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Por Evelyn Adamson

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Hacer vestidos genera ingresos y momentos para compartir su fe

SOUTHEAST ASIA (BP) -- La incertidumbre sacudió a Vanna Keo* después de que su esposo Kith* aceptó a Cristo. Ella no había conocido a ningún cristiano antes, y ahora su esposo era uno de ellos. Para apoyar a su esposo, Vanna estuvo de acuerdo en conocer a Don y Dayla Patrick*, obreros de IMB en el sudeste asiático durante más de 15 años. Los Patrick fueron unos de los que compartieron el evangelio con su esposo y lo guiaron a Cristo. Vanna también quería ver por sí misma cómo eran realmente los cristianos. Riendo de su perspectiva en ese momento, Vanna dice que conoció a los Patrick "y vi quiénes eran. Ellos no nos hicieron nada raro o loco. Después de eso, no tuve ninguna mala sensación hacia ellos." Después de dos años de la conversión de su esposo, Vanna aceptó a Cristo. Luego la familia se topó con tiempos difíciles cuando su comunidad musulmana se volvió en contra de ellos. Incapacitados para cubrir sus gastos, Kith buscó trabajo ayudando a varias organizaciones cristianas con diversos proyectos. Pero esos trabajos no producían mucho ingreso. La amistad entre Vanna y Dayla Patrick continuó creciendo. Vanna hablaba sobre maneras en las que ella podía aportar dinero. "Consideré lo que podía hacer ya que soy madre," dice, "y opté por coser." La habilidad de Vanna, generó una idea en la mente de Dayla. "Después de que Vanna cosió para mí," Dayla comenzó a ver a Dios obrando; "pensé: 'Quizá esto es algo que los pueda ayudar a ellos.'"

En Malasia, mujeres filipinas hacen una caminata de oración por el Evangelio

MALASIA (BP) -- Mientras recorren varias ciudades de Malasia, cinco líderes de la Unión Femenil Misionera hacen oraciones pidiéndole a Dios que traiga un avivamiento. Por los últimos diez años estas mujeres han estado incrementando su pasión por las misiones. Pero este viaje inicia sus esfuerzos por compartir el Evangelio entre las naciones. Augusta Knox*, una obrera del IMB quien ha ministrado en las Filipinas por más de 40 años, ha sido clave en el viaje que condujo a esta caminata de oración. Knox cree en la importancia de la visión de las mujeres y dijo que "Dios trajo el cristianismo a las Filipinas hace 500 años. Ahora es nuestro turno de llevar el Evangelio a las naciones." Sus acompañantes de la Unión Femenil Misionera de las Filipinas (PWMU por sus siglas en inglés) son María Cruz*, Carla Montes*, Mirasol Galit*, Riza Pecore* y Reina Salazar*. Montes es una dentista quien dice que ayunó por dos semanas mientras discernía el propósito de Dios en este viaje. Como resultado de su ayuno, Montes mantuvo su confianza en el llamado de Dios a las mujeres filipinas para que se mantuvieran firmes y oraran con confianza para que Cristo sea proclamado en el mundo, específicamente en Malasia. Los malayos son mayoritariamente no alcanzados; de hecho, ni siquiera se ha traducido la Biblia a su idioma materno, Bahasa Melayu. Destino Malasia En un centro comercial en Malasia, las mujeres usan el tradicional hijab o velo islámico en las escaleras eléctricas, caminan de tienda en tienda y se ríen y conversan con sus amigas. Las mujeres del PMWU se detuvieron en el último piso del centro comercial para orar por las multitudes de personas de diferentes religiones que pasaban por ahí. La habilidad para ver y conectarse con algunas de las 26 millones de personas que viven en Malasia era un factor importante al escoger un lugar para visitar físicamente y caminar entre los malayos.