    David H. McKinley es pastor y maestro de la Iglesia Bautista Warren en Augusta, Ga., y fue uno de los miembros de la mesa redonda “Pastores y la Iglesia en la Política Estadounidense de Hoy” durante la reunión anual de la Convención Bautista del Sur de este año en St. Louis. McKinley es autor de dos libros “The Life You Were Born to Give”(La vida que usted nació para dar) “The Search for Satisfaction” (La búsqueda de la satisfacción).

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