Cada vez más, escucho a la gente hablar sobre la lenta muerte de la SBC. Algunos incluso dicen que la elección presidencial del año pasado muestra una separación de tres vías entre los bautistas tradicionales, los bautistas reformados y los llamados bautistas moderados.
Yo estoy orando para que estas personas estén equivocadas. Sin ningún atisbo de orgullo, recuerdo que Dios ha usado a los bautistas del sur para tocar el mundo con el evangelio. ¡Hace dos meses, nos dijeron que los bautistas del sur han donado más de $5 mil millones a la causa de las misiones internacionales! ¡Eso es increíble! A menudo me encuentro con personas de todo el mundo que dicen que llegaron a Cristo a través de los esfuerzos de los misioneros bautistas del sur. De alguna manera, Dios ha tenido el honor de usar un pueblo sencillo y pecador llamado bautista del sur.
Pero Dios no necesita a los bautistas del sur; Él nos ha usado porque siempre hemos priorizado un compromiso con el Evangelio y la Gran Comisión. Como iglesias independientes y autónomas, a menudo hemos dejado de lado nuestras prioridades menores para proclamar juntos el Evangelio aquí en América del Norte y al mundo.
Hoy el carácter cooperativo de la SBC se ve amenazado todos los días por cuestiones reales y exageradas. Siempre debemos “contender por la fe”, pero también debemos tener cuidado de no “dar lugar al diablo” y “morderse y devorarse unos a otros” y así ser “consumidos unos por otros” (Gálatas 5:15). Siempre habrá diferencias en una familia denominacional tan grande como la nuestra. Surgen problemas que deben resolverse. Pueden surgir errores que deben ser corregidos. Pero los blogs sin escrúpulos pueden exagerar y engañar a muchos. Llama la atención la ferocidad de sus embestidas que aumentan su poder. Algunas de estas voces no buscan corregir y reconciliar, sino satanizar y destruir.
A lo largo de los años, he visto a los bautistas del sur cometer errores. En cada ocasión, cuando llegaron los hechos y las cosas se resolvieron, los bautistas del sur reconocieron su error y volvieron al camino correcto. A menudo es un proceso lento debido a las complicaciones de nuestra política, pero a fin de cuentas existe el compromiso de hacer el bien.
Sin embargo, en esta época de blogs y redes sociales, los ataques falsos o exagerados pueden ser destructivos. Tal insinuación puede socavar la confianza necesaria para que exista una asociación voluntaria de iglesias. Hasta podría, en última instancia, socavar una denominación.
Si perdiéramos la Convención Bautista del Sur, la obra de Dios continuaría; la gente continuaría siendo salva, y Jesús aún regresaría. Pero algo significativo se perdería:
- 4.500 misioneros tendrían que recaudar su propio apoyo para hacer misiones internacionales, lo que les costaría la mitad de su apoyo financiero y de su tiempo simplemente para recaudar su apoyo económico. El impacto de su misión se reduciría a la mitad.
- No habría seis seminarios teológicamente sólidos entrenando a 16,000 pastores, maestros, misioneros. Estos líderes tendrían que pagar el doble para ir a un seminario en otro lugar y tendrían que cargar con una deuda adicional que podría impedirles servir en áreas misioneras.
- 4.000 plantadores de iglesias estarían ingeniándoselas para encontrar recursos, orientación y apoyo para la plantación de iglesias, y probablemente se plantarían muchas menos iglesias.
- 50,000 iglesias estarían intentando, por sí mismas, asegurar materiales de estudio bíblico teológicamente sólidos para todas las edades.
- 125,000 pastores, misioneros y líderes no tendrían la orientación financiera para maximizar sus finanzas y prepararse para sus años de jubilación a través de GuideStone Financial Resources.
- Estados Unidos tendría que encontrar voluntarios adicionales para reemplazar el tercer cuerpo más grande de voluntarios de socorro en casos de desastre en el país.
- 50,000 iglesias estarían desconectadas de la comunión y el apoyo, sin asistencia para enfrentar los desafíos del ministerio, y sin coordinación y cooperación para ayudarlas a participar en la Gran Comisión.
- Las iglesias perderían la rica diversidad étnica y cultural de estar en comunión con creyentes de todas las tribus y naciones del mundo.
- Perderíamos la oportunidad de transmitir a la próxima generación de creyentes nuestras relaciones, nuestro conocimiento y nuestras herramientas para alcanzar a las naciones. Perderíamos el poder y la eficiencia del sistema de financiamiento de misiones del Programa Cooperativo.
- ¡El mundo tendría una denominación misionera menos llevando el Evangelio al mundo!
Hermanos y hermanas, nuestros predecesores nos transmitieron un corazón por Dios, un compromiso con las Escrituras y una pasión por compartir a Jesús con el mundo. Es mi oración que no abandonemos la causa.
