VENEZUELA (BP) — Beatriz hizo una pausa mientras dificultosamente subía al séptimo piso sin derramar nada del balde de agua que cargaba. Se frotó los adoloridos brazos, luego agarró el balde y continuó hacia arriba por la escalera de incendio hasta el apartamento de su hermana — paso a paso.
Si su esposo Leo, un pastor venezolano, pudiera encontrar los repuestos para reparar su carro enfermo, si pudiera conseguir gasolina, si no encontrara muchas barricadas, se reuniría con Beatriz allí en la capital, y traería dos contenedores grandes con agua desde la casa de su mamá en el campo.
A pesar de la rasgadura en el manguito del rotador, Leo necesitaría llevar los contenedores en hombros y cargarlos los siete pisos. Así no es como Beatriz y Leo se había imaginado la vida a unos pocos años de pensionarse.
Este es el sexto día sin electricidad en algunas regiones — el cuarto día para 21 de los 24 estados en Venezuela — días sin agua, con la comida descompuesta, sin mucho transporte público, con el trabajo suspendido, sin hospitales que funcionen, con las clases de las escuelas suspendidas.
Es la segunda ronda sin electricidad de la nación, menos de un mes después de que la primera ronda durara casi siete días en la mayoría de las regiones.
La vida ahora mismo para la vasta mayoría de venezolanos es estrictamente de sobrevivencia. “La gente camina por los alrededores como zombis,” reporta Paula (solamente los nombres de pila son usados en esta historia) desde su ciudad en el este de Venezuela, “sin saber qué hacer, e inclusive sin saber el por qué están caminando por ahí.”
Los creyentes al igual que los no creyentes, la mayor parte del día se la pasan “dilucidando” dónde y cómo obtener agua para cocinar, limpiar el inodoro, tomar un baño ruso; dónde y cómo obtener comida cada día ya que no hay forma de preservar comida en una tierra tropical; cómo pagar por la comida cuando no hay efectivo a nivel nacional y, ahora sin electricidad, las tarjetas de crédito no funcionan; cómo preparar una comida cuando la estufa eléctrica no funciona. Inclusive si se tiene una estufa de gas y una ración de agua, los cerillos son difíciles de encontrar y “bombonas” o tanques de gas, no están siendo repartidos.
Venezuela está en la oscuridad de todas las maneras posibles. Los creyentes a menudo se sienten desvalidos, aunque ellos ven — y viven — la necesidad, y tienen un gran deseo de ayudar, están enormemente impedidos por los cortes eléctricos, su propia situación crítica y la falta de recursos.
‘Necesitamos seguir adelante’
Felipe comparte con congoja que “se nos rompe el corazón al ver a la gente yéndose a la eternidad sin Cristo.” Incluso en su propia lucha diaria, los bautistas de Venezuela buscan y encuentran formas de compartir la luz de Jesucristo cuando ministran a aquellos a su alrededor.
“Estamos en el tiempo más crítico de Venezuela, y es la mejor oportunidad de compartir a Cristo,” declara Francisco, pastor en el centro de Venezuela. Leo, pastor durante más de un cuarto de siglo, y que ahora instruye a pastores jóvenes, estuvo de acuerdo: “No es fácil vivir en esta situación que se nos ha venido encima. No obstante, hemos aprendido a estar contentos cualquiera que sea nuestra situación. Eso no implica resignación. No. necesitamos avanzar confiando y esperando en Dios, pero haciendo lo que cada uno, trabajando desde las trincheras, debe hacer para generar cambio.”
Eso es lo que los venezolanos bautistas buscan hacer a cada nivel, con el trabajo siguiendo adelante en 23 de los 24 estados de la nación. A nivel de asociación y región, los programas están funcionando desde el año pasado para ayudar a las familias de los pastores con artículos de la canasta básica una vez al mes mediante el Proyecto RaVenz, al tiempo que también proveen comida a los centros de alimentación de la iglesia a los más vulnerables en la comunidad como los niños, las embarazadas y las madres que lactan, y los ancianos.
Entre las diferentes maneras creativas que las iglesias bautistas venezolanas y los individuos sirven durante la crisis están dos proyectos agrícolas autosostenidos, uno en el área central de Venezuela y otra en el este de Venezuela también con una pesquería; clínicas oftalmológicas y dentales para los niños; clínicas médicas para la comunidad cristiana además de para la comunidad en general; clases y tutorías para los padres marginados; provisión de agua a la comunidad proveniente de los tanques de la propiedad de la iglesia; y visitas al hospital que incluyen oración y comida para los enfermos.
La Junta de Misiones Internacionales (IMB) está activamente trabajando junto a los bautistas venezolanos para ayudar a mitigar el sufrimiento. Varios de los ministerios actuales están parcial o totalmente financiados por el Fondo de Ofrendas Especiales para Venezuela de la IMB y/o Respuesta Global Bautista (BGR). El Proyecto RaVenz (Cuervos), nombrado en honor a los cuervos que alimentaron al profeta Elías durante una crisis en su vida, se une a la convención venezolana y a las asociaciones bautistas para proveer comida en los eventos principales de la vida bautista como los campamentos de pastores y la convención anual, UFM y las reuniones de jóvenes. El Proyecto RaVenz también ayuda mensualmente a los centros de alimentación de la iglesia que proveyeron 300,000 comidas al mes a finales de 2018.
Los líderes bautistas venezolanos están particularmente agradecidos por dos eventos clave de entrenamiento, uno de la BGR, el otro de la IMB. En septiembre de 2017, los participantes del ministerio bautista de alivio pasaron una semana a lo largo de la frontera Venezuela-Colombia, entrenando en desarrollo comunitario a 51 líderes bautistas venezolanos y a varios líderes bautistas colombianos.
Ese entrenamiento, mediante la creatividad y el trabajo duro de los creyentes venezolanos, se ha multiplicado a lo largo y ancho de Venezuela en formas tales como clínicas deportivas, diversas industrias caseras y nuevos programas de alimentación. Un año después, en septiembre de 2018, la IMB facilitó al Instituto de Sanidad del Trauma (THI) entrenamiento en “sanar heridas del corazón,” de nuevo en la frontera, y de nuevo abarcando a los líderes bautistas de Venezuela. El pastor Felipe se refiere a ambos entrenamientos como cruciales para esos tiempos oscuros en Venezuela y reconoce que: “Los entrenamientos de BGR y THI ayudaron tremendamente a prepararnos para lo que está sucediendo en nuestra nación.”
Entretanto, mientras subía las escaleras en el apartamento, Beatriz se encontró con una anciana cuyo esposo está en cama muriendo de cáncer. Cuando Beatriz comenzó a visitarla, la mujer estalló en llanto y se arrojó a los brazos de Beatriz diciéndole que estaba abrumada por la depresión debido a la situación. Beatriz le habló del Señor, y ella y Leo han orado por ella.
“Es realmente difícil ver la falta de esperanza en la gente,” dijo Leo. “Anoche un chorrito de agua llegó a nivel de la calle y los vecinos estuvieron en fila, en la oscuridad, toda la noche, para llenar ollas y sartenes y botellas. Toda la noche. Esta mañana el último de la fila todavía no había alcanzado el grifo del agua.”