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EDITORIAL: Herramientas al alcance de todos


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en Español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

FORT MYERS, Fla. (BP) — Como parte de mis experiencias de acabar de mudarme a otro estado, están: construir una nueva casa, hacer nuevos amigos, descubrir una nueva ciudad, aprender nuevas rutas de comunicación, explorar nuevos restaurantes y encontrar una iglesia para congregarnos. En cierta medida, todas son tareas estresantes y en cierta forma difíciles.
Decidí comenzar a visitar iglesias de nuestra misma fe, sin darme a conocer y sin pedir información a mis amigos, usando solamente mi instinto. Estamos orando para que Dios nos indique el lugar en el cual Él nos está llamando a servir. En la última iglesia de la cual formé parte, pasé cerca de trece años, lo que hace que esta tarea de encontrar una nueva iglesia sea un poco más complicada y, sobre todo, evitando la tentación de hacer comparaciones.
En mi búsqueda, visitando congregaciones de diferentes tamaños y estilos, en algunos casos he notado rasgos de ciertas ideas extrañas, del tipo de las que de manera sutil pueden penetrar en la iglesia, confundiendo a los escogidos. De manera especial, un caso me hizo recordar, en cierta forma, lo dicho por Judas, el medio hermano de nuestro Señor Jesucristo, en Judas 4.
Desde mi posición de simple observador, he podido meditar libremente y pensar: ¿cómo es que esto puede suceder? La primera respuesta simplista que surge es: los medios de comunicación masiva. Y tal vez haya algo de cierto en eso. ¿Qué tiempo, como promedio, emplean los miembros de nuestras congregaciones en las redes sociales?
Los falsos maestros suelen presentar sus ideas de manera atractiva. Y algunos cristianos honestos pueden confundirse y luego incluso, llegar a introducir el error, sin mala intención, en sus congregaciones. Por regla general, los errores doctrinales y teológicos, al escucharlos no parecen tan malos sino se profundiza en ellos.
Y yo, como un simple espectador me he puesto a pensar. En la mayoría de las iglesias que he visitado en las últimas semanas, los miembros escuchan al pastor por espacio de 30 minutos el domingo en la mañana, y por otros 30 minutos participan del tiempo de adoración que, en ocasiones, pudiera incluir algún canto con ideas no muy ortodoxas. No todos se quedan a participar de los grupos pequeños de estudio bíblico y algunas de las iglesias no tienen grupos pequeños para adultos.
Y la ecuación no puede ser más desfavorable. Mucho tiempo expuestos a las falsas enseñanzas y poco a las buenas, no puede producir buenos resultados. ¿Y que pudiéramos hacer nosotros, los espectadores y los actores? ¡Podríamos usar las mismas armas del enemigo, poniéndolas a nuestro favor!
Déjenme aclarar lo que quiero decir: ¿Qué, si en especial, los pastores en activo y los jubilados, y los laicos de nuestras iglesias, publicaran cada semana uno o dos de sus sermones en los medios sociales? Va a requerir un poco de trabajo y tiempo, pero lo que pudieran publicar tiene un alcance mundial y estará disponible y activo por tiempo ilimitado.
Inicia un blog en WordPress o Blogger. Esos son sitios gratuitos con plantillas gratuitas que puedes usar, y publica allí, no importa si es lo mismo que publicaste en otro sitio en las redes sociales, pues por lo general, la audiencia es diferente. No te preocupes demasiado por la ortografía, y te lo dice un editor con alergia a los errores ortográficos, pero en este caso, el contenido es lo esencial. Además, hoy tenemos la opción de grabar un video con nuestros teléfonos y publicar sin escribir.
Imagínate que bendición sería si cada CRISTIANO (escrito con mayúsculas) publicara su testimonio de conversión, incluyendo cómo era su vida antes de recibir a Cristo y de qué manera Él cambió su vida. Cuántas personas se pudieran beneficiar de escuchar el mensaje sin alteración de la Palabra de Dios que en ese preciso momento sus almas están anhelando.
No es muy difícil de hacer y además solo hay que cambiar la temática, y en lugar de debatir de política o de cosas que no sabemos, por no mencionar los chismes y las fotos de cuanta cosa hacemos, sin contar las fotos de gaticos con mensajes, comparte tu testimonio cristiano. No lo que otros dicen, sino lo que Cristo está haciendo en tu vida. No hay mensaje más poderoso que el testimonio de una vida transformada por el evangelio. Te pudieras sorprender de ver cuantas personas en el mundo andan buscando el mensaje que tú tienes, puedes y debes compartir. Es mi oración que te unas a los que han decidido usar los medios sociales que están disponibles para compartir el mensaje de la Palabra de Dios sin alteraciones.
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  • Óscar J. Fernández