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Una mala experiencia, Quietud


NASHVILLE, Tenn. (BP) — Hace unos pocos meses tuvimos una mala experiencia en la iglesia donde mi esposa y yo somos miembros. Una familia que se había unido a la iglesia por carta de transferencia argumentaba en nuestros estudios sobre la salvación. Ellos escucharon una y otra vez, de parte de nuestros maestros de la Escuela Dominical, de los líderes y del pastor mismo, que la salvación es eterna, que proviene de Dios y que por lo tanto no se pierde. Ellos insistían una y otra vez que sí se perdía, pero nunca pudieron probarlo con la Palabra de Dios. Hace tres meses nos dijeron que si no cambiábamos nuestra doctrina, se irían de la iglesia; lo cual hicieron. A estos hermanos los amamos con todo el corazón y por un año les mostramos el amor de Dios, y les servimos como a nuestra propia familia. Sin embargo no podíamos cambiar nuestra doctrina pues es una doctrina fundamental y firme.

Estamos orando por esta familia para que puedan entender que Dios no cambia el plan de salvación expresado en su Palabra solo porque ellos o cualquiera persona crea cosas como las que ellos creen. Hay muchas doctrinas engañosas que deambulan por el mundo contradiciendo a la Palabra de Dios, como la deidad de Cristo, la doctrina del Espíritu Santo, la venida del Señor, el bautismo, la doctrina del hombre, el don de lenguas, el infierno, y ultimamente con lo que ahora se conoce como “la doctrina de la prosperidad” etc. El apóstol Pablo aconsejando a Timoteo le escribe en 1 Timoteo 4.16 “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” y en Efesios 4.14 se nos recomienda a no ser como niños fluctuantes llevados por cualquier viento de doctrina. Hermanos, desde niño he estado oyendo la sana doctrina y esto me ha ayudado y me ha mantenido firme en mis convicciones espirituales.
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Este escrito fue publicado originalmente por la revista Quietud® en el número correspondiente al otoño de 2012.

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  • Por Daniel Cáceres