COLUMBUS, Ohio (BP) — Antes de su “momento de inspiración”, una de las comidas favoritas del pastor Reginald Hayes era el sándwich de pescado de McDonald. Podía comprarse uno, comérselo en el carro y sentirse tentado a comprarse otro al llegar al siguiente McDonald a la vuelta de la esquina.
Todo eso cambió cuando un error médico durante la simple extirpación de un pólipo en el tracto intestinal superior lo llevó al hospital. La incisión no cauterizó bien, e internamente se desangró profusamente. Dos transfusiones, una dieta líquida y siete días después, pesaba 6 kilos menos y no echaba de menos su comida habitual.
Dios no solamente lo liberó de comer en exceso y de una dieta pobre, sino que le dio un testimonio para animar a otros a ser obedientes, discernir y humillarse ante el Señor, dijo Hayes, pastor de United Faith International Baptist Church en Columbus, y presidente de la Convención Estatal de Bautistas de Ohio.
“Fue ahí donde llegó mi momento inspirador”, dijo Hayes al recordar su alta del hospital el 14 de enero. “En el pasado, al estar sin comer, no tomaba mucho tiempo antes de que el estómago me dejara saber que tenía hambre y me alertaba: ‘Necesitas hacer algo al respecto’. Y naturalmente, yo hacía algo al respecto”.
Pero desde la medianoche del 8 de enero hasta el 14, los médicos solo lo alimentaron con líquidos. No hubo comida rápida, ni pizzas, ni pasteles, ni helados ni ninguna comida cargada de azúcar de las que habían llenado 114 kilos de su estructura de 1,70 metros.
“Me dije: ‘Bien Señor, ¿es este realmente el mensaje que estás tratando de decirme, que no necesito toda esta comida y que lo puedo hacer sin ella y no me va a hacer daño, y que realmente es mejor para mí?’” dijo Hayes. “Y todo esto surgió porque no estaba antojado, no estaba anhelando, no estaba ansioso”.
Hayes ha limpiado su plato. Come una dieta saludable, se pesa diariamente y hoy (12 de julio) ha registrado 92 kilos, dijo, con un rango diario de 90 a 93 kilos.
Hayes alaba a Dios por el cambio en su vida y ve mayores aplicaciones en la experiencia.
“Simplemente creo que es una de esas cosas donde, se puede comparar con un cristiano que ha estado en el mundo, y de repente tiene ese momento inspirador y he aquí todas las cosas se vuelven nuevas. Han cambiado y nunca volverán a estar como antes,” dijo Hayes. “Y así es para mí. Simplemente alabo al Señor por ello. Me ha dado la posibilidad de hacer muchas grandes cosas que creo que debería estar haciendo. Soy el presidente estatal aquí en Ohio y no tengo que resoplar”.
Años más joven cuando estaba en la secundaria, Hayes era el más grande en su familia de 14 hermanos y hermanas. Incluyendo a su padre, dijo, él sobrepasaba a todos por 9 kilos. El peso continuó ascendiendo conforme crecía.
El cambio de Hayes no fue una fanfarria. No hizo ningún anuncio importante. Simplemente buscó en Google una dieta saludable para alguien en su condición de salud – considerado prediabético con presión alta – y encontró una receta que incluye espinacas, atún, pavo, sin azúcar añadida ni miel, y ensaladas saludables sin ninguno de los aditamentos.
“En realidad era yo escuchando, creo yo, a Dios”, dijo. “Inclusive unos pocos días antes había estado leyendo en mi devocionario. Y en ese devocionario estaba Santiago 4:17. Y dice: ‘…y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado’. Y eso se me quedó en la mente”.
Ya no tiene la presión alta y sus niveles de azúcar son normales, dijo.
“Solo creo que la estancia en ese hospital fue una pieza más grande de lo que finalmente fue para los médicos,” dijo. “Y creo que Dios solamente estaba llamando mi atención, aunque tuviera que hacerlo de esa manera. Porque yo siempre decía que tenía que hacerlo mejor”.
Hayes disfrutó del senderismo en Costa Rica en unas vacaciones familiares con su esposa Mary, cuatro hijos, cuatro nietos y un yerno.
¿El estribillo de sus nietos? “Abuelito pudo seguir el ritmo de todos”.